Son muchas las frases hechas que se repiten a la hora de
referirse a El Incal y casi todas
incluyen términos superlativos. Considerada desde su publicación como una obra
culmen de la ciencia-ficción en el cómic europeo, su influencia ha sido amplia.
No solo prologó el trabajo de sus dos autores, que desde entonces formaron en
varias ocasiones una pareja artística insuperable, sino que el guionista
desarrolló sus propias ideas ambientadas en tan particular universo con la
ayuda de otros dibujantes: La casta de
los metabarones, Antes del Incal, Después del Incal y Final Incal –entre todos más de veinte álbumes-.
El cine tampoco se vio libre de adaptar las ideas de
Jodorowsky ni los diseños de Moebius, aunque la más evidente trajera cierta
polémica. Cualquiera es capaz de descubrir las semejanzas entre El Incal y El quinto elemento, aunque Besson jamás reconoció, al menos
monetariamente, el origen de su influencia.
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La historia que se nos cuenta tiene una parte clásica en sus
orígenes y una parte más original de concepto a lo largo de toda la obra. En
una sociedad humana futurista decadente, un personaje anodino y por momentos
mediocre tendrá en sus manos el destino del universo gracias a El Incal, una
fuerza del bien y de la iluminación que lo guiará en su cruzada contra el mal,
representado aquí por la Tiniebla. A lo largo de más de trescientas páginas se
encontrará con múltiples personajes y no solo se autodescubrirá, sino que los
seres sintientes a su alrededor deberán de experimentar el mismo fenómeno si
quieren llegar a sobrevivir.
El Incal Negro (1981)
La historia comienza con nuestro protagonista, John Difool,
siendo arrojado por unos matones enmascarados desde Suicide Avenue hasta los pozos de ácido que rellenan los bajos de
una sociedad futurista superpoblada organizada en un sistema de castas. Difool
es un detective privado de clase R, un perdedor que malvive con lo que puede
ganar de diferentes trabajos y cuya mayor cualidad es salir indemne de las más
peligrosas aventuras. Pronto se nos introduce en la historia y van apareciendo
los primeros actores importantes de este drama de ciencia-ficción con grandes
dosis de humor: en uno de sus últimos trabajos –escoltar a una Arista por los
tugurios de sexo y perdición inferiores- se perderá sin saber como, llegando
hasta su poder un extraño objeto piramidal y brillante, llamado El Incal.
Aunque Difool no tiene ni idea de lo que le ha caído encima,
el objeto posee unas capacidades místicas. Cuando su mascota se lo traga acaba
desarrollando el don de la palabra y un vicio por predicar y salvar al prójimo
y cuando Difool lo imite acabará disociándose en sus cuatro partes básicas, las
cuales irán tomando control de su cuerpo y emociones en cada momento que pierda
la fe.
El guionista no solo va desarrollando una sociedad
particular donde Moebius puede dar lo mejor de sí mismo en el diseño –las
distintas sociedades, tecnología de todas clases en forma de trajes, armas o
naves espaciales, policías robots, seres extraterrestres de leyenda llamados
Berg, mutantes de las profundidades o Su Ofiditad Mayor, el presidente clonado
por novena vez que vive en un palacio flotante sobre el cráter donde se asienta
la ciudad-. Ambos autores nos llevarán en esta primera parte desde los burdeles
de las homeomutas hasta el lujo presidencial; veremos animales antropomórficos
al servicio de la reina del Amok, las comisarías de policía, los interiores de
las ciudades y sus entrañas.
Un enorme despliegue de inventiva y diseño y una
presentación muy ajustada de los diferentes personajes, así como los inicios de
las principales tramas: John Difool se encuentra a la carrera, perseguido por
todos lo que van encontrándose con él: policías, Berg, mutantes, los jorobados
a las órdenes del presidente y el Metabarón, uno de los asesinos más temidos,
que ha sido obligado por la Reina del Amok a dejar su retiro y perseguir a
Difool.
El Incal Negro
acaba precisamente con nuestro protagonista y su pájaro en presencia de la
Tiniebla, en la metrópoli oscura de Tecnos, con la ciudad que hemos conocido
presa de las revueltas, sumida en el caos y el Metabarón en camino.
El Incal Luz (1982)
Continúan las tramas planteadas en el anterior capítulo: la
Tiniebla está dispuesta a arrancar del interior de Difool el Incal, cuya fusión
con el Incal Negro traería un gran poder a su poseedor. La intervención de
Deepo, el pájaro de hormigón parlante de Difool acaba salvándole la vida, pero
sin poder evitar que los technos lancen al espacio un enorme huevo negro de
gran poder corruptor.
El guionista introduce una serie de nuevos conceptos
metafísicos, cuando Difool vaya al interior para salir al exterior y allí se
encuentre con un monstruo en cuyo interior se encuentra el Incal Negro. Para
poder vencerlo, nuestro protagonista deberá abandonarse a la fe y dejar de lado
su miedo y su soberbia, ambas manifestaciones de sí mismo –todavía quedan dos
por aparecer, consecuencias de tener el Incal en su interior-.
Por otro lado las revueltas militares en el planeta han
llegado a un punto de no retorno y el presidente se ve obligado a soltar un
arma mortífera que acabe con todo ser viviente. Un curioso equipo se forma y
tratará de escapar de la matanza: el propio Difool y su mascota, el Metabarón y
su hijo adoptivo Solune, Tanatah, Reina del Amok y hermana de Animah, un
personaje que aparece brevemente y que acaba quitándole el Incal Negro a Difool
y Cabeza de perro, el mercenario antropomórfico al servicio de Tanatah.
La cosa empieza a complicarse, con tantas facciones diferentes
detrás del Incal y, por lo tanto, de la piel de Difool. El curioso grupo acaba
atrapado en un remolino de ácido siendo engullido en las profundidades del
planeta, pero más allá de las estrellas la raza Berg –que parecen pájaros con
varias patas- prepara un ataque masivo contra el imperio galáctico de los
humanos.
Lo que está abajo
(1984)
Esta tercera parte es una de las mejores de toda la obra y
donde la unión del talento de Moebius con el guión de Jorodowsky es más
evidente: el guionista eleva las apuestas y a las dosis de humor y acción
habitual hay que añadir unas de metafísica y simbología. Si muchos de los
personajes principales están inspirados en cartas del Tarot –además de ser
siete, con todo lo que ese número trae consigo- ahora empezamos a vivir un
viaje interior y los pentagramas y estrellas de diferentes puntas aparecen en
los diseños de Moebius.
El lago de ácido que sortean nuestros protagonistas da a
parar a las entrañas de la tierra, donde la acción del hombre ha hecho que se
amontone tanto desperdicio que se ha creado un desierto de basura, donde
habitan una serie de criaturas que el grupo tendrá que sortear con la ayuda de
Animah y con la combinación de los dos Incales, en su unión con Difool. Tendrán
que superar diferentes pruebas a lo largo del camino –deberán perder el miedo
en sus corazones y viajar libres de resentimientos entre sí-, repleto de
psicoratas que crecen y se multiplican ante el terror de sus víctimas o de
mutantes de color rojo liderados por Gorgo El Sucio, siempre con el noveno
presidente en su nueva encarnación robótica tras sus talones.
Todo lo que incluye al presidente tiene una enorme carga
crítica. Por ejemplo emite constantemente lo que está haciendo por televisión a
todo el planeta, donde los seres humanos se sienten insensibles ante las
pantallas. El Incal en su conjunto
tiene mucho de crítica social, algo muy común en muchas historias de
ciencia-ficción de la época.
Tiene otra subtrama este capítulo que viene a complementarlo
muy bien: el Imperio se rige desde un planeta dorado donde la andrógina
perfecta, la Emperoratriz, gobierna en consenso con una serie de líderes de las
diferentes facciones y castas. Una de ellas trae pruebas de que los Tecno han
lanzado un huevo de sombra al espacio que está consumiendo los soles que se
encuentra, causando la muerte y la destrucción de todos los seres vivos que
habitan los planetas limítrofes. Entonces se produce un golpe de estado que
acaba con la vida del regente, coloca a una de las castas de la nobleza en el
poder y condena a los insurgentes a un planeta prisión donde no hay tierra, tan
solo agua y tormentas.
El capítulo finaliza con la revelación del origen y
propósito del niño Soluna, hijo biológico de Animah y Difool –sin que este se
enterase siquiera- y criado desde que era un bebé por el Metabarón. Se trata de
un andrógino perfecto que unirá en su ser los dos Incales, convirtiéndose en la
consciencia de una enorme nave piramidal que sacará a nuestros protagonistas
del planeta que hasta ahora han recorrido.
Lo que está arriba
(1985)
El juego de los opuestos que el guionista se trae con los
nombres continúa –Incal Luz, Incal Negro, Abajo, Arriba-: nuestros
protagonistas cuentan ahora con el Incal Reunido –en forma de rombo amarillo
tridimensional- y de una poderosísima nave espacial con la que combatir el
ataque de la Tiniebla y de sus huevos sombra, que consumen los mismísimos soles
de la galaxia. Para ello el Incal trazará un complejo plan que llevará a los
protagonistas al planeta acuático donde Kamar Raimo y los suyos, fieles a la
Emperoratriz, fueron desterrados. Allí se descubrirá una última estrategia por
parte del andrógino que gobierna el imperio.
Increíble el talento de Moebius para plasmar diferentes
entornos cada vez que pasamos una página: el profundo espacio donde enormes
naves espaciales dejan volar sus misiles; criaturas acuáticas como medusas
gigantes y las ciudades sumergidas; los últimos vestigios de la humanidad, que
ha sido aniquilada por la invasión de los Berg. Aparece una bonita subtrama
donde Jodorowsky aprovecha para seguir metiendo el dedo en la llaga, con unas
gotitas más de crítica social: los Araht eran esos venerables ancianos que
habitaban en el núcleo del planeta y cuidaban del corazón-sol del mismo. Se
cruzaron con nuestros personajes cuando éstos eran perseguidos por la
necrosonda y el paso de esta ha acabado destruyendo su hogar. Ahora han vuelto
a la superficie a enseñar a la humanidad como es vivir en el exterior fuera de
las ciudades-cono enterradas en la tierra. Y esa vida es a través del trabajo y
el amor, volviendo a cultivar, labrar, construir.
John Difool, ya sin el Incal, va a tener de nuevo un papel
predominante en esta aventura. La segunda parte del plan no tiene claro su
propósito todavía, pero implica cumplir una profecía milenaria del imperio
Berg. Cada cierto número de años, estos celebran unos juegos donde los
guerreros más fuertes de todo el cosmos deben de luchar entre sí por intentar
alcanzar la cima de una pirámide, donde se encuentra la madre de toda la raza
lista para ser fecundada. La acción desbordante y el sentido del humor vuelven
a primer plano: Difool ha sido entrenado por el mismísimo Metabarón, pero no es
suficiente. La nave, con todos sus tripulantes dentro y el propio Incal, se
miniaturizará y se camuflará en el interior de Difool, para ayudar a este a
través de pensamientos, hormonas o lo que haga falta para que alcance su
objetivo.
Este cuarto tomo acaba con una gran sorpresa, ya que la
Tiniebla logra manifestarse a través de un virus realizado por los Tecnos e
infectando a la Emperoratriz.
La Quinta Esencia: la
galaxia que sueña (1988)
Merece la pena dedicar un momento y apreciar la evolución
del dibujo de Moebius a lo largo de todos estos años, dedicado a esta obra. El
salto entre el cuarto y quinto volumen es quizás el más evidente: Moebius es un
dibujante dotado para la ambientación, para llenar las páginas de detalles.
Hasta ahora ha sido más clásico en la composición de página y en el uso de las
viñetas y ahora eso empieza a cambiar, de forma que aparecen figuras fuera de
su sitio natural y hay más dinamismo en la página, algo que destaca debido a la
historia repleta de acción espacial, con enormes naves, ataques de rayos y
explosiones. También ha empezado a dibujar más grande, dejándonos planchas para
el recuerdo y las figuras de sus personajes son menos estilizadas que antes.
Como si el dibujante diera un paso más allá en aras del espectáculo. Uno de los
recursos que más saltan a la vista es la desaparición de los márgenes blancos
de las páginas. Ahora las ilustraciones ocupan todo el espacio.
Por otro lado la historia continúa la batalla entre el
Incal, deseoso de reconducir a la humanidad por el buen camino y su adversario
la Tiniebla, que busca sumir la galaxia en la oscuridad más absoluta. El primer
paso de nuestros héroes será montar una operación de ataque coordinado en
diferentes frentes contra el planeta estrella de guerra, centro neurálgico de
la maquinaria bélica del imperio y ocupado por los golpistas y conspiradores,
además del último vestigio de los Tecnos. Como viene siendo habitual tenemos
mucha acción y sentido del humor y las ideas filosóficas de su guionista: la
eterna lucha entre el Incal y la Tiniebla solo puede terminar de una manera.
Una vez destruidos los receptáculos físicos de ambos, Soluna pasará a gobernar
la galaxia humana y la Tiniebla lanzará su último ataque. A la humanidad solo
le queda una posibilidad: soñar. Nuestros protagonistas tendrán 22 días para
convencer a los millones de seres humanos de la galaxia para que se sincronicen
y sueñen al mismo tiempo, lo que les permitirá desterrar al enemigo para
siempre. No es una sorpresa que desde el planeta donde comenzamos nuestra
aventura, ahora poblado por niños, partan los primeros éxitos.
Pero todavía queda un último cabo por atar. Existe una
galaxia lejana donde todavía habitan billones de seres humanos a los que ha
sido imposible persuadir: la galaxia Berg.
La Quinta Esencia:
planeta Difool (1989)
Seguimos con el juego de contrastes: si en el capítulo
interior íbamos de planeta en planeta y las páginas se llenaban de los ecos de
las batallas espaciales, ahora Difool y compañía deben volver allá donde el
primero cumplió la profecía milenaria de la raza Berg.
La conclusión de El
Incal tiene dos partes bien diferenciadas. Hasta ahora hemos presenciado un
viaje tanto interior del propio protagonista como exterior en sus correrías a
lo largo y ancho del espacio. Aunque no muy loable en sus comienzos, Difool ha
ido aprendiendo poco a poco, auto descubriéndose y dejándose llevar,
entregándose. Esta última entrega tiene la mayor carga metafísica y simbólica y
la aventura acaba siendo cíclica.
En su primera parte, Difool y Deepo, los primeros personajes
que conocimos, tienen una importante misión que realizar: hacer entrar en el
sueño tetha a billones de humanos que habitan la galaxia Berg ¡con la
apariencia de John Difool! La protoreina Berg se enamoró perdidamente de Difool
cuando éste la fecundó y ante su rechazó a alumbrado millones de criaturas
odiosas. Ahora que el protopadre ha regresado, todos sus hijos buscan venganza.
El final de la historia se da en el planeta Terra al que
llegamos por primera vez. En su interior un nuevo corazón sol debe ser formado
y la lucha final entre el Incal y la Tiniebla debe de tener lugar. Entre
curiosos nombres, figuras simbólicas plasmadas por Moebius y el guión
psicomágico metafísico de Jodorowsky tenemos un final apropiado pero que no
acabará nunca de quedar claro en su totalidad. Los protagonistas deberán de
enfrentarse a sus peores miedos y dar su vida si es necesario.
Conclusión
Una obra fruto de una colaboración íntima entre dos grandes
profesionales, sino genios, de esto del cómic. Lo que a priori pudiera parecer
una ida de olla del guionista, algo que apenas se nota hasta las páginas
finales, se convierte en una gran aventura que cambia continuamente de
escenario, que engloba a una enorme cantidad de personajes diferentes entre sí
y que es capaz de mezclar el misticismo, la simbología e ideas metafísicas con
pura acción espectacular y mucho sentido del humor. Para los más mundanos
quizás sea más difícil hacerse con todos los conceptos vertidos por el
guionista y por eso la historia tienen un desarrollo más clásico, donde los
personajes van superando una serie de obstáculos hasta llegar a la conclusión,
lo que la hace más accesible.
Porque donde sin duda destaca El Incal, dejando de lado el desbordante torrente de imaginación
que contiene, es en su forma de estar contada. Con todo lo dicho anteriormente
uno podría esperarse una obra compleja o difícil de entender, pero no es así.
Cómo el guionista plantea su historia y sobre todo cómo el gran Moebius la
plasma, eso es lo mejor de este cómic, una obra nacida en los años ochenta que
no ha perdido nada de su frescura más de veinte años después de su publicación.
La polémica del
recoloreado
El Incal ha sido
publicado en España en varias ocasiones, pero las más recientes han sido por
parte de Norma y de forma integral,
recopilando los seis álbumes en un solo tomo de tapa dura. La primera edición
es difícil de encontrar y andará descatalogado, por ello se volvió a publicar a
su tamaño original –con la portada que encabeza este post- pero con el color
cambiado.
Se trata de un tema peliagudo. Como todas estas decisiones
tendrá sus defensores y detractores. En este caso el color nuevo le da un toque
más moderno, dejando de lado el contraste cromático que tenía la obra. Basta un
vistazo a una página de Moebius de la época para reconocer que se trata de un
tebeo antiguo. Ahora el color lo uniformiza, pero es verdad que también
simplifica un poco el dibujo, de forma que no se parecían de igual manera las
páginas llenas de detalles y sobrecargadas. No se ha cambiado nada, todo está
ahí, pero parece diferente. Dependerá del lector final sacar sus conclusiones.
Norma acaba de
publicar de nuevo la obra con su color original, si bien esta vez lo han hecho
en un formato reducido.





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