jueves, 26 de enero de 2017

Vikings. Cuarta temporada (Primera parte)

Al más puro estilo AMC, el canal History decidió que para la cuarta temporada de su serie estrella no solo se doblarían el número de capítulos, sino que estos se emitirían en dos tandas. De esa forma, los primeros diez episodios de esta nueva temporada se emitieron a lo largo de la primera mitad de 2016 y lo mismo han hecho los diez restantes, salvo que en 2017.

Aunque a Michael Hirst, creador de Vikings, parece que no le ha afectado lo más mínimo a la hora de seguir contando su historia, ya que en esta primera tanda se respeta la organización que ya imprimió a la temporada anterior, dividiéndola en dos partes bien diferenciadas: en la primera de ellas volvemos a Kattegat, en la costa noruega, donde el rey Ragnar se cura de sus heridas, tanto físicas como mentales, ya que las secuelas de la toma de París todavía están muy presentes, así como el asesinato de Athelstan a manos de Floki. Por si eso no fuera suficiente, en su convalecencia ha sido su hijo Bjorn el que ha tomado una serie de decisiones con las que no contaba y que le han puesto muy difícil las cosas.

Lo que sí ha aprovechado el guionista británico es la mayor cantidad de minutos para desarrollar las tramas secundarias. Algunas se ven un poco forzadas, como ese descenso personal a los infiernos del protagonista y sus problemas con la adicción. Pero otros le permiten ampliar el horizonte histórico de la serie, en este caso prestando especial atención a la convivencia de Rollo en la corte parisina y su matrimonio de conveniencia con la princesa.

De igual manera, al otro lado del Atlántico, los planes del rey Ecbert para la unificación de los reinos ingleses siguen su curso, siendo el próximo en caer en sus garras el de Mercia. Sin olvidar a Lagertha y su determinación por ser la condesa de Hedeby, el asentamiento vikingo situado en la frontera en el norte de la actual Alemania, sin necesidad de compartir su mandato con ningún hombre que la obligue a ello.

El final de esta tanda de episodios nos trae una nueva incursión de los hombres del Norte en tierras francas. Pero al contrario que la vez anterior, París está preparada, liderada su defensa por Rollo, por lo que se produce un enorme choque de fuerzas y una serie de estupendas batallas cuyo desenlace, por una vez, no va a ser el esperado por todos los espectadores.

Añadir que el último capítulo tiene una especie de epílogo o mejor dicho, un prólogo a lo que  ha de venir, que no es sino una buena muestra de que en Vikings se sigue apostando por un ritmo propio que lo mismo le da contar un buen montón de subtramas en un solo episodio; dejar a los protagonistas en un mismo lugar durante la mitad de temporada o hacer uso de unas elipsis brutales.


El caso es que hasta ahora nunca habíamos visto a Ragnar Lothbrok en una situación tan desesperada y hay una enorme curiosidad por saber si podrá o no volver a ser el rey que era, al que todos seguían sin dilación y que tanta pasión inspiraba en sus semejantes. 

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