martes, 3 de junio de 2025

AppleTV se estrenó con una miniserie imprescindible ambientada en la II Guerra Mundial: Los amos del aire

 

Tom Hanks y Steven Spielberg coincidieron por primera vez en el rodaje de Salvar al soldado Ryan, una de las películas más importantes del año 1998. Desde entonces no solo han colaborado en varias películas más, sino que iniciaron una serie de proyectos destinados a la televisión en los que ejercieron de productores, basados todos ellos en la participación del ejército de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial. 

El primero, estrenado en la privada HBO en 2001, se convirtió rápidamente en una de las joyas de la cadena y, por lo tanto, en una de las grandes miniseries de la historia. En Hermanos de sangre se nos narraba el periplo por Europa de la Compañía Easy, de la 101 Aerotransportada, con un reparto coral cuajado de estrellas de la televisión, un diseño de producción sobresaliente y una profundidad de guion a la altura que nos dejó una experiencia televisiva inolvidable que se intentó repetir casi una década después cuando se estrenó The Pacific (2010), situando esta vez la acción en la batalla del Pacífico con el imperio japonés como el principal enemigo. 

Aunque la opinión general fue que The Pacific no llegaba a igualar la calidad de Hermanos de sangre, era evidente que también se trataba de una historia sobresaliente que merecía la pena ser contada. Algo muy parecido a lo que ha ocurrido con Los amos del aire, aunque esta ha tenido que superar una producción algo más accidentada, pandemia de coronavirus mediante. 

Estrenada en enero de 2024, se trata de un proyecto que comenzó, como sus precuelas espirituales, en la HBO, pero que se acabó descartando en favor de la nueva Apple Studios, que decidió inaugurar su catálogo con esta gran superproducción de 250 millones de dólares en forma de miniserie de nueve episodios. 

De nuevo hay una base literaria real sobre la que trabajar, en este caso un libro de Donald L. Miller, historiador con una amplia experiencia como consultor bélico en cine y televisión. Y no es la única similitud con los anteriores proyectos producidos por la dupla Spielberg-Hanks: de nuevo seguimos a lo largo de todos los episodios a un grupo de personajes, todos ellos integrantes del 100 Grupo de Bombarderos norteamericanos estacionados en el este de Inglaterra y con la misión de destruir, a plena luz del día, objetivos estratégicos de las fuerzas del Eje -a diferencia de los ingleses, que bombardeaban de noche, la metodología de los americanos se cobraba un alto precio en material y vidas humanas, ya que los bombarderos B-17 y sus escoltas eran un blanco fácil para las baterías antiaéreas nazis y los cazas enemigos-. 

Con Cary Joji Fukunaga (Sin tiempo para morir) encargado de la dirección de los primeros episodios, asistido por nombres de prestigio televisivo como el de Tim Van Patten, Masters of the Air se asegura un aspecto visual sobresaliente en el que por fuerza hay que destacar todas esas frenéticas escenas de lucha aérea en el que todo ocurre tan deprisa, en una época donde la tecnología no permitía una guerra a distancia y el factor humano era imprescindible para lograr la misión, no digamos ya salir con vida. El diseño de producción está a la altura de los millones gastados -aunque es el plato fuerte de la serie, no todo son escenas aéreas, ya que algunos de los protagonistas que son derribados logran sobrevivir, continuando su historia tras las líneas enemigas- y el desarrollo de los personajes está cuidado, mostrando cómo los soldados sufren psicológicamente la tensión y la presión de un peligro de muerte constante, de una responsabilidad que puede costar miles de vidas a amigos y aliados o de la incertidumbre que les depara el futuro, con sus familias alejadas miles de kilómetros. 

Los tres principales personajes a los que sigue la serie son el navegador Harry Crosby, que actúa también como narrador de cara al espectador; y los pilotos, y grandes amigos, Bucky Egan y Buck Cleven. El primero está interpretado por Anthony Boyle, que venía de protagonizar la estupenda miniserie de David Simon para la HBO La conjura contra América. Callum Turner ejerció de hermano mayor de Newt Scamander en la trilogía de Animales fantásticos y dónde encontrarlos y Austin Butler se consagra como una de las grandes estrellas jóvenes del momento tras aparecer en apenas tres años en tres grandes películas: la versión de Elvis de Baz Luhrmann; la estupenda y evocadora The Bikeriders, de Mike Nichols y en Dune (Parte 2), donde interpretaba a Feyd-Rautha Harkonnen. 

Al igual que sus predecesoras, Los amos del aire logra hacer reales a sus personajes, con los que resulta sencillo identificarse por lo humanos que se muestran. Y no solo en los momentos más movidos, sino, sobre todo, en los de calma, cuando la mente tiene tiempo de asimilar todo lo que está pasando a su alrededor. Por otro lado, resulta interesantísimo cómo se muestran una serie de procesos técnicos y mecánicos difíciles de entender, sobre todo si no se dispone de la tecnología actual. ¿Cómo hacían para orientarse, sobre todo en medio de una batalla, los grandes bombarderos? ¿En qué consiste el proceso de los artilleros encargados de liberar la poderosa y destructiva carga que transportan? ¿Cómo se huye de un caza en pleno ataque? Los altos mandos, ¿cómo mantienen alta la moral, lidian con las constantes pérdidas o mantienen a raya el estrés al que están sometidos sus subordinados? 

Los amos del aire es una gran superproducción televisiva, entretenida de principio a fin, con grandes momentos de emoción y algún que otro reproche -a veces lo digital se deja notar, pero es en el menor de los casos y el punto de vista norteamericano se impone demasiado sobre todo lo demás, llegando a dejar en mal lugar incluso a sus aliados británicos-. Si no se hubiera entrenado en esta época en la que estamos, tras el punto de inflexión que supuso el final de Juego de tronos, sin duda se hubiera hablado mucho más de ella -en ese aspecto tampoco le ha ayudado que se haya emitido en una cadena minoritaria como AppleTV-.



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