miércoles, 19 de marzo de 2014

El Paciente, de Juan Gómez-Jurado




La publicación de esta novela en 2014 se convierte en un punto de inflexión en la exitosa carrera de este madrileño, periodista de profesión, que ha conseguido auparse a las listas de los novelistas más vendidos de nuestro país. Hasta entonces había jugado con géneros como el thriller de espías o de ambientación histórica,  o el relato aventurero en su esencia más pura –La leyenda del ladrón (2012) está ambientada en la Sevilla del Siglo de Oro-. 

Apostando siempre por un ritmo trepidante, un desarrollo de tramas con cierta influencia cinematográfica y con un don especial como comunicador que le han permitido conectar con una enorme variedad de público, sus novelas han conseguido traspasar nuestras fronteras, algo que creo ha estado siempre muy presente en su método de trabajo ya que, con la excepción de la mencionada La leyenda del ladrón, sus aventuras se han desarrollado en otros países como Italia, Jordania o Alemania, con protagonistas norteamericanos u europeos. 

El Paciente supone una apuesta todavía más arriesgada que sus anteriores novelas, ya que se trata de una historia ambientada en la actualidad, que tiene lugar en Washington y que está por entero protagonizada por personajes norteamericanos. Es decir, a diferencia de anteriores trabajos del autor, no aparece ni un solo personaje de origen español. 

A lo largo de sus casi quinientas páginas –al menos en su edición de bolsillo a cargo de Ediciones B, la casa del autor desde hace años-, Gómez-Jurado narra las 63 horas más frenéticas en la vida del doctor Evans, un prestigioso neurocirujano, recientemente viudo, al que le llega un encargo envenenado: operar al Presidente de los Estados Unidos de un tumor cerebral. Por si esto no fuera ya de por sí complicado, con las presiones de su propio hospital, el seguimiento del Servicio Secreto o el secretismo con el que se ve obligado a preparar todo lo necesario para llevar a cabo el proceso, un psicópata de inteligencia extrema y nula empatía secuestra a su única hija, una niña pequeña llamada Julia, y amenaza con matarla si no sigue a rajatabla sus instrucciones, con el único propósito de acabar con la vida del Presidente sin que parezca un asesinato. 

El autor cede la palabra al doctor Evans, que narra en primera persona, desde el corredor de la muerte, todo lo que le ha pasado y todo lo que se ha visto obligado a hacer para hallarse en esa situación en un intento de poner orden en sus pensamientos para contar la verdad de lo ocurrido. Una trama que recuerda a la de la película de Johnny Deep A la hora señalada (1995), pero que resulta igual de absorbente que las anteriores de Gómez-Jurado, ya que si algo sabe hacer este escritor es mantener la atención del lector en todo momento. 

La novela puede caer dentro de esa extraña definición de literatura fácil, entretenida o para pasar el rato. Y puede que sea cierto: el estilo de Gómez-Jurado es, valga el chiste, quirúrgico: todas las piezas encajan de maravilla, la trama se desarrolla de forma segura e incluso cuando aparecen grandes sorpresas, éstas tienen cabida de forma ortodoxa. No me convence la ambientación estrictamente norteamericana, pero entiendo que la trama en sí tendría mucho menos sentido si fuera en España donde se desarrollara. 

Confieso que disfruto con las continuas referencias a la cultura contemporánea a las que el doctor Evans hace alusiones cada cierto tiempo –la novela se abre con una cita de El Caballero Oscuro, toda una declaración de intenciones- y que a estas alturas ya se han convertido en marca de la casa de la literatura de su autor. También me resulta curioso ese ardid de referirse continuamente a un personaje que ningún lector tendrá problemas en reconocer –en este caso, el presidente Obama- y sin embargo nunca identificarlo por su verdadero nombre. Y qué decir de la creación de ese villano, no precisamente en la sombra, y que responde al nombre de señor White, un auténtico genio sin empatía capaz de cualquier cosa por alcanzar un doble objetivo, uno de ellos muy personal y que tiene que ver con el estudio de la condición humana. 

El Paciente también atesora alguna que otra reflexión interesante, aunque algunas de ellas sean un tópico del cine de acción de Hollywood, como por ejemplo la pregunta ¿qué estarías dispuesto a hacer por tus seres queridos? Eso es lo que se plantea continuamente el protagonista de la novela y con él, los miles de lectores que han disfrutado con éste su particular infierno. 

Esta novela también es importante por otra razón, aunque en el momento que se publicó los lectores no podíamos saberlo. Con ella Juan Gómez-Jurado daba inicio a un particular universo creativo en el que se desarrollaban varias de sus novelas y que no explotó hasta la publicación de Reina Roja en 2018, el primer volumen de una trilogía que trajo a la palestra otras novelas publicadas con anterioridad del autor, creando una especie de pentalogía cuya primera entrega no es sino este El Paciente

A la que habría que añadir, por cierto, un relato corto publicado en digital, de acceso gratuito en su momento, titulado La historia secreta del Señor White y que narraba precisamente el pasado del villano de El Paciente, del que solo teníamos hasta entonces unas pocas pinceladas. 

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