miércoles, 7 de mayo de 2025

Lucky Luke. Edición Coleccionista 70 aniversario: indulto para los Dalton, de Goscinny & Morris


La llegada de Goscinny a la colección supuso la recuperación de los Dalton como enemigos por antonomasia de Lucky Luke. Su debut se produjo en
Los primos Dalton –en su etapa en solitario, Morris había creado y finiquitado a los primeros hermanos Dalton, primos de los que todos conocemos, en el álbum Fuera de la ley- y desde entonces la popularidad de los personajes y las cifras de venta dieron la razón al guionista francés. 

Era habitual que el cuarteto de bandidos acabara apareciendo en la colección cada pocas entregas y la dinámica de sus peripecias permitió en más de una ocasión el hecho de que el verdadero protagonista de las historias quedara relegado a un papel secundario en su propio título. Además Goscinny y Morris eran muy conscientes de que, aunque las bromas que solían acompañar a los Dalton en todas y cada una de sus aventuras gozaban de una gran aceptación entre el público, tampoco era cuestión de dormirse en los laureles y repetir constantemente la misma fórmula. Es por eso que, en esa primera etapa del dúo de artistas en Spirou, los Dalton protagonizaron historias en lugares tan lejanos como Canadá o México. 

Indulto para los Dalton llega en un momento, 1963, en el que venía muy bien una nueva vuelta de tuerca a la dinámica de los personajes. Por primera vez no tienen que fugarse, sino que son puestos a prueba en un nuevo programa de reinserción criminal promovido por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos: si logran permanecer un mes sin volver a delinquir, sus penas serán conmutadas, por lo que quedarán totalmente libres. Claro que no pueden hacerlo sin vigilancia, por lo que los servicios de Lucky Luke son de nuevo necesarios –todo un clásico en la etapa Goscinny-Morris, la del gobierno recurriendo a la ayuda del cowboy solitario-. 

Una característica que solía repetirse en todas las aventuras de Lucky Luke en la que participaron Goscinny y Morris era la curiosa caracterización de los habitantes del típico pueblo al que acababa llegando Luke, bastante crítica y ridícula. La masa social, compuesta por diferentes personalidades como el sheriff, el alcalde, el enterrador, el dueño de la posada y el resto de habitantes del lugar solía ser bastante cobarde y mezquina, con honrosas excepciones. En el álbum que nos ocupa Goscinny lleva esta caracterización un paso más allá, provocando una serie de situaciones delirantes y novedosas en la serie. 

Lo mismo se puede decir de Rantamplán, uno de los recursos cómicos mejor utilizados por Goscinny y que, sin embargo, siempre era el mismo en cada álbum. Pero en este caso hay una vuelta de tuerca de lo más graciosa: el perro más tonto del Oeste no es capaz de recordar el nombre de Lucky Luke, por lo que se tira todo el álbum soltando nombres al tun tun, sacados todos ellos de aventuras pasadas del personaje para, en la última viñeta del tebeo, dar por fin con la solución: ¡Jerry Spring!



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