
La última novela del escritor que ha sido traducida del japonés se publicó en el 2004. En tan sólo 200 páginas el genial autor nos narra una noche en una metrópoli desconocida –se intuye que es Tokio, pero no se menciona- cuyo punto central es Mari, una joven de 19 años que pretende pasar las horas leyendo tranquilamente en una cafetería hasta el amanecer. A lo largo de las páginas, asistiremos expectantes a los personajes con los que se encuentra y a sus historias personales, a través de los diálogos que tienen entre ellos. Takahashi, un joven que ensaya con su banda de música en un lugar cercano será el que comience esta aventura que los llevará a ambos a un Love Hotel donde una prostituta ha sido apaleada y robada y donde un misterio nace de repente.
No quisiera llevar a nadie a engaño, ya que no estamos ante una novela policial o de misterio. Los acontecimientos que tienen lugar en esta vigilia son meros detonantes originales para plasmar los sentimientos de los personajes, su forma de relacionarse entre ellos y sus diferentes puntos de vista en torno a temas como la vida, la independencia o la soledad. Vuelve a ser importante la forma en que Murakami nos narra estas experiencias, comenzando como si de una película se tratara, introduciéndonos a nosotros como si fuéramos espectadores –al principio puede parecer que somos omniscientes, pero al poco empiezan a plantearse dudas, de las cuales muchas no llegaremos a descifrar-, llevándonos de la mano, ofreciéndonos diferentes puntos de vista, enseñándonos cómo tenemos que aproximarnos a una joven que duerme, cómo debemos observar los fenómenos que ocurren a su alrededor.
Murakami no deja de la lado la parte onírica y nos sumerge en complicados desdoblamientos, en diferentes realidades de una misma cosa y acaba relacionándolo todo a través del entendimiento de Mari, cuya hermana mayor, tan hermosa como una modelo, duerme desde hace más de un año y no consigue volver de donde quiera que esté. Ese distanciamiento entre hermanas hará que Mari reflexione durante sus peripecias nocturnas y que llegue a diferentes conclusiones, que la harán replantearse su situación.
Usando capítulos cortos que saltan entre diferentes personajes, cada cambio de escena viene precedido por la ilustración de un reloj de aguja que marca las horas, de modo que toda la historia está cronometrada, empezado a las 23:56 de un día cualquiera, en una ciudad cualquiera y con una persona cualquiera, para concluir a las 6:52 del día siguiente, con los primeros rayos del amanecer. Otros rasgos reconocibles del escritor hacen acto de presencia, como pueden ser los gatos, el cine clásico o la música jazz, protagonista secundaria de esta novela, cuyo título es en honor de Five Spot After Dark, de Curtis Fuller, cuya interpretación dejo a continuación.
Otras novelas del autor en este mismo blog:
Birthday Stories;
Sputnik, mi amor.
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