martes, 13 de mayo de 2008

Harry Potter y la cámara secreta

Segunda novela de la heptalogía de Rowling y, por lo tanto, segundo año en Hogwarts de los jóvenes magos, que tendrán otro gran desafío que afrontar.


Clock para continuar.


En antecedentes…

Tras haber frustrado la vuelta de Lord Voldemort en el curso pasado, Harry volvió a pasar el verano en casa de sus odiosos tíos. El fin de las vacaciones es toda una alegría para él, excepto por un pequeño personaje, un house-elf, o elfo doméstico, que le advierte de que no vuelva a Hogwarts, ya que su vida corre grave peligro. Y no se queda sólo en eso, sino que hará todo lo posible para que Harry no llegue al inicio de curso.
Claro que eso no es todo, ya que, una vez en el colegio, Harry tendrá que hacer frente a otro gran misterio, ¿qué es la cámara de los secretos y qué terrible monstruo se esconde en sus profundidades? ¿Y quién es el único que puede abrirla?

Si algo funciona bien, para qué cambiarlo…

Eso debió de pensar la autora en esta segunda parte, de estructura similar –sino igual- a la primera novela. Casi misma extensión, mismo estilo y mismo orden de acontecimientos: final del verano, llegada a Hogwarts, inicio del curso y del misterio que mantendrá al trío protagonista en vilo, el Quidditch –una ración exagerada-. Si bien vuelve a repetir el truco de personaje que no es lo que parece, también visto en La piedra filosofal, el final me resultó bueno: el hecho de volver a recurrir a Lord Voldemort hubiese quedado un poco mal –pierde ese aire de misterio-, sin embargo, la solución de escoger un libro maldito –eso sí, escrito por el propio mago oscuro- como catalizador de la acción me agradó bastante. Un giro muy original.

Algunas novedades

Se presentan nuevos personajes y adquieren protagonismo otros que darán mucho que hablar, entre ellos la menor de los Wesley, Ginny –que además le pone ojitos a Harry-.

También aprovecha la autora para penetrar un poco más en el pasado de otros más conocidos, como Hagrid y su expulsión de Hogwarts.

Pero sobre todo se nota una mayor presencia de Harry y sus pensamientos y sentimientos, así como de su relación con Lord Voldemort, de la que se dan varias pistas y se plantean más preguntas. De ese modo, Harry empieza a dudar de sí mismo, e incluso sus propios compañeros empiezan a dudar de él y a tenerle miedo –esto es una constante que se irá repitiendo en los próximos volúmenes de la serie-.

Tom y Harry

Harry descubre que tiene algunos poderes extraños, como hablar con las serpientes, fruto de su encuentro con Lord Voldemort cuando era un recién nacido. También se nos presentará a Tom Ryddle, un antiguo alumno muy brillante que acabó convirtiéndose en el señor oscuro, por lo que también se crean algunos paralelismos con la propia vida de Harry: ambos son huérfanos y nacidos de mago y muggle, por ejemplo.

La película

Lo dicho anteriormente se aplica perfectamente a esta nueva adaptación, quizás la más fiel de todas, junto con la primera. El estilo es el mismo, ya que Chris Columbus repitió como director. Siguiendo con la política impuesta por la creadora de Harry de contratar actores británicos, la incorporación más sonada de la segunda parte fue la de Kenneth Branagh, eso sí, en un papel sin continuidad, dado el final de su personaje –majara perdido-. También fue la última aparición de Richard Harris, que murió al poco tiempo de acabar la película.
Por lo demás, es incluso difícil diferenciar de memoria qué imágenes pertenecen a la primera y cuáles a la segunda, tal es la similitud de ambas, además de que se rodaron casi consecutivamente, por lo que el crecimiento de los críos no se nota tanto –algo que empieza a ser un problema en las últimas adaptaciones-.
En resumen, una buena adaptación que repitió los mismos esquemas de su predecesora y a la que le salió bien la apuesta.


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