lunes, 13 de septiembre de 2010

Deadwood. Primera Temporada

El pueblecito de Deadwood, en Dakota del Sur, está experimentando los cambios propios de la época: estamos en 1870, en plena fiebre del oro americana que ha hecho que la expansión hacia el oeste continúe a buen ritmo. Situada en tierra de nadie –todavía no está anexionada a Dakota, por lo que es tierra de indios- es una ciudad sin ley adonde muchos y variados personajes han venido en busca de fortuna y negocio. Será en esta ciudad, que irá poco a poco creciendo y desarrollándose, donde una parte importante de la historia americana tendrá lugar. Y aquí está la HBO para contárnoslo.

David Milch es el creador y productor de este western americano en tres temporadas de doce episodios cada una. Basada en hechos reales, Milch aúna a la perfección acontecimientos que ocurrieron en realidad con la necesaria ficción para dotar de alma a su historia, donde muchos de sus protagonistas existieron en la realidad y participaron activamente en la creación de la ciudad de Deadwood. Al más puro estilo The Wire, la HBO y Milch se toman su tiempo para narrar las vicisitudes de sus habitantes, con un reparto coral donde si bien destacan dos o tres personaje sobre los demás, es en contadas ocasiones ya que existen multitud de subtramas que avanzan en paralelo. Sólo hay una historia importante en esta serie: la de la propia ciudad y su desarrollo a lo largo del tiempo.

Click para continuar.



Emitida entre marzo de 2004 y agosto de 2006, en sus 36 episodios se hizo con 28 nominaciones a los Premios Emmy –de los que ganó 8- y con un Globo de Oro. Alabada por la crítica, contó con el apoyo necesario del público para continuar con una emisión que sin duda sería de las más costosas, tal es el realismo de su producción. Deadwood se encuentra a años luz de la concepción clásica americana del western y del romanticismo que impregnan a muchos de sus protagonistas. En el show de la HBO todo es suciedad y los buenos sentimientos brillan por su ausencia; es una ciudad sin ley, donde los asesinatos y las muertes sin explicación son cosa diaria; sus habitantes son malhablados, sucios y peligrosos; los buscadores de oro y los buscavidas malgastan su dinero en alcohol, tabaco, opio, putas y en el juego. Pero en el fondo, Deadwood es una ciudad de oportunidades. De ahí que cada vez reciba a más gente deseosa de labrarse un futuro.

Centrándonos en esta primera temporada, hace muy poco tiempo que Custer fue masacrado en Little Big Horn. Todavía un campamento en el barro con muy pocas estructuras levantadas, no hace ni seis meses que se fundó Deadwood. El cacique del lugar es el dueño del único prostíbulo, donde también se sirve alcohol y droga (opio). Está dirigido por Al Swearengen y magníficamente interpretado por Ian McShane (Kings, Death Race, Coraline), cuya forma de hablar rápida y el uso de unos diálogos afiladísimos le hicieron merecedor de los mayores elogios por parte de público y crítica. Pronto llegan al pueblo dos personajes legendarios del oeste americano, ambos sheriff en sus lugares de origen. Uno es Wild Bill Hickok –cuya participación tiene muchos de los momentos históricos de la serie, por ejemplo podremos saber por qué en el póker existe “la mano del muerto”- interpretado por Keith Carradine –con apariciones recientes en Dexter o en Dollhouse-; y el otro es Seth Bullock, al que da vida un serio Timothy Olyphant (The Crazies, Escapada perfecta). Desde un principio Bullock demostrará ser un tío duro de pocas palabras, cuyo único propósito es montar un negocio de ferretería junto con su socio Sol Star (John Hawkes, Lost, American Gangster). No es de extrañar que pronto choque frontalmente con Swearengen, en especial por el trato a una viuda, Alma Garret (Molly Parker, La carretera), la cual pondrá al antiguo sheriff en una difícil posición, ya que lo convierte en el guardián de sus intereses, en especial del cuidado de un terreno donde ha aparecido mucho oro.

Junto con Hickok vienen dos compañeros también históricos como Calamity Jane o Charlie Utter, el cual montó un negocio de correo. Todos juntos irán relacionándose poco a poco, haciendo vida diaria y luchando contra los males comunes, como la continua presencia de los indios o una plaga de viruela. Son personajes recurrentes, aparte de algunas prostitutas, el médico, el reverendo o el dueño del hotel del lugar. El tiempo va pasando y pronto llegarán otros que quieren establecerse, en especial Cy Tolliver, que instala un nuevo salón de más categoría con nuevas prostitutas y mesas de juego como los dados. Esto empezará a minar el poder de Swearengen en la incipiente ciudad.

Pero lo importante está a punto de suceder: el ejército americano ha tomado represalias contra los indios y los ha expulsado de los alrededores, por lo que Deadwood pronto puede pasar a ser anexionada a Dakota. Y eso implica organización: funcionarios, un alcalde y los necesarios tratos con la autoridades para poder conservar lo construido. Y ya se sabe que es política las cosas nunca son fáciles, por lo que habrá que recurrir a grandes cantidades de dinero. Claro que, por encima de todo, lo que de verdad necesita Deadwood es un sheriff.

Intención de su creador
El propio Milch comentó en su momento que su idea era la de plasmar cómo la civilización va tomando forma partiendo del caos inicial. En este aspecto, Deadwood cumple sobremanera en su caracterización y en su realización, ya que uno no puede imaginarse una ciudad o pueblo más caótica que la mostrada en esta primera temporada –sobre todo en sus inicios, sin apenas edificios y con las calles siempre repletas de barro y mugre, donde se matan los unos a los otros casi sin impunidad y los cuerpos se hacen desaparecer arrojándolos a los cerdos-. Curiosamente, Milch quería situar su historia en la civilización romana, pero llegó tarde con su idea, ya que Roma estaba a punto de ser lanzada. Milch tuvo que situar su historia en un momento diferente y eligió los últimos momentos del Oeste americano en una de sus ciudades fronteras. Es fácil distinguir en esta primera temporada como la llegada progresiva de nuevos habitantes en busca de negocios va transformando la ciudad y las relaciones entre ellos mismos, que de una total indiferencia y soledad van organizándose poco a poco. Las luchas por el poder están a la vuelta de la esquina, así como la total y legal unión a los Estados Unidos de América. Pero eso está por verse en posteriores capítulos.

Otras series de la HBO en este blog:
Roma
The Wire
True Blood
Hermanos de sangre

2 comentarios:

  1. Es un pedazo de serie.
    Lástima que termine como termina, es decir, sin oportunidad de cerrar tan estupenda historia.

    ResponderEliminar
  2. Y además sin posibilidad ninguna de que finalice. Durante bastante tiempo se habló de continuarla en forma de película y darle un final propio, pero creo que ya es prácticamente imposible, porque creo que los decorados ya se retiraron.

    ResponderEliminar