lunes, 8 de agosto de 2011

Capitán América: el primer vengador, de Joe Johnston


Desde que la compañía Marvel se constituyó como estudio de cine y se dedicó a producir sus propias películas y más si se tiene en cuenta la compra por el conglomerado Disney, todos y cada uno de sus estrenos sirven a un propósito común muy ambicioso: llevar a la pantalla grande esa sensación de universo compartido que siempre ha sido uno de los sellos de identidad del Universo Marvel en los cómics.

Claro que sin dejar de lado lo más importante para una compañía de este tamaño: vender. Y vender mucho y cuanto más mejor. Y no necesariamente cómics, sino más bien todo lo contrario. Es por eso que tras el excepcional debut que supuso Iron Man –y con cierta sorpresa por parte de todo el mundo, hay que reconocerlo- las demás producciones que la siguieron comparten una gran cantidad de rasgos comunes, lo que las otorga cosas buenas y malas. Tanto El increíble Hulk, Iron Man II o Thor cumplieron de sobra con sus objetivos, sembrando el camino hacia lo que se supone va a ser la gran traca final: el estreno de Los Vengadores que anda preparando Joss Whedon (Firefly, Dollhouse).

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El Capitán América no es ni más ni menos que otra pieza en el gran entramado que se avecina. Como tal se disfruta igual, pero no se puede decir que la satisfacción sea total, ya que arrastra los mismos lastres que sus predecesoras.

En primer lugar se trata de una superproducción orientada a la mayor cantidad de público posible. Es verdad que posee muchos guiños a los aficionados, como viene siendo habitual, pero queda más en el lado de la anécdota. Ninguna persona ajena al mundo de los cómics se sentirá excluida a lo largo de sus dos horas de duración. La película sigue el esquema clásico que viene siendo explotado desde el Spider-Man de Sam Raimi: origen del protagonista, en este caso muy bien ambientado en los años cuarenta cuando Estados Unidos recién había entrado en la II Guerra Mundial; origen del personaje y posterior carrera superheroica, con el enfrentamiento final con la némesis. Nada de alardes de montaje o idas y vueltas en el tiempo siguiendo los pasos de Christopher Nolan: aquí todo es lineal y algo simple, incluso.

El director escogido es precisamente uno que encaja muy bien con lo que Marvel quiere transmitir: una historia de aventuras con moraleja incluida al más puro estilo clásico donde de hecho no es que se noten especialmente los efectos especiales. Joe Johnston viene de la escuela de George Lucas y Steven Spielberg y ha tenido algunos buenos éxitos en el cine palomitero y familiar a lo largo de su carrera –a mí personalmente me encanta una de sus obras que pasaron más desapercibidas: Hidalgo, con Viggo Mortensen-. Aquí cumple sin alardes y quitando algunos momentos en que juega un poco con la pantalla superponiendo imágenes sin que venga mucho a cuento, me ha parecido de lo más correcto. Las escenas de acción no son muchas y no abruman al espectador, que sin embargo no se aburre en ningún momento, excepto quizás cuando se forma el comando para acabar con los villanos de la función y se nos muestran un montón de escenas inconexas seguidas la una de la otra, intentando dar la impresión de continuas misiones suicidas a lo largo y ancho de Europa. Un recurso que no me ha gustado mucho, la verdad.

El casting también obedece a lo que viene siendo habitual en esta gran saga cinematográfica: Chris Evans cumple con un papel físico y con cierto carisma, aunque no mucho, destacando más en su labor cuando todavía es un canijo infográfico llamado Steve Rogers y no el Capitán América. Sus últimas actuaciones venían siendo en una línea algo más cómica, como en Scott Pilgrim contra el mundo o Los perdedores. Le viene dando la réplica como el villano Cráneo Rojo un Hugo Weaving que vuelve a pasarse gran parte del metraje sin enseñar su rostro. No sólo consigue un difícil equilibrio entre el histrionismo y la parquedad, sino que ofrece como siempre su poderosa voz –al menos en la V. O. – como aliciente a la hora de recitar sus diálogos.

En los papeles más secundarios encontramos a Tommy Lee Jones (The Company Men, En el centro de la tormenta) con muchos más minutos de los que le suponía en un principio; Toby Jones –la voz del elfo Dobby en HarryPotter- como Arnim Zola, el necesario compañero del villano; o todos los integrantes del comando liderado por Rogers, donde podemos ver rostros familiares como el de Dominic Cooper (An Education), Neal McDonough (Hermanos de sangre), el incombustible Samuel L. Jackson (Los otros dos) o Sebastian Stan (Cisne negro, Kings) como Bucky.

Me dejo para el final dos personajes esenciales para la historia: el de Stanley Tucci (Desde mi cielo, Algo pasa en Hollywood), que se ha convertido en uno de esos actores que no importa lo que haga: siempre hace mejores las películas en las que participa; y la guapísima Hayley Atwell (Los pilares de la tierra, El prisionero) que consigue que su personaje no sobre como si fuera sólo el interés romántico del héroe; algo nada fácil de hacer visto lo visto en Thor con la oscarizada Natalie Portman. Atwell tiene presencia en la película y se deja notar en varios momentos, no sólo por su espectacular físico.

Como veredicto final, este Primer Vengador es entretenido, todo un blockbuster veraniego de manual que funciona bien y que da lo que prometía en sus previas y tráileres: una gran aventura de regusto clásico más en la línea de lo superheroico de lo que a mí me hubiese gustado a primera vista. Y es que aunque ya me esperaba que no fuéramos a verlo en esa línea, eché mucho de menos alguna escena del Capitán participando en la guerra –al estilo del comienzo de los Ultimates- ya que en toda la película solo se dedica a la organización Hydra, por lo que solo lucha contra soldados enmascarados de forma algo ridícula armados con las más variopintas armas. Un giro hacia lo espectacular y lo fantasioso, dejando de lado la realidad. De aquí podría haber salido una gran película, pero no era la idea inicial y ni mucho menos el director adecuado para ello.

Como apunte personal, también echo de menos créditos iniciales al estilo de Watchmen o Spider-Man 2. Creo que esta película, por estar ambientada donde está, podría haberse aprovechado de ello. De hecho los créditos finales me gustaron mucho, me parecieron muy adecuados para la presentación de la historia. No quisiera olvidarme del homenaje al atuendo original del Capi en la secuencia que tiene lugar tras el cambio de Rogers, cuando éste se convierte en una mera comparsa para recaudar bonos. Una secuencia alargada en exceso sin duda, que solo se salva por la nostalgia hacia el gran Kirby.

En este blog también hay algunas reseñas de historias de El Centinela de la Libertad en su vertiente original: el cómic. En solitario o formando equipo con los Vengadores, justo aquí

2 comentarios:

  1. Es una excelente pelicula con un gran diseño de imagen y un gran mercadeo por redes sociales y viral, muy buena

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  2. Es verdad: las películas Marvel se caracterizan por un buen uso del marketing y del hype de los aficionados.

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