
Un nuevo ejemplo de si algo no está roto, ¿para qué lo vas a arreglar? Verónica vuelve con más misterios, aventuras, romances… y más sarcástica que nunca.
Continuamos a un click de distancia
Un caso resuelto…
En el último capítulo de la temporada anterior el asesino de Lilly fue descubierto: no era otro que el padre de Logan, que mantuvo una relación con Verónica y con la propia Lilly. A raíz de esto, Verónica ha decidido sentar cabeza con su antiguo novio y buscarse un trabajo temporal más adecuado a su edad, esto es, camarera en una cafetería. Todo eso de resolver crímenes y misterio ha quedado atrás. O al menos eso cree ella.
…y otro nuevo
Verónica se salva por los pelos de morir en un accidente de autobús, que además de llevarse por delante a varios compañeros de clase, también hace caer sobre ella la sombra de la sospecha de que alguien puede haber intentado asesinarla, por lo que se siente indirectamente responsable.
Con ayuda de su padre, Verónica vuelve de nuevo a inmiscuirse en el nuevo misterio, lo que la llevará toda la temporada, aderezado con los casos que le siguen llegando de parte de sus compañeros de instituto y amigos.

Nuevas tramas y capítulos de relleno
Para mantener el interés y diferenciarse algo del primer año de la serie, nuevas tramas son introducidas, como la campaña electoral del padre de Verónica a sheriff o los continuos líos amorosos de la protagonista, que hasta este punto empiezan a ser un poco cargantes.
Aparte de eso, los capítulos de relleno empiezan a notarse más y hacen perder un poco el interés. Esta claro que todas las series tienen que sufrirlos, aunque algunos pueden convertirse en antológicos –Lost tiene algunos- o simplemente retrasar la trama un poco más –de estos la tercera temporada de Lost está llena-.
Final
En su conjunto, esta temporada baja el listón conseguido en su predecesora, algo que se veía venir porque la anterior era muy buena. En algunos capítulos se pierde el interés y la resolución de este “segundo gran misterio” resulta ser mucho menos creíble. Aunque al final hay un esfuerzo por relacionar todos los hechos con situaciones acontecidas y vistas en la primera temporada, nos dejan un sabor agridulce. Quizás todo demasiado forzado.
Aún así, la serie sigue apostando por sus puntos fuertes, aunque empieza a dar síntomas de agotamiento de la fórmula –y es demasiado pronto un segundo año para que empiece a pasar esto-.
Pero aún queda una tercera temporada, ¿logrará levantar el vuelo?
Y aquí una muestra de cómo las gasta Verónica:
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