La vuelta del verano significa para muchos aficionados a la
televisión norteamericana el regreso de una de las series más exitosas de la
cadena privada HBO y al mismo tiempo una de las más difíciles de encasillar,
explicar o simplemente contar de qué va.
La mezcla de sentido del humor negro, personajes
estrafalarios, situaciones inverosímiles y efectos especiales de serie B crean
una de las historias más freaks del
momento. Es uno de esos casos claros y tópicos de la amas o la odias. True
Blood no es la mejor serie del verano –probablemente, si somos sinceros con
nosotros mismos, ni siquiera es buena- pero es una de las más seguidas y sin
duda, es única en el panorama de series actual.
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En la temporada anterior Sookie Stackhouse asumía su origen
mágico –se trata de un hada, aunque todavía no queda claro ni el alcance de sus
poderes ni porqué puede leer las mentes- y marchaba junto con su hada madrina
–así, tal cual- al país de las hadas. El primer capítulo de la cuarta temporada
de True Blood es de lo más delirante
que he visto este año en televisión –junto con la escena del penúltimo capítulo
en la que Erik arranca un corazón humano del pecho de un hombre y empieza a sorber de él como si de un batido se
tratase-. En el País de las Hadas todo el mundo es feliz comiendo unos frutos
luminosos. Allí Sookie encuentra a su abuelo, que desapareció misteriosamente
cuando ella era una niña. Pronto la cosa se torna más oscura de lo que parece
en un principio y tras un escape desesperado vuelve de nuevo a Bon Temps,
descubriendo que ha pasado más de un año de tiempo real desde que se fue.
Este hábil giro de guión nos permite reencontrarnos con los
personajes de siempre en una nueva situación, de modo que pronto irán
reencontrándose de nuevo y enfrentándose a nuevos males y amenazas. Pero si hay
algo que reprochar a la serie y que ya ocurría en la anterior temporada, es la
cantidad de subtramas sin apenas interés para el espectador. Y es que los
personajes secundarios de la serie tienen cierto cariño por parte del público y
eso hace que cada uno de ellos disfrute de parte del metraje, propiciando
muchas veces que sus historias personales no lleguen a nada o se resuelvan de
modo un tanto precipitado. Muchas vueltas sobre algunos temas para luego
dejarlos totalmente de lado.
En lo que a la historia principal se refiere, la llegada de
Sookie vuelve a reactivar ese triángulo amoroso entre ella misma y los dos
vampiros más poderosos del lugar: Eric es el más viejo y por lo tanto el más
fuerte, pero Bill ha sido ascendido por la comunidad vampírica a Rey del
territorio. Por otro lado, una médium con un don especial para interactuar con
los muertos –interpretada por Fiona Shaw, la Tía Petunia de la saga Harry Potter- será capaz de contactar
con el espíritu de una poderosa bruja cuya muerte se debió a los vampiros
–delirante las escenas de la Inquisición española, que eran vampiros, en la
Logroño de la época-. El enfrentamiento entre las brujas y los vampiros será la
trama principal de esta temporada y sus consecuencias de la que irán manando el
resto de historias de los secundarios, aunque relacionarlos entre sí cada vez
es más difícil: Tara vuelve a la ciudad tras convertirse en una luchadora de
inclinaciones lésbicas y se ve arrastrada a dicho aquelarre por su primo
Lafayette y su novio Jesús, que es un brujo hispano. El propio Lafayette es un
médium muy poderoso, pero como no controla su don le traerá más problemas que
otra cosa.
Sam ha rehecho su vida una vez más y pasa el tiempo en
compañía de otros cambia formas como él. Su hermano Tommy sigue a su vera y por
fin veremos el desenlace de esta subtrama familiar que tantos problemas le ha
traído al dueño del Merlotte´s. Sam también
se relacionará con Alcide, el enorme hombre lobo amigo de Sookie que le ofrece
su ayuda de vez en cuando.
Jason sigue siendo el personaje más desaprovechado, aunque
es uno de los que goza de más minutos y de situaciones más absurdas, por lo que
acabas riéndote de lo que le ocurre al pobrecillo. Con su nuevo trabajo como
ayudante del sheriff –que tiene un problema de consumo de drogas- será
secuestrado por la familia de panteras para hacerle uno de ellos y acabará en
medio de la relación de su mejor amigo Hoyt y la vampiro Jessica, discípula de
Bill.
¿Quién queda? Eric perderá la memoria y se enamorará
perdidamente de Sookie en una caracterización algo ridícula del vampiro pero
que tiene algunos momentos muy graciosos, como cuando se carga accidentalmente a la hada madrina de
Sookie. Seguimos teniendo nuevos datos sobre la organización vampira y cómo
Bill en su nuevo papel debe lidiar con ellos y tiene pinta de que en futuras
entregas esto se irá desarrollando un poco más.
Hombres lobo, vampiros, brujas, hadas, hombres pantera,
cambia formas, médiums, magos demoníacos, fantasmas del otro lado; mucho sexo y
mucha acción, humor del grueso, violencia… Con semejantes ingredientes el
resultado final no puede ser perfecto, pero es muy sabroso y hasta adictivo. Y
el falso final de temporada nos deja un último capítulo a modo de epílogo que
promete muchas cosas interesantes para el verano que viene, recuperando a
varios personajes conocidos de anteriores capítulos.
Lo dicho: llega el veranito y a uno le apetece playa, sol,
tintito de verano y su ración semanal de True
Blood, que sin ser ninguna maravilla engancha y entretiene cosa mala. El
año que viene, más de lo mismo.







Es una de las pocas series que he dejado de ver. Tras la primera temporada, la olvidé. No me atrajo demasiado.
ResponderEliminarLe ha pasado a mucha gente, es una serie muy especial para un público determinado.
ResponderEliminarO la amas o la odias, pero no hay términos medios.