
Aprovechando la salida a los quioscos del coleccionable con el que la editorial Anagrama ha reunido varios de sus mejores autores –buen precio para un volumen en tapa dura- acabo de terminar de leer esta novela de Paul Auster realizada en 2005 protagonizada por un cincuentón llamado Nathan Glass que aunque acaba de superar un cáncer de pulmón no las tiene todavía todas consigo. Jubilado, recién divorciado y con una hija con la que no se lleva todo lo bien que debería, no se le ocurre otro lugar al que ir a pasar sus últimos días que al Brooklyn donde nació y se crió. Una vuelta a los orígenes que le traerá consecuencias inesperadas cuando comience a relacionarse con sus nuevos vecinos y en especial cuando se produzca el encuentro con uno de sus sobrinos, al que hacía mucho que no veía y cuya situación le sorprende enormemente: el que iba a convertirse en un reputado doctor en letras trabaja ahora en una librería de segunda mano. Ambos se irán ayudando mutuamente mientras intentan sobrevivir y encontrar un sentido a sus vidas, marcadas por sus lazos familiares y de amistad con la gente que los rodea.
Rompe un poco esta novela con el estilo que le tenía yo asignado al autor, del que había leído tan sólo sus primeras obras. No aprecio aquí ese ejercicio metalinguístico que me llamó tanto la atención, tan sólo un ligero uso en los nombres personales o con los discursos religiosos sobre la Palabra que podemos observar cuando hace aparición una extraña secta. Sí que tienen una parte importante las diversas casualidades que van produciéndose llevando de la mano al protagonista, dando forma a la historia, otorgando un punto de originalidad y de locura en el argumento: jóvenes de vida descarriada; niñas pequeñas que se niegan a hablar; un estafador homosexual que pese a que ha cumplido ya una pena de cárcel no puede resistirse a la emoción del chantaje; diversas historias de amor; familias que habitan en el barrio de Brooklyn; un viaje accidentado en coche. Con todos estos elementos construye Auster una novela algo optimista que, si bien al menos se deja leer, dista mucho de otras propuestas como Leviatán y se encuentra a años luz de la Trilogía de Nueva York. Es por eso que acabo Brooklyn Follies con algo de desencanto, o mejor explicado, con algo de decepción. Aunque tampoco se les puede pedir a todos los autores que mantengan siempre el listón tan alto en todas sus propuestas.
En definitiva. Lo leí hace tiempo, y no es, sin lugar a dudas, su mejor libro.
ResponderEliminarPor cierto, esas publicaciones de Anagrama, hasta cuando están? Sería interesante mirarlo..
Dorian.
Se trata de un coleccionable con una selección de los mejores autores de la editorial. Aunque empezó hace tiempo, seguro que todavía puedes encontrar algún volumen en los quioscos.
ResponderEliminarMiraré a ver si pudiese pillar alguno.
ResponderEliminar¡Gracias!
Y por cierto, me ha gustado tu comentario sobre el libro.
¡Gracias a ti por tus comentarios!
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