
Con mucho retraso llega a las pantallas españolas este drama protagonizado por el tan de moda Robert Downey Jr. (Sherlock Holmes, Iron Man) dando vida a un periodista, Steve Lopez, que encuentra en la calle de una urbe tan impersonal como Los Ángeles a un músico excepcional, Nathaniel Ayers (Jamie Foxx). Investigando su historia, Lopez descubrirá que una enfermedad mental puede haber condenado a la indigencia y a la indiferencia a todo un portento de la música clásica.
Mientras Downey se recrea de nuevo en un papel carismático y cara dura que tanto le pega, Foxx calca el de un genio consumido por sus propios demonios que tantas veces hemos visto ya: indeciso, raro, incongruente y con un punto violento. El drama que es esta película se centra en una amistad extraña, que comienza siendo una artículo periodístico –un trabajo- para ir luego pasando por diversas etapas, como los vanos intentos de Lopez por salvar a Ayers, que les ocasionarán problemas, peleas y reconciliaciones. Aprovecha el director para dar algunas pinceladas de lo difícil que es convivir con una enfermedad como la esquizofrenia; así como el modo en que acaban sus días muchos de estos enfermos pobres o indigentes en las calles de una de las ciudades más importantes de la Costa Oeste americana.

Decepciona algo esta película: con dos grandes actores peca de tópica y ha pasado bastante desapercibida desde su estreno en USA. Y es que en gran parte de su metraje se hace muy lenta, llegando el espectador a desentenderse de los verdaderos protagonistas y de su relación, tal es el bombardeo de imágenes erráticas para mostrar una y otra vez la locura de Ayers o con continuos vistazos al pasado, para ver cómo llegó a esa situación. Aparecen de secundarios Catherine Keener (Algo pasa en Hollywood), Lisa Gay Hamilton o Tom Hollander. No hace falta comentar que se trata de una historia real, narrada a partir del libro que el periodista de Los Angeles Times realizó recopilando los artículos centrados en el estrafalario solista.
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