El primer largo del director –antes había rodado un documental- donde también se había encargado del guión se hizo con el Premio a la Mejor Película en el Festival de Cine Español de Málaga en el año 2008. El hecho de que pasara totalmente desapercibida en taquilla no es sino síntoma de lo mal que está orquestado muchas veces el cine patrio, donde películas originales y muy bien realizadas como ésta quedan en un segundo plano ante otras propuestas que gozan de una mayor publicidad –normalmente por el apoyo de la televisión- pero que son claramente inferiores, algunas veces, malas de cojones.
El mundo se va a acabar. Así de sencillo. En 72 horas un asteroide golpeará la Tierra y acabará con todos sus habitantes. En un perdido pueblo vive Alejandro con su madre. Ante tan devastadora noticia y sin ninguna posibilidad de escape, no se le ocurre nada mejor que hacer que esperar el final tirado en la cama escuchando música y bebiendo cerveza. Pero su madre pronto lo sacará de su estupor: una fuga se ha producido en una prisión cercana. Allí estaba internado Lucio, alguien del que sólo se sabe que era muy peligroso y que acabó allí gracias al hermano de Alejandro. Cuando parten en su busca para avisarle, tan sólo encuentran a sus hijos, que no saben nada de lo que ocurre a su alrededor y que tan solo esperan alegres a que vuelvan sus padres.
Una película muy arriesgada y muy bien resuelta, con Eduard Fernández como rostro más conocido –interpretando a Lucio-, que plantea una situación que se va volviendo más y más desesperada alrededor de su protagonista, Alejandro, que en sus últimas horas deberá tomar la responsabilidad de proteger a los suyos de las amenazas exteriores. Si la historia de ciencia-ficción ya es buena, la factura técnica de la película no se queda atrás. Aunque no hay muchos efectos especiales sorprendentes, aquello que se ve está muy bien hecho y la atmósfera está muy bien conseguida, se nota sobre todo en la fotografía –otro riesgo, sin duda-. Acción, mucha tensión, amenazas sugeridas, pequeñas dosis de terror conforme van pasando los minutos... Una hábil dirección del debutante cordobés.
Una gran película merecedora del Premio que cosechó y que espero no pase más desapercibida –todavía-.
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