Llegamos al ecuador de la colección con este volumen que recopila los números americanos 25 al 30 y con un cierto sabor agridulce. Y es que tras narrarnos los últimos coletazos de la campaña presidencial y de saberse que el nuevo presidente se la tiene jurada a Spider, tocan ahora unos números más relajados donde ambos autores se lo toman con más calma, quizás demasiada.
El primer número es un acercamiento a su protagonista desde un punto de vista exterior –una entrevista- por lo que solo habla Jerusalem de sus cosas y en el segundo ni siquiera hay diálogos, sino cuadros de texto que reflejan su columna periodística. Robertson se limita en el primer capítulo a mostrarnos al reportero en diferentes poses y en el segundo está contado a base de splash-pages –viñetas a toda página- sin mucho sentido. En el tercero parece que la cosa va remontando al contarnos una historia mucho más graciosa en el que el trío de periodistas seguirán a un político con la intención de hundirlo destapando todos sus trapos sucios. Un estilo algo intrusionista, pero tiene su gracia, con un poco de autocrítica por parte del guionista. De las portadas de esta primera parte del tomo se encarga Jim Lee.
Tony Harris ilustra las portadas siguientes, una saga en tres partes con el título original de Lonely City donde recuperamos al mejor Spider: si ya en la primera saga de la colección tuvimos una muestra de cómo la gasta el departamento de policía, aquí volveremos sobre el asunto. Unos tíos matan a palos a un joven por ser diferente –racismo por los genes o algo así- y la policía lo oculta. Cuando Spider y sus dos asquerosas asistentas exponen la verdad, la policía tomará cartas en el asunto de una forma muy violenta, que colocará a los tres compañeros en una situación de vida o muerte. Si a eso le añadimos las presiones de la nueva presidencia, las cosas pintan muy mal para Jerusalem.
Como he dicho antes se recupera el tono de crítica, esta vez ante la corrupción y brutalidad policial –especialmente ante manifestaciones no violentas, lo que son las cosas- por parte de Ellis y Robertson recupera algo de detalle en sus dibujos, además de que les imprime algo de acción, que ya se echaba en falta. Parece que ambos autores les cuesta cada vez más mantener las altas cotas de calidad iniciales de la serie y la cosa empieza a repetirse. Aunque tengo que reconocer que la conclusión del tomo deja con ganas de más.
Como curiosidad, la introducción del tomo americano viene a cargo del actor Patrick Stewart.



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