lunes, 11 de julio de 2011

Los Soprano. Primera temporada

Pocos se esperaban que, cuando en enero de 1999 la cadena privada HBO estrenaba la serie The Sopranos, el panorama televisivo norteamericano iba a cambiar drásticamente, iniciando una espectacular subida de la calidad media de todas sus producciones así como del nivel de realismo en las mismas; las tramas más adultas o las cada vez más arriesgadas propuestas.

Con el final de The Sopranos en junio de 2007, fueron muchos los críticos televisivos y los aficionados que no tuvieron reparos en proclamar que la mejor serie de televisión de todos los tiempos había visto su final. No solo se convirtió en el adalid de las demás series que siguieron, sino que se procuró un lugar especial –que todavía ostenta- dentro de la cultura norteamericana más reciente.

A lo largo de sus seis años de emisión y sus 86 capítulos, Los Sopranos logró hacerse con la nada despreciable cifra de cinco Globos de Oro y 21 Premios Emmy.

Pero eso, como se suele decir, es historia. De momento nos encontramos en ese primer año de emisión, 1999, para ver cómo fueron los vericuetos de esa primera temporada de la serie llamada a cambiarlo todo.

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David Chase es un veterano profesional del mundo de la televisión norteamericana, donde ha desempeñado las labores de guionista, productor y director. Doctor en Alaska es la serie más conocida para mí donde ha trabajado. Oriundo de Nueva York, Chase decidió escoger el barrio de Nueva Jersey para ambientar su segunda serie de creación propia, cuya idea primordial es la de un mafioso italiano que ante las constantes dificultades a las que se enfrenta tanto en el negocio como con  su propia familia se ve obligado a ir a un psiquiatra. Hoy en día no es difícil encontrar publicaciones sobre la serie que desgranan todo el proceso de creación de la misma, así como las influencias del propio Chase: su propia familia, barrio y amigos.

Chase, con el Piloto ya escrito, se dedicó a pasearlo por varias cadenas hasta que la HBO mostró el interés necesario para producirlo y dejarle al propio Chase las labores de dirección. En aquella época también era un riesgo para la cadena, ya que se convertiría en su segunda serie de producción propia basada en el formato de una hora de duración por capítulo, siendo 13 las entregas de la primera temporada. El 10 de enero de 1999 se estrenó el capítulo Piloto, donde conoceríamos a los principales personajes y las tramas centrales que gobernarían toda la primera temporada.

Tony Soprano es el llamado a convertirse en el Boss de la rama de la mafia italoamericana en Nueva Jersey. Sus negocios son tan variados como la extorsión, el robo o la “solución” de problemas a petición de determinada gente. Como tapadera regenta un negocio de tratamiento de basuras, posee un club nocturno de striptease y algunas participaciones en negocios del entorno –hoteles o  restaurantes, por ejemplo-. Al siempre constante acoso del FBI, se le suma la rivalidad con su tío Junior. Aunque le quiere y respeta, Junior está algo mayor para el negocio y sus formas de llevarlo no son las adecuadas para los tiempos en los que vivimos. Si a todo eso le sumamos los problemas familiares típicos de una familia norteamericana de clase alta –la mujer ama de casa, las infidelidades, los hijos adolescentes y una madre de muy mal carácter que no es capaz de valerse por sí misma- la vida de Tony Soprano es muy completita. La trama comienza en realidad cuando Tony comienza a sufrir crisis de ansiedad y se ve obligado a ir a la consulta de una psiquiatra.

Aquí tenemos ya a los principales protagonistas de la serie. El éxito de la producción le debe mucho a su actor protagonista, James Gandolfini. Curtido como secundario en varias películas para cine, el papel de su vida es sin duda el de Tony Soprano. Una difícil labor la de un hombre que es fuerte y despiadado la mayoría de las veces pero que se viene abajo ante determinadas circunstancias porque quiere hacerlo lo mejor posible para él y para los suyos. La cantidad de registros del personaje es muy grande y Gandolfini cumple con nota.

En esta primera temporada las mujeres son una parte esencial de las tramas. En primer lugar, su esposa Carmela está interpretada por Edie Falco –actualmente protagoniza su propia serie, Nurse Jackie-. Mujer de armas tomar, comparte la otra vida de su marido en la soledad del hogar, ocupándose de los críos y del propio Tony. Han superado juntos las infidelidades del primero y los constantes intentos del FBI por acabar con ellos.

La siguiente mujer importante es la doctora Melfi, de la que se encarga Lorraine Bracco, nominada al Oscar por su papel por Uno de los nuestros. Aprovecho para comentar que, al estar situada en el momento actual, la serie cuenta con una gran cantidad de referencias a la cultura americana del momento y en especial a las películas de mafiosos más famosas, como la antes citada o El padrino, objeto de bromas en muchas ocasiones. La doctora Melfi ya empieza a ser un personaje más complicado: a veces la amiga fiel que escucha y aconseja, otras veces aquella persona que te dice lo que no quieres oír. Y cuando el que escucha es un cappo mafioso violento y enfermo, las consecuencias pueden ser impredecibles.

Finalmente, si hay alguien capaz de hacer sombra a Tony en toda la temporada, esa es su madre. Nancy Marchand, veterana actriz de teatro, fallecida en el año 2000, compone en verdad un personaje a medio camino entre el amor y el odio. Su deterioro senil empuja a los que están a su alrededor a sentir lástima por ella, pero el desenlace de la temporada supondrá un giro inesperado para un personaje difícil pero interpretado con mucha fuerza y uno de los más sorprendentes de todos.

Quedan pues los colegas mafiosos de Tony, reparto masculino en su mayoría y algunos amigos de infancia del barrio. Destacar el del sobrino de Tony, joven e impulsivo, ansioso de ganarse un puesto en la organización. Michael Imperioli fue el actor elegido para este papel –también apareció en Uno de los nuestros, coincidencia que se repetiría con muchos más personajes-.

Con una producción impecable –que luego se ha convertido en marca de la casa HBO- con localizaciones en la propia Nueva Jersey; actores bien seleccionados la mayoría de ellos pertenecientes a esos barrios y de ascendencia italoamericana; variedad de escenarios y exteriores y una música que recibió nada más que alabanzas. La crítica se portó muy bien con la serie y los aficionados respondieron en masa, llegando a convertirse en un auténtico fenómeno de culto. En su primera temporada, se hizo con el Globo de Oro a la Mejor Serie de TV en la categoría de Drama y un Emmy por uno de sus episodios, además de numerosas distinciones de otro tipo. Emmy para Falco, también.

Con numerosas tramas para conseguir el interés del espectador –las casuales tienen más que ver con negocios puntuales de Tony o con algún problema familiar, tipo lío en el colegio de alguno de sus hijos- pronto el interés del FBI, la lucha de poder dentro de la familia y la relación doctor-paciente se convierten en los verdaderos motores de la ficción, con una serie de giros y sorpresas interesantes. Aunque en sí misma esta primera temporada queda cerrada de forma bastante redonda, quedan algunos cabos pendientes para las futuras emisiones. Hay lugar para mucho claroscuro moral, violencia latente y de la descarnada; valores familiares y de amistad e incluso para problemas psicológicos complejos.

Todo un lujo esta serie, que se ha ganado a pulso el lugar privilegiado que ocupa en la historia de la televisión. 

2 comentarios:

  1. Tengo pendiente la reseña de la segunda temporada y recuperar la revisión de la tercera.

    Gracias por el comentario.

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