
Una película que costó inicialmente 15.000 euros y que lleva recaudados millones tan sólo en el mercado americano; que ha conseguido de la mano de la DreamWorks distribución en todo el territorio; que ha traspasado las fronteras americanas y se va a estrenar en Europa; de la que el mismo Steven Spielberg ha dicho que es la lo más aterrador que ha visto nunca; la nueva Bruja de Blair... ¡Tendrá que ser buena! ¿No?
No tengo muy claro si hay alguien por ahí al que le gustara El proyecto de la bruja de Blair, pero no me explico el éxito de Paranormal Activity si no es por la increíble campaña de promoción que ha convertido a una peli sin nada destacable en semejante bombazo. ¿Qué digo destacable? ¡Esto es una estafa!
Dos actores principales –salen un par de ellos más, pero apenas dicen nada- dan vida a una joven pareja que cree que hay algo en su casa –enorme, por cierto-. No se les ocurre mejor idea que comprar una cara videocámara y situarla en su habitación cuando duermen a ver qué es lo que capta. Además se traen a un psíquico o algo parecido para que les aconseje –lo único que les dice es que no se pueden mover de la casa- y se compran un tablero de ouija.
El caso es que de la hora y cuarenta minutos que dura la película, la primera hora se la pasan hablando de chorradas –el marido se lo toma un poco a cachondeo- y las grabaciones sólo captan algún susurro en la noche, una puerta que se mueve sola y topicazos del estilo.
El caso es que cuando faltan apenas 20 minutos para los títulos de crédito la cosa se pone movidita –no es que haya terror, apenas un susto y llevaba tanto tiempo esperando a que pasara algo que cuando finalmente ha ocurrido como que me ha dado igual- y se acaba. En plan sorpresa y final demoledor, pero ni una cosa ni la otra. Los actores quedan falsísimos, es aburrida y no da miedo. No es ni original. Si es que no tiene nada.
Lo que puede hacer una gran campaña de promoción. Espero que aquí en España no nos saquen mucho los cuartos con esto.
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