Insidious, de James Wan

Un nuevo éxito en el tan denostado género del terror que nos llega de Estados Unidos. James Wan es el director de la original Saw –al menos la primera parte de la ahora gastada franquicia- y los productores venían de reventar taquillas con Paranormal Activity, algo que no es que fuera bueno precisamente, ya que en su momento pensé que se trataba de una tomadura de pelo monumental –de hecho, todavía lo sigo pensando-.

El caso es que Insidious, una vez más, no es ni mucho menos una historia tan terrorífica como nos la quieren vender; sino un producto sacado de la factoría hollywodiense con un mínimo de originalidad en cuanto que en sus inicios repite todos los esquemas tópicos del género de casas encantadas para luego tirar por un camino diferente.

Los Lambert son un joven matrimonio con tres hijos a su cargo que acaban de mudarse a una nueva casa donde pronto comienzan a ocurrir extraños sucesos: ruidos, puertas que se abren, el bebé que no para de llorar, presencias y sombras… hasta que uno de sus hijos sufre un accidente y queda sumido en un extraño coma. Aunque la familia decide mudarse de casa inmediatamente, pronto la presencia de una médium será necesaria si no quieren perder a su hijo para siempre.

En realidad y sin echarle mucha imaginación, podría tratarse de un remake de Poltergeist encubierto, tal es la similitud con el éxito ochentero. Se encargan de los principales papeles Patrick Wilson (Búho Nocturno en Watchmen, El equipo A) y Rose Byrne (que repite estreno en cartelera con X-Men: Primera Generación). También tiene un papel secundario Barbara Hershey tras el éxito de Cisne negro.