sábado, 6 de marzo de 2010

Corazón rebelde, de Scott Cooper


Película que acude este año a los oscars con muchos puntos en común con otra producción que lo intentó el año pasado y que se fue de vacío, El luchador; ambas narran la historia de un artista ya en edad madura que malvive de las rentas y que deben replantearse su futuro.

Aquí Jeff Bridges interpreta a Bad Blake, un cantante de country cerca de los sesenta años que se ve obligado a repetir sus viejos éxitos frente a aficionados pueblerinos en los locales más cutres, ya sean tabernas o boleras. Su estilo de vida deja mucho que desear: siempre en la carretera, alcohólico, fumador y comiendo fatal. Será una mujer con bastante carga a sus espaldas –una reportera, madre soltera- la que le haga replantearse sus ideas e intentar salir del pozo en el que se ha convertido su carrera artística.

Esta es la primera película del director –que también es actor- y por ello entrega un producto previsible, abundante en tópicos, si bien le añade un final más optimista de lo que suelen ofrecernos este tipo de historias. El homenaje al country –y su uso durante todo el metraje- es uno de los puntos fuertes de la cinta, reflejado muy bien en ese cambio de generación que se da entre el propio Blake y el que fue su discípulo, ahora convertido en ídolo de masas al saber reinterpretar ese estilo musical tan peculiar para los nuevos oyentes. El otro pilar en el que se sustenta esta historia es en sus actores, los cuales hacen un gran trabajo, empezando por los secundarios como Robert Duvall (La carretera) fiel amigo y esperanza de salvación del protagonista; Colin Farrell clavando el papel de estrella de la música y Maggie Gyllenhaal (El caballero oscuro) convirtiéndose en el catalizador que insuflará nueva savia en el viejo árbol caído.

Mención aparte merece Jeff Bridges, que está teniendo una madurez en su trabajo envidiable, capaz de dar la réplica en superproducciones como Iron Man, en alocadas y lisérgicas comedias como en Los hombres que miraban fijamente a las cabras o en auténticos dramas como en el que nos ocupa; y ofreciendo en todos ellos cambios de registros sinceros y apropiados a su papel. Acaba de ganar el Globo de Oro en la categoría de Mejor Actor de Drama, lo que le augura grandes expectativas para los Oscars de este fin de semana. Yo apuesto por él, que además la historia es muy americana y seguro que la recompensan.

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