lunes, 29 de agosto de 2011

Batgirl: año uno, de Beatty, Dixon & Marcos Martín

El origen de la Batgirl original, la hija del comisario Gordon, es aquí narrado de la mano de la pareja de guionistas que nos trajeron Robin: Año Uno apenas un año antes. De esa forma esta nueva miniserie de nueve números debe mucho a su predecesora, tanto en temática como en su apariencia, ya que el encargado de plasmar las primeras aventuras de Bárbara Gordon es Marcos Martín, un dibujante español nacido en Barcelona que tiene el dudoso honor de haber conseguido trabajar en el mercado norteamericano sin llegar a haber publicado una sola página en España.

Ya en Robin: Año Uno se encargó de echar una mano a su compatriota Javier Pulido, mimetizando su estilo para que se notase lo mínimo. Tras una serie de números sueltos al final le echó mano a un buen proyecto en el que podría demostrar su valía como dibujante de superhéroes. Y es que lo mejor de este cómic es sin duda el arte de Martín.

Scott Beatty y Chuck Dixon plantean la acción de forma parecida a como lo hicieron en su anterior origen y con resultados inferiores: en primer lugar la presencia de Batman y Robin es bastante esporádica, así como de sus enemigos, prácticamente inexistente. Para suplir esta falta el dúo de guionistas se sacan de la manga a Polilla Asesina y a un improvisado pirómano más ridículo que otra cosa. La saga entera también adolece de falta de una trama central más clara –como también le ocurría a su anterior trabajo-. En general es un trabajo inferior al protagonizado por el Chico Maravilla, que sólo se salva por la aportación de Martín.

El catalán, tras su marcha a Marvel donde realizó una miniserie del Dr. Extraño acabó de explotar en la última gran etapa de Spider-Man y su talento ha sido requerido para relanzar un personaje tan importante como Daredevil. Su evolución ha sido espectacular y se ha convertido sin ninguna duda en uno de los dibujantes de estilo clásico más valorados de la editorial.

Pero a principios del 2003 su proyecto más ambicioso hasta la fecha fue este Batgirl, donde ya demostraba ciertas dotes para la narrativa, para el dibujo claro tirando a clásico –casi nunca rompe la página, viñetas cuadradas de diferentes tamaños, sin abusar del formato apaisado- y para realizar planchas espectaculares cuando hacía falta. Sus personajes son bastante esterilizados y en especial sus mujeres. En definitiva, el dibujante perfecto para dotar de un estilo aventurero y desenfadado a la historia que se cuenta, los primeros pasos de Batgirl como superhéroe.

Lástima que el guión no estuviera a la altura, sobre todo por fallar a la hora de mostrar al lector cuáles son las razones que pueden llevar a una chica joven y brillante a enfundarse unas mallas y salir a patrullar por los tejados. Precisamente lo mejor que había en Batman: Año Uno. Tampoco ayuda demasiado que se trate de uno de los personajes más insulsos de la familia del murciélago, aunque creo que es evidente que no existen personajes malos, sino guionistas incompetentes –a Alan Moore y La broma asesina me remito-.

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