Tras finalizar la emisión de su primera temporada, no todos
los comentarios fueron enteramente positivos. Más allá del Piloto rodado por
Scorsese (Shutter Island) –que
también ejerce de productor junto con Marc Wahlberg (The Fighter)- que prácticamente aúno todas las críticas positivas,
no todo el mundo acaba de ponerse de acuerdo sobre la calidad de la serie. Su
ambientación de los años veinte, su producción y la elección del elenco
protagonista están fuera de toda duda –el boardwalk
de la costa de Atlantic City debe de ser un escenario espectacular- por lo que
quedaba las propias tramas en sí, es decir, ¿de qué iba la serie? Pues se trata
de un drama coral de época protagonizado en su mayoría por mafiosos, que aprovechan
la reciente ley prohibicionista para lucrarse aún más. Pero claro, no nos
olvidemos que esto es una serie de la HBO y eso significa mucho más que la
violencia descarnada y el sexo explícito con la que muchas veces se identifica
a la cadena privada: estamos hablando de un estilo de hacer series muy marcado,
personal y por el que apuestan sin dudarlo. Y eso implica una forma de contar
pausada, de desarrollo de tramas y sobre todo de personajes.
Puede parecer lento a veces y quizás su primera temporada
adolecía de la necesaria presentación de personajes y de la falta de una trama
principal más marcada. Pero con Terence Winter como máximo responsable de la
serie, curtido en esa obra maestra que fue Los Soprano –algo que no acaba de beneficiarle, ya que las comparaciones son
odiosas y no son pocas las que podemos encontrar entre ambas producciones-
estaba claro que la cosa iba a ir para arriba y lo único que hacía falta era un
poquito de paciencia.
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Con su segunda temporada la cosa ha cambiado bastante. Sigue
teniendo una ambientación histórica envidiable y un grupo de actores difícil de
mejorar, pero además ha mejorado mucho en estos 12 capítulos con la simple
inclusión de un potente hilo argumental: la caída de Enoch Thompson de las
esferas de poder de su ciudad, una Atlantic City que va a sufrir en sus calles
la lucha por el trono de la mafia local. Steve Buscemi vuelve a hacer méritos
para ganar el Globo de Oro con una interpretación muy sencilla, alejada de
cualquier tipo de aspavientos, pero llena de matices, creando un personaje
carismático y temible a la vez. Su principal problema vendrá por dos vertientes
bien diferentes: la fiscalía se ha fijado en él de una vez por todas y tiene
buenas posibilidades de procesarlo y meterlo definitivamente en la cárcel,
quizá incluso más. En el lado de la ley tenemos al agente del Tesoro Van Alden
(Michael Shannon), una personalidad en verdad complicada que se debate entre un
deseo ferviente de cumplir con la ley y con los mandamientos de Dios y sus
propios y muy humanos apetitos.
La segunda vertiente es el enfrentamiento con Jimmy Darmody
(Michael Pitt), su anterior protegido, criado como si fuera su propio hijo y
ahora acérrimo enemigo en lucha por el control de Atlantic City. Otro personaje
complejísimo, traumatizado por su paso por la Gran Guerra y con un síndrome de
Edipo brutal que enmascara la necesidad de amor que siempre va buscando a su
alrededor. Algo que contrarresta de primera mano con su talento natural para
arrojar cadáveres a su paso. Sin duda uno de los grandes aciertos de esta
temporada es entregar gran parte del protagonismo a Jimmy -y a su inseparable
compañero Harrow, ese amago de Frankenstein tierno y peligroso al tiempo-.
Un tercer pilar de esta gran construcción de ficción es la
actriz Kelly Mcdonald, que humaniza al personaje de Enoch y dota a la serie del
drama necesario para empatizar con ella: la familia, los niños, el pasado, las
tentaciones, la relación con la religión o la traición. Toda una lección de
moralidad de una mujer que sabe muy bien con quién está compartiendo la cama,
cuál es el camino que ha recorrido hasta llegar ahí y lo que está dispuesta a
hacer para conservarlo.
A todo esto hay que añadir una serie de secundarios que
enriquecen el ambiente y cada uno de los cuales goza de su momento de gloria:
Charky White (Michael Kenneth Williams) es un negro que controla a todos los de
su raza que habitan la ciudad en una época en que son meros sirvientes o
friegaplatos y donde el Ku Klux Klan ya hace de las suyas; la mujer de Darmody,
su madre y su hijo pequeño; el nuevo y apuesto joven irlandés que se ha
convertido en la mano derecha de Nucky; todas esas viejas glorias que sueñas
con recuperar el poder perdido.
La segunda temporada de Boardwalk
Empire es puro HBO. Es más de lo mismo, más de ese estilo detallado,
pausado. Lento, dicen algunos. Pero es muy bueno.Y es por eso que su tercera temporada consiguió la renovación casi al momento.
Y vaya final. Espectacular.




Esta es sin lugar a dudas, una de mis series favoritas. Me encanta la forma en que narran la historia y la exactitud con la que recrean los Estados Unidos de años atrás.
ResponderEliminarBoardwalk Empire Es una joya de la televisión que debe apreciarse por su gran calidad.es sin lugar a dudas, una de mis series favoritas. Me encanta la forma en que narran la historia y la exactitud con la que recrean los Estados Unidos de años atrás.
Es de lo mejor que se puede ver ahora en televisión y la ambientación siempre ha sido uno de los puntos fuertes en la HBO.
ResponderEliminarEs muy narratoria, grandes talentos de actuación y además muy buena historia, todo lo antiguo es una joya y esta serie lo es, desde el vestuario hasta la forma de expresarse, gran historia ver cómo nació el SINDICATO, la gran Mafia americana.
ResponderEliminarTiene una ambientación extraordinaria y grandes personajes. Sin dejar de lado que las historias de mafia siempre tienen su aquel.
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