lunes, 28 de mayo de 2012

El Incal, de Alejandro Jorodowsky & Moebius


Son muchas las frases hechas que se repiten a la hora de referirse a El Incal y casi todas incluyen términos superlativos. Considerada desde su publicación como una obra culmen de la ciencia-ficción en el cómic europeo, su influencia ha sido amplia. No solo prologó el trabajo de sus dos autores, que desde entonces formaron en varias ocasiones una pareja artística insuperable, sino que el guionista desarrolló sus propias ideas ambientadas en tan particular universo con la ayuda de otros dibujantes: La casta de los metabarones, Antes del Incal, Después del Incal y Final Incal –entre todos más de veinte álbumes-.

El cine tampoco se vio libre de adaptar las ideas de Jodorowsky ni los diseños de Moebius, aunque la más evidente trajera cierta polémica. Cualquiera es capaz de descubrir las semejanzas entre El Incal y El quinto elemento, aunque Besson jamás reconoció, al menos monetariamente, el origen de su influencia.

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La historia que se nos cuenta tiene una parte clásica en sus orígenes y una parte más original de concepto a lo largo de toda la obra. En una sociedad humana futurista decadente, un personaje anodino y por momentos mediocre tendrá en sus manos el destino del universo gracias a El Incal, una fuerza del bien y de la iluminación que lo guiará en su cruzada contra el mal, representado aquí por la Tiniebla. A lo largo de más de trescientas páginas se encontrará con múltiples personajes y no solo se autodescubrirá, sino que los seres sintientes a su alrededor deberán de experimentar el mismo fenómeno si quieren llegar a sobrevivir.

El Incal Negro (1981)

La historia comienza con nuestro protagonista, John Difool, siendo arrojado por unos matones enmascarados desde Suicide Avenue hasta los pozos de ácido que rellenan los bajos de una sociedad futurista superpoblada organizada en un sistema de castas. Difool es un detective privado de clase R, un perdedor que malvive con lo que puede ganar de diferentes trabajos y cuya mayor cualidad es salir indemne de las más peligrosas aventuras. Pronto se nos introduce en la historia y van apareciendo los primeros actores importantes de este drama de ciencia-ficción con grandes dosis de humor: en uno de sus últimos trabajos –escoltar a una Arista por los tugurios de sexo y perdición inferiores- se perderá sin saber como, llegando hasta su poder un extraño objeto piramidal y brillante, llamado El Incal.

Aunque Difool no tiene ni idea de lo que le ha caído encima, el objeto posee unas capacidades místicas. Cuando su mascota se lo traga acaba desarrollando el don de la palabra y un vicio por predicar y salvar al prójimo y cuando Difool lo imite acabará disociándose en sus cuatro partes básicas, las cuales irán tomando control de su cuerpo y emociones en cada momento que pierda la fe.

El guionista no solo va desarrollando una sociedad particular donde Moebius puede dar lo mejor de sí mismo en el diseño –las distintas sociedades, tecnología de todas clases en forma de trajes, armas o naves espaciales, policías robots, seres extraterrestres de leyenda llamados Berg, mutantes de las profundidades o Su Ofiditad Mayor, el presidente clonado por novena vez que vive en un palacio flotante sobre el cráter donde se asienta la ciudad-. Ambos autores nos llevarán en esta primera parte desde los burdeles de las homeomutas hasta el lujo presidencial; veremos animales antropomórficos al servicio de la reina del Amok, las comisarías de policía, los interiores de las ciudades y sus entrañas.

Un enorme despliegue de inventiva y diseño y una presentación muy ajustada de los diferentes personajes, así como los inicios de las principales tramas: John Difool se encuentra a la carrera, perseguido por todos lo que van encontrándose con él: policías, Berg, mutantes, los jorobados a las órdenes del presidente y el Metabarón, uno de los asesinos más temidos, que ha sido obligado por la Reina del Amok a dejar su retiro y perseguir a Difool.

El Incal Negro acaba precisamente con nuestro protagonista y su pájaro en presencia de la Tiniebla, en la metrópoli oscura de Tecnos, con la ciudad que hemos conocido presa de las revueltas, sumida en el caos y el Metabarón en camino.

El Incal Luz (1982)

Continúan las tramas planteadas en el anterior capítulo: la Tiniebla está dispuesta a arrancar del interior de Difool el Incal, cuya fusión con el Incal Negro traería un gran poder a su poseedor. La intervención de Deepo, el pájaro de hormigón parlante de Difool acaba salvándole la vida, pero sin poder evitar que los technos lancen al espacio un enorme huevo negro de gran poder corruptor.

El guionista introduce una serie de nuevos conceptos metafísicos, cuando Difool vaya al interior para salir al exterior y allí se encuentre con un monstruo en cuyo interior se encuentra el Incal Negro. Para poder vencerlo, nuestro protagonista deberá abandonarse a la fe y dejar de lado su miedo y su soberbia, ambas manifestaciones de sí mismo –todavía quedan dos por aparecer, consecuencias de tener el Incal en su interior-.

Por otro lado las revueltas militares en el planeta han llegado a un punto de no retorno y el presidente se ve obligado a soltar un arma mortífera que acabe con todo ser viviente. Un curioso equipo se forma y tratará de escapar de la matanza: el propio Difool y su mascota, el Metabarón y su hijo adoptivo Solune, Tanatah, Reina del Amok y hermana de Animah, un personaje que aparece brevemente y que acaba quitándole el Incal Negro a Difool y Cabeza de perro, el mercenario antropomórfico al servicio de Tanatah.

La cosa empieza a complicarse, con tantas facciones diferentes detrás del Incal y, por lo tanto, de la piel de Difool. El curioso grupo acaba atrapado en un remolino de ácido siendo engullido en las profundidades del planeta, pero más allá de las estrellas la raza Berg –que parecen pájaros con varias patas- prepara un ataque masivo contra el imperio galáctico de los humanos.

Lo que está abajo (1984)

Esta tercera parte es una de las mejores de toda la obra y donde la unión del talento de Moebius con el guión de Jorodowsky es más evidente: el guionista eleva las apuestas y a las dosis de humor y acción habitual hay que añadir unas de metafísica y simbología. Si muchos de los personajes principales están inspirados en cartas del Tarot –además de ser siete, con todo lo que ese número trae consigo- ahora empezamos a vivir un viaje interior y los pentagramas y estrellas de diferentes puntas aparecen en los diseños de Moebius.

El lago de ácido que sortean nuestros protagonistas da a parar a las entrañas de la tierra, donde la acción del hombre ha hecho que se amontone tanto desperdicio que se ha creado un desierto de basura, donde habitan una serie de criaturas que el grupo tendrá que sortear con la ayuda de Animah y con la combinación de los dos Incales, en su unión con Difool. Tendrán que superar diferentes pruebas a lo largo del camino –deberán perder el miedo en sus corazones y viajar libres de resentimientos entre sí-, repleto de psicoratas que crecen y se multiplican ante el terror de sus víctimas o de mutantes de color rojo liderados por Gorgo El Sucio, siempre con el noveno presidente en su nueva encarnación robótica tras sus talones.

Todo lo que incluye al presidente tiene una enorme carga crítica. Por ejemplo emite constantemente lo que está haciendo por televisión a todo el planeta, donde los seres humanos se sienten insensibles ante las pantallas. El Incal en su conjunto tiene mucho de crítica social, algo muy común en muchas historias de ciencia-ficción de la época.

Tiene otra subtrama este capítulo que viene a complementarlo muy bien: el Imperio se rige desde un planeta dorado donde la andrógina perfecta, la Emperoratriz, gobierna en consenso con una serie de líderes de las diferentes facciones y castas. Una de ellas trae pruebas de que los Tecno han lanzado un huevo de sombra al espacio que está consumiendo los soles que se encuentra, causando la muerte y la destrucción de todos los seres vivos que habitan los planetas limítrofes. Entonces se produce un golpe de estado que acaba con la vida del regente, coloca a una de las castas de la nobleza en el poder y condena a los insurgentes a un planeta prisión donde no hay tierra, tan solo agua y tormentas.

El capítulo finaliza con la revelación del origen y propósito del niño Soluna, hijo biológico de Animah y Difool –sin que este se enterase siquiera- y criado desde que era un bebé por el Metabarón. Se trata de un andrógino perfecto que unirá en su ser los dos Incales, convirtiéndose en la consciencia de una enorme nave piramidal que sacará a nuestros protagonistas del planeta que hasta ahora han recorrido.

Lo que está arriba (1985)

El juego de los opuestos que el guionista se trae con los nombres continúa –Incal Luz, Incal Negro, Abajo, Arriba-: nuestros protagonistas cuentan ahora con el Incal Reunido –en forma de rombo amarillo tridimensional- y de una poderosísima nave espacial con la que combatir el ataque de la Tiniebla y de sus huevos sombra, que consumen los mismísimos soles de la galaxia. Para ello el Incal trazará un complejo plan que llevará a los protagonistas al planeta acuático donde Kamar Raimo y los suyos, fieles a la Emperoratriz, fueron desterrados. Allí se descubrirá una última estrategia por parte del andrógino que gobierna el imperio.

Increíble el talento de Moebius para plasmar diferentes entornos cada vez que pasamos una página: el profundo espacio donde enormes naves espaciales dejan volar sus misiles; criaturas acuáticas como medusas gigantes y las ciudades sumergidas; los últimos vestigios de la humanidad, que ha sido aniquilada por la invasión de los Berg. Aparece una bonita subtrama donde Jodorowsky aprovecha para seguir metiendo el dedo en la llaga, con unas gotitas más de crítica social: los Araht eran esos venerables ancianos que habitaban en el núcleo del planeta y cuidaban del corazón-sol del mismo. Se cruzaron con nuestros personajes cuando éstos eran perseguidos por la necrosonda y el paso de esta ha acabado destruyendo su hogar. Ahora han vuelto a la superficie a enseñar a la humanidad como es vivir en el exterior fuera de las ciudades-cono enterradas en la tierra. Y esa vida es a través del trabajo y el amor, volviendo a cultivar, labrar, construir.

John Difool, ya sin el Incal, va a tener de nuevo un papel predominante en esta aventura. La segunda parte del plan no tiene claro su propósito todavía, pero implica cumplir una profecía milenaria del imperio Berg. Cada cierto número de años, estos celebran unos juegos donde los guerreros más fuertes de todo el cosmos deben de luchar entre sí por intentar alcanzar la cima de una pirámide, donde se encuentra la madre de toda la raza lista para ser fecundada. La acción desbordante y el sentido del humor vuelven a primer plano: Difool ha sido entrenado por el mismísimo Metabarón, pero no es suficiente. La nave, con todos sus tripulantes dentro y el propio Incal, se miniaturizará y se camuflará en el interior de Difool, para ayudar a este a través de pensamientos, hormonas o lo que haga falta para que alcance su objetivo.

Este cuarto tomo acaba con una gran sorpresa, ya que la Tiniebla logra manifestarse a través de un virus realizado por los Tecnos e infectando a la Emperoratriz.

La Quinta Esencia: la galaxia que sueña (1988)

Merece la pena dedicar un momento y apreciar la evolución del dibujo de Moebius a lo largo de todos estos años, dedicado a esta obra. El salto entre el cuarto y quinto volumen es quizás el más evidente: Moebius es un dibujante dotado para la ambientación, para llenar las páginas de detalles. Hasta ahora ha sido más clásico en la composición de página y en el uso de las viñetas y ahora eso empieza a cambiar, de forma que aparecen figuras fuera de su sitio natural y hay más dinamismo en la página, algo que destaca debido a la historia repleta de acción espacial, con enormes naves, ataques de rayos y explosiones. También ha empezado a dibujar más grande, dejándonos planchas para el recuerdo y las figuras de sus personajes son menos estilizadas que antes. Como si el dibujante diera un paso más allá en aras del espectáculo. Uno de los recursos que más saltan a la vista es la desaparición de los márgenes blancos de las páginas. Ahora las ilustraciones ocupan todo el espacio.

Por otro lado la historia continúa la batalla entre el Incal, deseoso de reconducir a la humanidad por el buen camino y su adversario la Tiniebla, que busca sumir la galaxia en la oscuridad más absoluta. El primer paso de nuestros héroes será montar una operación de ataque coordinado en diferentes frentes contra el planeta estrella de guerra, centro neurálgico de la maquinaria bélica del imperio y ocupado por los golpistas y conspiradores, además del último vestigio de los Tecnos. Como viene siendo habitual tenemos mucha acción y sentido del humor y las ideas filosóficas de su guionista: la eterna lucha entre el Incal y la Tiniebla solo puede terminar de una manera. Una vez destruidos los receptáculos físicos de ambos, Soluna pasará a gobernar la galaxia humana y la Tiniebla lanzará su último ataque. A la humanidad solo le queda una posibilidad: soñar. Nuestros protagonistas tendrán 22 días para convencer a los millones de seres humanos de la galaxia para que se sincronicen y sueñen al mismo tiempo, lo que les permitirá desterrar al enemigo para siempre. No es una sorpresa que desde el planeta donde comenzamos nuestra aventura, ahora poblado por niños, partan los primeros éxitos.

Pero todavía queda un último cabo por atar. Existe una galaxia lejana donde todavía habitan billones de seres humanos a los que ha sido imposible persuadir: la galaxia Berg.

La Quinta Esencia: planeta Difool (1989)

Seguimos con el juego de contrastes: si en el capítulo interior íbamos de planeta en planeta y las páginas se llenaban de los ecos de las batallas espaciales, ahora Difool y compañía deben volver allá donde el primero cumplió la profecía milenaria de la raza Berg.

La conclusión de El Incal tiene dos partes bien diferenciadas. Hasta ahora hemos presenciado un viaje tanto interior del propio protagonista como exterior en sus correrías a lo largo y ancho del espacio. Aunque no muy loable en sus comienzos, Difool ha ido aprendiendo poco a poco, auto descubriéndose y dejándose llevar, entregándose. Esta última entrega tiene la mayor carga metafísica y simbólica y la aventura acaba siendo cíclica.

En su primera parte, Difool y Deepo, los primeros personajes que conocimos, tienen una importante misión que realizar: hacer entrar en el sueño tetha a billones de humanos que habitan la galaxia Berg ¡con la apariencia de John Difool! La protoreina Berg se enamoró perdidamente de Difool cuando éste la fecundó y ante su rechazó a alumbrado millones de criaturas odiosas. Ahora que el protopadre ha regresado, todos sus hijos buscan venganza.

El final de la historia se da en el planeta Terra al que llegamos por primera vez. En su interior un nuevo corazón sol debe ser formado y la lucha final entre el Incal y la Tiniebla debe de tener lugar. Entre curiosos nombres, figuras simbólicas plasmadas por Moebius y el guión psicomágico metafísico de Jodorowsky tenemos un final apropiado pero que no acabará nunca de quedar claro en su totalidad. Los protagonistas deberán de enfrentarse a sus peores miedos y dar su vida si es necesario.

Conclusión
Una obra fruto de una colaboración íntima entre dos grandes profesionales, sino genios, de esto del cómic. Lo que a priori pudiera parecer una ida de olla del guionista, algo que apenas se nota hasta las páginas finales, se convierte en una gran aventura que cambia continuamente de escenario, que engloba a una enorme cantidad de personajes diferentes entre sí y que es capaz de mezclar el misticismo, la simbología e ideas metafísicas con pura acción espectacular y mucho sentido del humor. Para los más mundanos quizás sea más difícil hacerse con todos los conceptos vertidos por el guionista y por eso la historia tienen un desarrollo más clásico, donde los personajes van superando una serie de obstáculos hasta llegar a la conclusión, lo que la hace más accesible.

Porque donde sin duda destaca El Incal, dejando de lado el desbordante torrente de imaginación que contiene, es en su forma de estar contada. Con todo lo dicho anteriormente uno podría esperarse una obra compleja o difícil de entender, pero no es así. Cómo el guionista plantea su historia y sobre todo cómo el gran Moebius la plasma, eso es lo mejor de este cómic, una obra nacida en los años ochenta que no ha perdido nada de su frescura más de veinte años después de su publicación.

La polémica del recoloreado

El Incal ha sido publicado en España en varias ocasiones, pero las más recientes han sido por parte de Norma y de forma integral, recopilando los seis álbumes en un solo tomo de tapa dura. La primera edición es difícil de encontrar y andará descatalogado, por ello se volvió a publicar a su tamaño original –con la portada que encabeza este post- pero con el color cambiado.

Se trata de un tema peliagudo. Como todas estas decisiones tendrá sus defensores y detractores. En este caso el color nuevo le da un toque más moderno, dejando de lado el contraste cromático que tenía la obra. Basta un vistazo a una página de Moebius de la época para reconocer que se trata de un tebeo antiguo. Ahora el color lo uniformiza, pero es verdad que también simplifica un poco el dibujo, de forma que no se parecían de igual manera las páginas llenas de detalles y sobrecargadas. No se ha cambiado nada, todo está ahí, pero parece diferente. Dependerá del lector final sacar sus conclusiones.

Norma acaba de publicar de nuevo la obra con su color original, si bien esta vez lo han hecho en un formato reducido.

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