Este director tiene algunas películas de lo más interesantes en su filmografía y cuando no al menos ha conseguido hacer algo entretenido y con oficio. Sorprende un poco como responsable de esta historia de adolescentes ricos y pijos en Nueva York cuyas únicas preocupaciones son conseguir drogas, ser invitados a la última fiesta y gastar cantidades desorbitadas de dinero.
Todo está introducido por una molesta voz en off que ofrece muchos datos sobre los personajes -en la versión original es la voz de Kiefer Sutherland-. El protagonista es White Mike, un traficante de drogas que se convierte en el nexo de una serie de historias que irán uniéndose y separándose en diversos puntos y que dinamitarán la vida de la mayoría de los implicados al finalizar la película. Familias ricas cuyos hijos tienen diversos problemas, los cuales olvidan de noche en diversas fiestas y parrandas. Con la resolución de un doble asesinato como tema de fondo, la película es corta y se acaba pronto, notándose su bajo presupuesto y falta de ambición. Los protagonistas son casi todos jóvenes y guapos y quien tiene más minutos es Chace Crawford, repitiendo su papel de la serie Gossip Girl, con la que esta película guarda muchas semejanzas.
Poca cosa le saca a esta historia Schumacher, adaptada de una novela que tuvo cierto éxito en el año 2002 y que es totalmente olvidable.


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