
Después de las últimas desastrosas adaptaciones de cómics a la gran pantalla, tanto los aficionados a las buenas películas de acción y de efectos como los seguidores de las aventuras en el papel más clásico estaban expectantes ante esta nueva oleada que se nos viene encima este verano, con 3 grandes superproducciones (Iron Man y Hulk por parte de la Marvel y la secuela de Batman por parte de DC).
La primera en saltar a la palestra ha sido la adaptación de El invencible Iron Man. Para averiguar qué tal les ha salido ésta, clickar en el título.
Cuando la crítica y el público coinciden (éste último en forma de jugosa recaudación millonaria) es que la cosa funciona.
Favreau, con cameo incluido, nos regala una película entretenidísima, con un guión bastante sólido en lo que a películas de este estilo se refiere –acción, efectos especiales- y con las dosis de humor y de romance perfectamente diseminadas a lo largo del metraje, de dos horas de duración, lo que favorece que en ningún momento se te haga la película larga, más bien todo lo contrario, de lo más entretenida y en algunos momentos hasta emocionante.
Y sin duda otro acierto importantísimo ha sido la elección de los actores. Normalmente se ha creado tendencia a la hora de asociar al malo de turno a un rostro conocido con resultados dispares. Aquí, sin embargo, Jeff Bridges, que no necesita demostrar lo buen actor que es (¿quién no recuerda a el nota?) realiza una interpretación correctísima sin apenas aspavimentos, llenando la pantalla cada vez que aparece. Terrence Howard está correcto en su papel secundario y se le vaticina mucho más protagonismo en futuras secuelas –guiño incluido a los aficionados al cómic cuando se queda sólo en el garaje de su amigo Stark-. Gwyneth Paltrow está encantadora, guapa y su relación con su jefe está muy bien conseguida, aparte de que no es el tópico que todo el mundo espera.
Y finalmente, Robert Downey está magnífico. No sólo se le echa en falta cuando no aparece en primer plano, sino que borda un papel por el que será recordado al haber hecho un personaje suyo, por lo que a partir de ahora Tony Stark siempre será Robert Downey.

Mención aparte merecen toda la clase de guiños cómplices y referencias al mundo del cómic al que originariamente pertenece el personaje, con un colofón importantísimo tras los créditos finales donde aparece un video de corta duración donde el personaje de Tony Stark conoce a alguien muy especial… ¡interpretado por Samuel L. Jackson! No sabéis cuánta gente se piró del cine antes de ver esto… espera… si sólo me quedé yo…
Efectos muy logrados, acción a raudales, humor, mujeres guapas, personajes carismáticos… no se le puede pedir más a una película palomitera, que viene a realzar un poco este tipo de adaptaciones tras los fiascos de Los 4 fantásticos, El motorista fantasma y, especialmente, Spiderman 3.
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