miércoles, 2 de marzo de 2011

Amsterdam, de Ian McEwan


Uno de los escritores ingleses más conocidos de la actualidad; ha cosechado premios y polémicas a lo largo de sus más de 30 años dedicados a la escritura. Once son las novelas publicadas hasta ahora, de las cuales han partido algunas grandes superproducciones para cine y televisión –la última de ellas, Expiación, que sonó en su momento para los Oscars-.

En los años noventa se destapó como escritor de éxito, en especial con la publicación en 1997 de una historia de amor titulada Enduring Love (Amor perdurable) y de Amsterdam en 1998, lo que le valió la consecución del Premio Booker Prize. Curiosamente, tuvo cierta polémica porque está considerado como uno de sus trabajos menos conseguidos.

La trama de Amsterdam tiene dos protagonistas, amigos desde mucho tiempo atrás, que comienza con el funeral de una amiga y ex amante común. Vernon Halliday es editor de un periódico que se encuentra perdiendo tirada ante sus competidores más sensacionalistas y Clive Linley un compositor de música clásica que se encuentra trabajando en un gran encargo que puede situarle en el olimpo de los creadores. En el funeral de Molly se reencuentran y coinciden con otros personajes que serán indispensables para la historia: el marido de la difunta, un millonario llamado George y un político en plena ascensión, Garmony. Todos ellos, después de todo, unidos por la misma mujer.

El funeral va a convertirse en una encrucijada en la vida de los implicados, un punto de no retorno que los cambiará para siempre de la forma más inesperada.

McEwan divide su novela entre los dos amigos y sus diferentes quehaceres: lo difícil que resulta trabajar en el mundo del periodismo hoy en día y las diferentes etapas por las que atraviesa un artista de la música a la hora de acceder a la melodía definitiva que de entereza y forma a su obra. Ambas vidas se a lo largo de las páginas de diferentes maneras, lo que forzará a los compañeros a tomar una decisión que los llevará hacia un camino u otro y que sin embargo, los unirá de forma indisoluble.

Me ha descolocado un poco esta novela. Lo primero es que pese a los comentarios que había leído, no me ha parecido una historia graciosa. Lo segundo es que si bien el estilo del autor es directo y la cosa va avanzando sin pausa, al acabarla uno tiene la sensación de que faltan páginas o de que todo ha sido demasiado brusco. Igual por todo esto me ha parecido de lo más curiosa, porque no acababa de saber en ningún momento por dónde iban a ir los tiros. En algunos momentos parece que va a ir de como una amistad de toda la vida se quema hasta las cenizas y se destruye sin posibilidad de recuperación; otras parece que estamos ante una crítica tanto al periodismo sensacionalista como al estilo de vida despreocupado y ajeno al mundo real en el que se encuentran algunos artistas; tras su sorprendente final, resulta que igual nos encontramos ante una retorcida historia de venganza. O a lo mejor se trata de una serie de casualidades increíbles. Además juega con los tiempos de forma que a veces algunas escenas resulta que suceden en el mismo instante y otras con anterioridad, de forma que la historia no está contada de forma lineal en su totalidad.

Por todo esto me ha parecido interesante este autor y esta historia, porque uno no acaba de saber por dónde va a ir y al mismo tiempo sigue interesado en saber cómo va a acabar todo, en especial Vernon y Clive con sus respectivos pecados.

Un autor más del que estar pendiente, si tenemos en cuenta que parece unánime que este no es su mejor trabajo. Por esa regla de tres, sus mejores obras las tengo por descubrir. 

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