James (Jesse Eisenberg) acaba de cortar con su novia. Para colmo, sus padres acaban de anunciarle que, si quiere ir a Nueva York a empezar la carrera de periodismo tendrá que buscarse un trabajo en el verano que le ayude con los gastos. El único sitio donde le contratan es en Adventureland, un parque de atracciones donde conocerá a un montón de jóvenes tan perdidos como él y en especial a Em (Kristen Stewart, en un papel mucho más agradecido que la sosa que interpreta en Crepúsculo) que parece sentirse atraída por él, pero que al tiempo mantiene una relación con el encargado de mantenimiento (Ryan Reynolds, que hacía de Masacre en Wolverine).
El director es también el guionista de esta comedia juvenil, ambientada a finales de los ochenta –esto se nota sobretodo por la música que inunda todo el metraje- que nos cuenta una típica historia de verano en la que varios chavales se conocen y juntos deciden enfrentarse al futuro, que no pinta muy bien. Además tendrán que lidiar con los problemas que conllevan determinados clientes, sobre todo si se trabaja en los Juegos.
No es una comedia descerebrada: está bastante contenida y tiene sus momentos de drama, más por la incomprensión que muchos de los amigos del protagonista sufren y por lo difícil que resulta a veces que una relación funcione o renunciar a los sueños de juventud o por el contrario, pelear por ellos. Además tiene un importante factor nostálgico, por dónde –un pueblucho- y cuándo está ambientada.
No deja de estar entretenida, aunque no te rías a carcajadas –pese a algún personaje algo estrafalario- pero tampoco ofrece nada que no se haya visto antes. Lo mejor sin duda la interpretación de Eisenberg, que clava al chaval que es tan bueno que siempre acaba siendo un pardillo. Aunque irá aprendiendo.
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