Aunque la miniserie sean tan sólo seis números, hay que contar que son necesarios un prólogo –comentado ya en el anterior post de esta serie- y un Epílogo, ambos a cargo del mismo equipo creativo, por lo que podemos hablar perfectamente de una miniserie de ocho números, tal es la relación que tienen entre sí.
Importancia merece también una línea de acción paralela narrada en otros seis números, guionizada por los mismos y que tiene a Darkhawk como principal protagonista. Aunque la mayoría de hechos aquí narrados no interfieren con la trama principal, algunas acciones aisladas son de vital importancia, por lo que se antoja necesaria su lectura.

A un click, la continuación de este post.
Los Starjammers se salvan por los pelos de la persecución Shiar al entrar en el espacio aéreo Kree con la excusa de asistir a la Boda Real entre Crystal de los Inhumanos y Ronan de los Kree. Algo que el Emperador Vulcan no está dispuesto a permitir. En medio de la grandiosa ceremonia, la Guardia Imperial realiza un ataque traicionero que causa innumerables muertes entre los comensales y ocasiona graves heridas a varios miembros de la realeza, incluido el propio Ronan. Lilandra es capturada y llevada a presencia del Emperador. El Rey, por boca de su esposa, declara la guerra, algo innecesario ya que la armada imperial se encuentra ya atacando los planetas exteriores. Los Inhumanos lideran las fuerzas de ataque Kree con devastadores consecuencias para sus enemigos. El hermano del Rey ha puesto su genio al servicio de su señor de una vez por todas y la tecnología aplicada a los Centinelas Kree los convierte en un arma temible, ya que el poder de Rayo Negro no sólo los alimenta, sino que provee a todas las armas de sus mejores guerreros. Los Starjammers no se quedan atrás en la lucha y ya trazan planes para rescatar a Lilandra, cuya vida está amenazada directamente por el Emperador.
Desde el mismo comienzo, Abnett y Lanning han usado los ojos de Crystal para narrarnos la guerra desde el punto de vista de los Kree. ¿Y de los Shiar? Es a través del líder de la Guardia Imperial, Gladiador, que alcanzamos a ver el otro lado de la guerra. El tercer capítulo de la misma nos depara dos grandes sorpresas: en el rescate de Lilandra participan varios actores inesperados: ¡los Guardianes de la Galaxia! Y para colmo, Gladiador decide cambiar de bando –una vez que ya había derrotado a todos los héroes-.

En el cuarto capítulo tenemos otra vuelta de tuerca espectacular. Los recientes acontecimientos han propiciado que, con el Emperador Vulcan lejos de su planeta capital y con Lilandra de nuevo junto con sus compañeros, ésta acceda al trono de los Shiar, produciéndose rápidamente una guerra civil en Chandillar. La batalla es abrumadora, pero cuando los aliados parecen tenerlo todo bajo control, hace su aparición alguien inesperado: Darkhawk, que asesina a la Emperatriz. A partir de aquí las cosas se aceleran cosa mala y la acción y la emoción saltan de las viñetas: los Inhumanos tienen un plan para no sólo acabar con la guerra –que por cierto, van ganando- sino convertir a su raza en nada menos que suprema. El enfrentamiento final entre Rayo Negro y Vulcan es inevitable y de su batalla personal dependerá mucho más que el destino de dos razas enteras. Crystal jugará un papel importante en estos momentos, acorde con su nuevo papel en el Imperio Kree.

War of Kings: Who Will Rule?
En este epílogo se sirven los autores para dejar las cosas bien atadas en algunos temas y para propiciar el siguiente evento que regirá los destinos de los personajes cósmicos de la editorial. Es un número de transición, donde asistimos a la diferente forma de lidiar que tienen los vencedores y los vencidos, así como el luto en ambos, ya que importantes personajes han muerto o desaparecido. Queda resuelto quién gobernará a los Shiar y en la última página se rescata a un personaje que hacía mucho tiempo del que no se sabía nada –desde que Starling guionizara el cosmos Marvel- y que promete muchos problemas para el futuro.
Recuperando a DarkhawkA través de dos miniseries –la primera de dos números y la segunda de cuatro- se recupera a este personaje y se le sube de categoría de una manera muy original. Chris Powell languidece en la Tierra intentando controlar sus ataques de ira. De repente aterriza en su patio trasero un alienígena que porta una armadura tremendamente parecida a la suya con una historia increíble: pertenece a una Orden Antiquísima responsable de velar por el destino del Universo. Talon ofrece a Chris la posibilidad de partir con él al espacio y finalizar su aprendizaje en el uso de la armadura, que tiene muchas más sorpresas de las que hasta ahora habíamos descubierto. Lo que ocurre es que pronto la historia toma otros derroteros que la apartan del típico camino de aprendizaje del héroe. Talon no es lo que dice ser y Chris tendrá que luchar con todos sus fuerzas para sobrevivir, aparte de que su papel en la guerra de reyes va a ser determinante –y sí, sus acciones quedan explicadas en esta miniserie-.
Valoración personal
Cada vez me están gustando más las aventuras de estos guionistas. No sólo siguen con su intención de renovar personajes algo olvidados –Gladiador o Darkhawk, sobre todo- sino que ofrecen historias que siguen siempre hacia delante en un universo convulso y violento, ofreciendo soluciones bastante lógicas. Aparte que en muchos de esos momentos saben perfectamente cómo ofrecer entretenimiento puro y duro, cargado de emoción, como esa pelea final entre Reyes. Para esto hay que felicitar también al dibujante, un Pelletier que se sale en estas páginas, siempre en continua progresión, que no se deja un fondo sin decorar –y para colmo, Crystal le sale bellísima-. Sobre las portadas, he de admitir que quitando la del número uno, no me ha gustado mucho la labor de portadista que ha ejercido Brandon Peterson, hasta ahora el más flojo en esta categoría desde que empezamos con estas sagas cósmicas.

En lo referente al otro gran tema, las aventuras de Darkhawk, la historia sigue siendo interesante y en su final bastante original, bien entrelazada con la miniserie principal. Le fallan más los dibujantes en los primeros números con una narrativa muy confusa donde no se entiende bien qué es lo que está pasando en cada página. Pero gana en la segunda miniserie con la llegada de Wellington Alves, otro cuyo salto de calidad página a página se aprecia con facilidad.
En resumen, se sigue manteniendo el nivel de lo visto en sagas anteriores y se pretende continuar con la progresión, ya que muchas semillas han sido plantadas para futuras sagas, que espero veamos pronto y podamos juzgar. Personalmente sigo echando de menos a uno de mis personajes favoritos, Estela Plateada, pero por las noticias que viene de USA parece que dentro de poco volverá a asumir un papel determinante en el Universo Marvel. Estaremos aquí para comentarlo.

Los capítulos anteriores de esta saga, aquí.
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