sábado, 27 de agosto de 2011

El misterio de Salem´s Lot, de Stephen King



La segunda novela en la prolífica carrera de King es esta historia de terror con un delicioso regusto a clásico que se publicó en 1975 y que hoy en día sigue siendo uno de sus trabajos más alabados desde su debut un año antes con Carrie.

King es uno de esos escritores con los que es fácil acertar. Ofrece lo que promete, que no es ni más ni menos que puro entretenimiento enmarcado dentro de un género concreto, que puede ser tanto el terror –su faceta más conocida, pero no la única- como la fantasía o el thriller. En algunas de sus historias tiende a alargar demasiado la cosa y a perderse en innumerables páginas, de ahí que a veces prefiera acercarme a su obra en forma de relatos más cortos, como por ejemplo La niebla o Rita Hayworth y la redención de Shawshank. Eso no quiere decir que no posea varias novelas de una gran intensidad que te impiden alejarte de ellas por mucho tiempo hasta que no se ha pasado la última página. Afortunadamente, El misterio de Salem’s Lot es una de ellas.

Sorprende en primer lugar la lectura de esta historia por dos razones: la primera es que King hace un gran esfuerzo por situar al lector en un ambiente concreto y se toma su tiempo en los inicios de la obra. Todo se desarrolla en un pueblo de Maine –una de las muchas constantes del autor- algo apartado, Jerusalem’s Lot. Iremos conociendo un poco del pasado tanto del lugar como de sus principales habitantes para así poder hacernos una idea de la situación que existe cuando comienza la acción, que como es habitual, se inicia con la llegada de un hombre al pueblo. Y por supuesto para que cuando las cosas empiecen a ponerse movidas, nos importen.

Como segunda idea que me ha llamado la atención indicaría el clasicismo de la novela y la cantidad de ideas conocidas –hoy en día puros tópicos del género, sobre todo gracias al cine y la televisión- que van tomando lugar y que sin embargo acaban encajando como piezas de un complicado engranaje. Nuestro principal protagonista, Ben Mears, es un escritor que vuelve al pueblo donde se crió en busca de inspiración y del que salió huyendo a los cuatro años de edad tras una experiencia traumática. Su llegada no solo despertará el recelo en alguno de sus vecinos –sobre todo cuando le eche el ojo a Susan, una de las chicas guapas del lugar- sino que acabará en el punto de mira de todos cuando unos extraños sucesos comiencen a tener lugar poco a poco: animales que aparecen muertos; comportamientos extraños; muertes inesperadas y continuas desapariciones. Cuando Ben y un variopinto grupo de vecinos –un maestro de escuela, un médico de cabecera, un niño y un cura irlandés algo dado a la bebida- decidan enfrentarse al mal que asola Jerusalem’s Lot, quizás sea tarde para todos.

Destacaría esa tensión  que el autor es capaz de provocar en el lector, así como el desarrollo del tema fantástico, que tiene como fuente principal de inspiración el Drácula de Bram Stoker. Porque, efectivamente, el terror que toma forma en esta novela lo hace con la apariencia de los vampiros, clásicos en su comportamiento y en su forma en cuanto a sus malignos poderes y sus fortalezas y debilidades.

Una historia de terror que atrapa en un segundo y que te impide dejar de leer y que sin duda contribuyó a lanzar la carrera de uno de los escritores más leídos, más famosos y que más ingresos tienen en la actualidad. En su momento esta novela se hizo con alguna distinción como el American Library Association Best Books for Young Adults. Además ha sido adaptada varias veces como miniserie para televisión, la última a cargo de la BBC en el año 2004.

El autor

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