domingo, 16 de enero de 2011

El Increíble Hulk de Javier Pulido

Cuando el guionista Peter David abandonó la colección The Incredible Hulk en su número #467 en el verano de 1998, llevaba más de diez años siendo la piedra de toque del personaje y eran muchos los aficionados que no conocían otro modo de narrar las aventuras del Coloso Esmeralda.

El relanzamiento de la colección estaba pensado para dos artistas de sobra conocidos: el guionista John Byrne (Capitán América, Iron Man) y el dibujante Ron Garney (Lobezno). Para ello se decidió cerrar la colección y renumerarla desde su primer número con el sencillo título de Hulk.

Quedaba entonces por publicar una serie de números que sirvieran de puente entre ambas etapas y para ello se contrató a dos artistas jóvenes que andaban haciéndose un hueco en la compañía: el guionista Joe Casey y el dibujante español Javier Pulido.

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Joe Casey es un guionista norteamericano que por aquella época llamó la atención por su labor en la serie Cable. En ese momento se le confió los números finales de la colección de Hulk, todo un marrón ya que se trataba de clausurar una de las colecciones más longevas de la editorial. Hoy en día ha pasado por diferentes títulos tanto en Marvel (aunque al principio participó en series regulares de mutantes, se le nota más contento en proyectos más autocontenidos como series limitadas y especiales) como en DC (Adventures of Superman). Sería en Wildstorm e Image donde daría salida a proyectos más personales, como Godland, Wildcats (tras la etapa de Alan Moore), Majestic o Automatic Kafka.

Actualmente sigue en el mundillo, trabajando para Marvel y contando el dinero que le reporta una de sus creaciones más exitosas: la serie de dibujos animados Ben 10.

Javier Pulido es de Las Palmas de Gran Canaria y tras una miniserie publicada en España (Mentat, con guiones de Francisco Pérez Navarro) y sus constantes colaboraciones para Forum en forma de portadas y dibujos, le salió la oportunidad en las Jornadas de Avilés de conocer a Larry Hama (Lobezno) y a Steve Rude (Nexus, Los mejores del mundo, Superman: La Evolución Americana), que le facilitaron el contacto con el director artístico de Marvel en aquella época, Michael Golden. Sus primeros dos números para la editorial pertenecieron a la colección de Star Trek: Early Voyagers.

Y de ahí a la responsabilidad de ilustrar el final de la colección The Incredible Hulk, concretamente los números #468 y 469 y del #472 al 474 (permaneciendo desde septiembre de 1998 hasta marzo de 1999). Después marchó a DC donde hizo números únicos de Hellblazer y de Batman, ocupándose después de la miniserie Robin: Año Uno. Un arco en Catwoman, junto a Ed Brubaker y después pasó a ser el dibujante titular en la serie de Vertigo Blanco Humano, con guiones de Milligan. Actualmente, tras dibujar un arco en la serie semanal de Spider-Man, se está encargando de una historia protagonizada por la Gata Negra.

El final de una era
Lo he comentado antes y lo repito: todo un marrón el que les cayó a los dos artistas. Cuando la mitad del mundillo andaba cabreado por la marcha de David de la colección y el otro medio pendiente del relanzamiento con los nuevos autores, a Casey y a Pulido les tocó lidiar con las consecuencias del primero y dejarlo todo nuevo para la llegada del segundo.

Casey demuestra cierto oficio, pero para nada destacable. Plantea de inicio la duda sobre la muerte de la mujer del protagonista, una Betty Banner de la que David se despidió de una de las formas más bonitas que se han visto en un cómic de superhéroes. Por lo tanto tenemos que Betty no murió por culpa de Banner, sino que fue asesinada. Eso le sirve de excusa para ir lanzando a Hulk a una serie de aventuras llevado por la idea de descubrir al asesino, la mayoría de las veces siendo pistas falsas que usan sus enemigos para controlarle. Hulk se enfrentará al superadaptoide y al Circo del Crimen, números dibujados por el entonces emergente Ed McGuinness.

Pulido, valga el chiste, está todavía un poco verde. Las primeras páginas en las que aparece Hulk recuerda por momentos al monstruo salvaje de Kirby y el uso de las onomatopeyas y de las líneas cinéticas también. Sus dibujos son de línea sencilla y sobre todo en su segunda aventura, con el estilo más definido, comienza a recordar a otros autores como Mazzuchelli o el propio Steve Rude. Las escenas de acción con las que puede adornarse están muy bien resueltas, con una gran secuenciación, con páginas llenas de viñetas, variando su situación y tamaño.

Si bien estos primeros números son algo anecdóticos, la trilogía final representa un alarde de historia del guionista, que decide llevar a Hulk al espacio en una misión para salvar a un antiguo oponente -¡muy antiguo!- que les llevará a un camino de autodescubrimiento hasta encontrarse con uno de los Vigilantes. Por supuesto se atarán todos los cabos referentes al fatal triángulo Banner-Betty-Trueno Ross y se pondrá cara al asesino.

No se puede decir que estemos ante la aventura definitiva de Hulk, pero visto la situación tan delicada en la que se encontraba el personaje, ambos autores salen bien parados, si bien Casey tiene alguna idea algo tonta, como que a Hulk lo axfisie una pitón. Pulido cumple también, en especial en esa última aventura que trascurre en el espacio y entre dimensiones y donde puede desmarcarse con algunos diseños ingeniosos -como las criaturas marcianas- y con alguna que otra ilustración a toda página en plan Steve Ditko (Spider-Man) en su etapa en el Dr. Extraño. Hay que recordar que se trata de su trabajo más importante hasta ese momento y que no era una tarea sencilla. Además también se encargó de las portadas cuyos interiores dibujó.

Después vino el fallido relanzamiento y poco después la etapa de Paul Jenkins. Y un poquito más allá, una nueva revisión por parte de Bruce Jones y Romita Jr., de la que hablaré en cuanto pueda.

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