jueves, 17 de noviembre de 2011

All Star Superman, de Grant Morrison & Frank Quitely

La línea All Star de DC Comics nació como una nueva puerta de salida a esa serie de ideas que tienen los grandes autores y que les resultan difíciles de desarrollar dentro de las series regulares de superhéroes, por problemas con la continuidad, con la dirección editorial o simplemente con los plazos de entrega. Dos fueron las series que vieron la luz dentro de esta iniciativa editorial: Batman & The Boy Wonder, con Frank Miller y Jim Lee, que quedó inconclusa y cuyo resultado final no fue todo lo satisfactorio que se pensaba.

La segunda serie, por el contrario, se ha convertido en el mejor ejemplo de cómo hacer un gran cómic de superhéroes moderno y de paso hacer historia en la industria. Porque no es arriesgado aventurar que quizás nos encontramos ante una de las mejores historia –sino la mejor- de un personaje que lleva cerca de 70 años surcando los ficticios cielos de Metrópolis.
Portada de All Star Superman #1 USA

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Tamaña obra se alargó más allá de lo previsto y ha sido en su recopilación en tomo cuando ha alcanzado todo su potencial al poder leerla entera de seguido y poder apreciar la cantidad de detalles que Morrison siembra por todas sus páginas. Doce números dibujados por Frank Quitely, amigo personal del guionista, cuyas portadas también se encarga de realizar; todo ello gracias a la colaboración del también escocés –vaya trío de forman los autores- Jamie Grant, que gracias a su entintado digital logra dotar a la obra de un acabado y un color inigualable.

Y es que estamos en una de esas raras ocasiones en las que la unión de los diferentes talentos de sus autores no solo casan a la perfección, sino que van un paso más allá para legar a los aficionados una obra maestra del cómic de superhéroes, cuyo protagonista absoluto no es otro que Superman, el primero, el más icónico, uno de los más poderosos y por desgracia uno de los que se ha demostrado más difíciles son de escribir.
Portada de la edición Absolute

El guión de Grant Morrison apuesta por dar respuesta a una pregunta muy difícil que todo aficionado se ha hecho alguna vez: ¿qué pasaría si Superman muriera? Para ello, no contento con narrar una simple historia emotiva de acción, decide dar un repaso previo a la mayor parte de la mitología del personaje, con especial cariño por sus primeros años donde las aventuras eran más coloridas e inocentes, pero sin olvidar sus más recientes apariciones. Y para dar todavía más al lector, todo va a tener un cierto halo de trascendencia, de epopeya griega y presentado todo en un perfecto envoltorio de ciencia-ficción naif, todo un alarde de imaginación y originalidad, que encuentra en el tablero de dibujo de Quitely el mejor aliado posible.

Lex Luthor, descrito por el guionista como el culmen de la perfección física y psíquica humana, ha conseguido su deseo más anhelado: acabar con Superman. El científico multimillonario y filántropo Quintum –con un abrigo multicolor que me recuerdan a los trajes de camuflaje de A Scanner Darkly- se encuentra en una misión en pleno sol cuando uno de sus ayudantes perfeccionados genéticamente se convierte en una bomba humana. El posterior rescate de Superman acaba con este descubriendo no solo nuevos poderes, sino que los antiguos son más potentes que nunca. Pero el precio es muy alto: sus células se sobrecargan y el colapso celular parece inminente. Primera paradoja de Morrison: aquello que le da su poder es lo que acaba matándolo.

Ya desde el primer número podemos apreciar la apuesta clara de los autores: Morrison no está interesado en contar de nuevo lo mismo –el origen de sobra conocido ocupa tan solo cuatro viñetas- y pretende repartir el tiempo entre Superman, sus enemigos, su alter ego y sus secundarios del Daily Planet. Quitely presenta un Superman poderoso y bonachón, clásico en su concepción con su mandíbula cuadrada y su volumen, con apenas un rediseño de su traje en las botas o acortándole la capa. Pero donde más destaca el escocés es al retratar a Kent y a su entorno: el periodista es patoso a más no poder, grandullón y descoordinado y se nota un gran cariño a la hora de plasmar su lugar de trabajo y a sus compañeros, empezando por Lois, primer objetivo de Superman al conocer el poco tiempo que le queda de vida –un año aproximadamente-.

En los dos siguientes números Morrison nos ofrece una pequeña historia en la que Superman confiesa su identidad secreta a Lois –que en un golpe genial de guión, simplemente no lo cree- y la lleva a su Fortaleza de la Soledad, donde planea invitarla a una cena romántica y darle un regalo de cumpleaños inigualable. En estos dos números tenemos acceso a las maravillas que esconde el hogar de Superman –diversas criaturas como un Devorador de Soles, robots sirvientes, armas peligrosas, un telescopio al futuro o los más avanzados laboratorios y máquinas- y viviremos una aventura singular cuando la Tierra sufra la invasión de una raza de dinosaurios evolucionados que habitan bajo la superficie del planeta. Aquí Morrison introduce una idea singular que nos retrotrae a todo héroe clásico y al camino que están destinados a seguir: Sansón y Atlas son dos viajeros temporales que ante la muerte de Superman han decidido pasearse por su pasado en un intento de seducir a la señorita Lane. Superman se enterará de que antes de morir llegará a realizar doce trabajos de extrema dificultad, los cuales tendrá que ir averiguando el lector. En palabras del propio Morrison:

  1. Superman saves the first manned mission to the sun.
  2. Superman brews the Super–Elixir.
  3. Superman answers the Unanswerable Question.
  4. Superman chains the Chronovore.
  5. Superman saves Earth from Bizarro–Home.
  6. Superman returns from the Underverse.
  7. Superman creates Life.
  8. Superman liberates Kandor/cures cancer.
  9. Superman defeats Solaris.
  10. Superman conquers Death.
  11. Superman builds an artificial Heart for the Sun.
  12. Superman leaves the recipe/formula to make Superman 2.

Unas páginas muy emotivas, donde Quitely se luce en varias ilustraciones a página completa como ese beso en la Luna tanto tiempo esperado. Y merece especial atención la curiosidad de que los momentos en la Fortaleza recuerdan mucho a las páginas escritas por Moore en Supreme, que a su vez homenajeaba la historia pasada del mismísimo Superman.

El cuarto capítulo es para Jimmy Olsen –muy diferente al que conocemos, seguro de sí mismo y mucho más aventurero-, para Doomsday y para dar una vuelta de tuerca a esa tendencia que han tenido los guionistas a lo largo de los años de volver a Superman malo.

El quinto puede ser el mejor dibujado por Quitely. Sin que aparezca Superman, Clark Kent deberá entrevistar a Lex Luthor en la cárcel, con el Parásito sembrando el caos en la prisión. La relación Luthor-Superman queda clara a los ojos de un tercero, un Clark Kent que en los lápices de Quitely hace que no nos chirríe que nadie sea capaz de reconocerlo tras esas gafas, tal es la extensión de su disfraz –movimientos, habla, forma de vestir-.

El sexto es otro de mis preferidos, con una de esas paradojas espaciotemporales tan difíciles de realizar a los que muchos guionistas no son capaces de resistirse. Un vistazo al pasado de Superman en Smallville donde se aborda la relación con sus padres biológicos, otra de mis situaciones clásicas del personaje favoritas. Me encanta esa relación paterno-filial entre un granjero del medio oeste americano y un joven alienígena, último descendiente de un planeta extinto. Como guinda, Morrison ofrece su propia explicación –perfectamente plausible- de cómo es posible que Jonathan Kent muera de un simple ataque al corazón sin que su hijo sea capaz de salvarlo. Y con Krypto de coprotagonista, qué más se puede pedir.

En el séptimo y octavo capítulo tenemos una nueva versión de otro clásico de la historia de Superman: el doble malvado. Bizarro es aquí un ser espacial capaz de duplicar de una forma perversa aquello con lo que entra en contacto y el planeta Tierra se encuentra en su camino. Una historia con un tono humorístico claro, nueva vuelta de tuerca a un concepto antiguo del personaje.

Novena entrega para que Morrison siga poniendo al día conceptos clásicos. En este caso, la llegada al planeta adoptivo de Kar-El de dos seres iguales a él, originales de Krypton pero ajenos a la moral de la Tierra. Otro reverso oscuro de lo que podría haber ocurrido si Superman no hubiera sido encontrado por quién lo hizo.

Los últimos tres cómics de esta maxi serie forman un todo en el que Superman redacta sus últimas palabras al tiempo que lucha todo lo posible por realizar los trabajos que le quedan. Los conceptos se agolpan uno detrás de otro sin apenas tiempo para disfrutarlos, tal es la emoción: la ciudad embotellada de Kandor; el enfrentamiento contra el Tirano Solar que amenaza la Tierra; su último encuentro con sus amigos y con su enemigo acérrimo, un Lex Luthor que ha sido capaz de duplicar sus poderes y finalmente su desaparición salvando a todo el planeta acabando justo donde empezamos: en el mismísimo sol.

Un círculo perfecto, un año en la vida de ficción de uno de las mayores creaciones del mundo de la imaginación de todos los tiempos –atención al mensaje meta literario de Morrison cuando Superman logre crear vida- que en el mundo real tardó tres años en poder ver la luz. Un trabajo complejo a nivel de guión y de dibujo, que roza la perfección en muchos de sus sentidos, que emociona y deja un poso en el lector que tardará en olvidar.

Son pocos los elogios que puedo decir sobre esta obra, que a mi parecer juega como ninguna con la mitología del personaje, con eso que le hace ser como es y que al mismo tiempo resulta fresca, divertida e intemporal. Me parece la mejor manera de acercarse a Superman y por desgracia son pocas las veces que esto ocurre, sobre todo en la industria actual, demasiado viciada por los intereses económicos y los datos de mercado. Pero es de justicia comentar que All Star Superman levantó mucha atención en el momento de su publicación, que vendió bien y que fue alabado por la crítica y el público y que ganó los premios más prestigiosos de la industria: tres Eisner, dos Harvey y tres Eagle.

Pero sobre todo es una de mis historias favoritas del personaje, sino la que más, con una posición de honor al lado de los pocos números de Alan Moore, de Crisis en tierras infinitas, del relanzamiento de John Byrne o de alguna que otra aproximación moderna como Las cuatro estaciones, con el inefable Jeph Loeb y un inspiradísimo Tim Sale. Puede ser perfectamente la historia definitiva del personaje y por desgracia creo que pasarán muchos años hasta que se den las circunstancias precisas para que pueda nacer una historia de proporciones parecidas. Tan solo me consuela que venir, vendrá y que tan solo es cuestión de tiempo y paciencia.

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5 comentarios:

  1. Superman es uno de los super heroes mas representativos de dc comics y de todos los personajes en general esperamos mucho de estas nuevas ediciones con gran promocion, que cumplan todas las expectativas, saludos

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  2. Es el más representativo, en cuanto que fue el primero y encarna los valores de lo que en realidad es un "superhombre"

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  3. Ya tengo en mis manos este comic y, aunque no sea muy fan de Superman, si espero mucho de Morrison. Me acabo de leer su Joe el Barbaro y me ha encantado. Ando ya un poco harto de superheroes oscuros y/o violentos... A ver que tal está este comic.

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  4. umm, espero que no sea necesario saberse toda la historia de Superman para disfrutarlo...

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  5. Este cómic es lo contrario de "superhéroes oscuros y violentos" y no te preocupes por el bagaje necesario, Morrison usa los personajes más míticos de la historia de Superman y lo cuenta todo con una inocencia y imaginación portentosas.

    Seguro que lo disfrutas, aunque no sea de tus personajes favoritos.

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