miércoles, 9 de abril de 2008

Harry Potter, el mito

Las cifras que se manejan alrededor del nombre del conocidísimo mago son mareantes: más de 400 millones de libros vendidos, traducidos a más de 65 idiomas –entre ellos latín y griego antiguo, se ve que alguien se aburría- y su autora que se ha convertido de repente en una de las fortunas más grandes del Reino Unido, así como la única escritora en acceder a la lista Forbes –esto es, más de 1000 millones de dólares, ahí es nada-. Sin contar el fenómeno cinematográfico, que ha hecho a la Warner ganar millones y millones, así como a sus actores principales, que repiten en todas las adaptaciones –son 7, de momento-.

Ahora que se cumplen más de 10 años desde que comenzara una de las aventuras editoriales más sorprendentes de los últimos tiempos, no puedo evitar preguntarme por las causas del fenómeno.

Está claro que cuando hay una buena traslación a la pantalla, eso magnifica mucho más el fenómeno, pero en este caso, los libros por sí solos se han vendido de maravilla y además, que es lo más importante, crearon una expectación hasta ahora desconocida: las fechas de publicación de las posteriores entregas se convertían en premieres donde todo el mundo se daba de puños a las puertas de la librería para hacerse con un ejemplar.

El caso es que, en su momento, allá por el año cuando empezó a sonar el libro –antes de la primera peli- la Piedra Filosofal acabó cayendo en mis manos. Y, la verdad es que, después de leerlo, no entendí tanta histeria. Me pareció un libro más infantil de lo que esperaba y decidí no seguir con la saga. Lo mismo me pasó con las películas. Llegué a verlas, sí, pero las olvidé en cuanto se me acabaron las palomitas de esa sesión. No acababa de cogerle el gusto al tal Potter.

Así que, hace poco tiempo, decidí darle otra oportunidad. El hecho de poder leer en inglés me animó a volver a releerme un libro del que apenas recordaba nada. Quizás por el esfuerzo extra y de concentración que me supone el idioma de Shakespeare, o por lo intrigado que estaba por el fenómeno Potter, o tal vez porque ya tenía detrás cierto bagaje en la historia gracias a las películas, la verdad es que lo disfruté más que la primera vez. Muchísimo más.

Por eso ahora me propongo profundizar un poco más en la historia del joven mago, para intentar dilucidar las claves de su éxito, al tiempo que voy leyéndome la saga en inglés y ayudado por la guía visual que suponen las películas de la Warner, intentaré averiguar qué tiene Harry Potter para convertirse en un mito, en un icono fácilmente reconocible por medio mundo.

Próximamente, Harry Potter and the Philosopher's Stone, aka, La piedra filosofal.

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