Nos encontramos ante la continuación directa de La guerra Kree-Skrull y como tal ataba algunos cabos sueltos que se quedaron pendientes al finalizar dicha aventura; y al tiempo se planteó una nueva saga con entidad propia que permitiría realizar uno de los eventos más importantes en toda colección de superhéroes: la llegada del mítico número #100 USA. Todavía con Roy Thomas a los mandos –aunque por poco tiempo- los Vengadores alcanzaron tan laureado aniversario y siguieron más allá, descansando sus historias en las sólidas manos de otro gran guionista de la casa, Steve Englehart.

La Trilogía de Barry Windsor-Smith (The Avengers #98 al 100 USA, Abril a Junio de 1972).
Tras su colaboración en Conan el Bárbaro –que tan buenos resultados había dado- el guionista de la serie vengadora recurrió a Smith para plasmar una pequeña aventura en tres partes que culminara de forma espectacular en la centena de números. El dibujante de origen inglés es todo un ejemplo de tesón en el mundillo por sus originales comienzos. Su estilo quizás no sea el más adecuado para el tono superheroico, donde no se ha prodigado demasiado, pero echando un vistazo en Internet, lo que en un comienzo fue deudor de Kirby –esto se puede apreciar en sus primeras colaboraciones con la editorial- pronto derivó a un estilo propio y bien diferenciado –también apreciable en la mayoría de su trabajo- con gustos por unos fondos y decoración muy curiosos; llegado a ser calificado su estilo de influencia pre-rafaelista –sea esto lo que sea- lo cierto es que el autor siempre ha tenido un aura de genialidad a su alrededor y, por lo tanto, había llegado al título adecuado.

Lo primero para Thomas es aclarar la pregunta con la que finalizaba el último número: ¿Qué fue de Goliat? Y aquí mismo se despeja que está vivo –si bien no cómo sobrevivió- y que ahora ¡viste faldita morada! Smith recrea a Clint Burton para hacerle abandonar su papel de hombre gigante y le dota de nuevo de su arco y sus flechas. El motivo del nuevo uniforme morado seguro tendrá que ver con la aparición de un antiguo vengador: Hércules, que parece sufrir de amnesia. La presencia del dios Ares en un vano intento por provocar una guerra entre los habitantes de Nueva York y entre el propio grupo de héroes parece ser el detonante. Muchas explicaciones después y una lucha entre dioses hacen fácil el destino de los héroes: el Monte Olimpo. En el número #100 USA será necesaria la presencia de todos los que alguna vez han sido Vengadores para solventar la invasión al hogar de los dioses griegos –algo de lo que el dibujante siempre se ha quejado- y dilucidar las dudas que todavía quedaban pendientes.

El final de la etapa de Roy Thomas en Los Vengadores (The Avengers #101 a 104 USA, Julio a Octubre de 1972).

Thomas no sólo había ido sustituyendo a Stan Lee en casi todas las series que éste había comenzado, sino que cada vez más consumía su tiempo en labores editoriales y de dirección de los diferentes personajes de la casa. Como no podía ser de otra forma, al final Thomas tuvo que aceptar ser Editor Jefe de la editorial en sustitución –de nuevo- de The Man.
El primer número de su despedida contó con sus guiones sobre un argumento de Harlan Ellison, prestigioso escritor norteamericano con una gran carrera en el género de la ciencia-ficción, que planteó una historia donde el destino de la humanidad depende de la intervención de un hombre anodino que deberá enfrentarse a los mismos Vengadores. La introducción del Vigilante le añade otro toque trascendental a este capítulo que casa perfectamente con el tono grandilocuente y de ciencia-ficción de muchas de las historias del grupo.

Los últimos tres números que contaron con la escritura de Thomas fueron sugeridos nada más y nada menos que por uno de sus ayudantes, un todavía desconocido Chris Claremont. Thomas y Adams habían colaborado antes en los últimos números de La Patrulla-X, donde entre otras aventuras plasmaron lo que se vino en llamar la Segunda Saga de los Centinelas, robots asesinos cazamutantes –la primera fue ideada por Lee y Kirby y ya comenté algo sobre ella aquí mismo-. Lo que se plantea en esta trilogía no es otra cosa que la Tercera Saga de los Centinelas, que recupera situaciones creadas para la colección de los mutantes y se actualizan y adaptan al universo de los Vengadores, al mismo tiempo que el bueno de Thomas aprovecha para seguir desarrollando a sus personajes y sus situaciones favoritas, como la inminente relación entre la Visión y la Bruja Escarlata –un amor que, pese a no ser reconocido todavía, es más que evidente para todo el mundo, lectores y protagonistas incluidos-.
Rick Buckler era un dibujante norteamericano que en la década de los ’70 colaboró en muchos de los títulos de la editorial. Habiendo dibujado a la mayoría de personajes de Marvel –además creó a Deathlok- y de DC, pertenece al estilo de dibujantes parecidos a Neal Adams o John Buscema. De modo que su colaboración en todos estos números junto a Thomas continuó con un marcado estilo de dibujo que ya llevaba un tiempo instaurado en la colección, de forma que, si bien algún artista podía destacar sobre los demás en algún momento –como el mismo Adams en La guerra Kree-Skrull- la verdad es que el nivel medio de la colección estaba situado muy alto y la mayoría de dibujantes cumplían muy bien con su labor. Se despide Thomas con otra trepidante aventura donde la humanidad se enfrenta de nuevo a su fin y cuya última línea de defensa son los poderosos Vengadores. Deja además el guionista una serie de cabos sin atar, a saber: la aparición de un enloquecido Segador y del cuerpo inerte del Hombre Maravilla, con una propuesta de lo más inusitada para el androide vengador; el amor no confeso entre Wanda y la Visión –sin duda uno de los personajes preferidos de Thomas en sus últimos números en la colección-; así como la desaparición de Mercurio, caído en batalla contra los Centinelas; flecos argumentales que deberá solventar el nuevo guionista de la colección: ¡Steve Englehart!

La llegada de Steve Englehart (The Avengers #105 al 108 USA, Noviembre de 1972 a Febrero de 1973)
Ya hablé de forma más tranquila sobre este guionista en una saga vengadora muy alabada –y posterior a la actual, de hecho, de finales de su etapa en la colección- llamada La Saga de la Corona Serpiente. En sus comienzos Englehart también narraba las aventuras del Capitán América, por lo que ambas series estaban muy ligadas. Y es que el continuo mimo por sus personajes y sus diferentes situaciones en la totalidad del universo Marvel que compartían es una de las características de su prosa. ¡Viva la sacrosanta continuidad!
La tardanza en los lápices del número #105 USA de Buckler hace tomar a Roy Thomas –recordémoslo, Editor ahora- la decisión de buscar a otro profesional que completara el capítulo en tiempo récord, por lo que recurrió a su comodín particular, el nunca lo suficientemente estimado John Buscema. Y es que Buckler, con un hijo prematuro recién nacido, tuvo además que ser ayudado en las sucesivas entregas por compañeros de profesión como George Tuska, Jim Starlin o Don Heck.

Los Vengadores –con la reciente incorporación de la Pantera Negra, de visita en Nueva York- se reúnen de nuevo –a excepción del Capitán América, ocupado con sus propias aventuras y con los demás miembros llegando de otros rincones del Universo Marvel- para continuar con la búsqueda de Pietro en la Tierra Salvaje, donde los mutantes creados por Magneto presentarán batalla. La vuelta de El Centinela de la Libertad traerá una compleja trama con uno de los primeros enemigos del grupo y con el Segador, cuyas tentaciones sobre la Visión son cada vez más fuertes.
Tan sólo acaba este tomo con un par de subtramas que deberán hallar respuesta en una futura edición en tomo del resto de aventuras narradas por Englehart. El destino final de Mercurio por un lado y el de la relación entre la Visión y la Bruja Escarlata por el otro.
Edición de Panini
Tengo que reconocer la habilidad de Panini para mejorar el tomo recopilatoria de La guerra Kree-Skrull un año después de su publicación. La continuación ha mantenido el formato pero ha mejorado al anterior claramente –menos en el precio, una batalla perdida de antemano si se está dispuesto a recuperar estos clásicos en una edición decente-: índice con los autores completos responsables de cada número; portadas situadas en su orden cronológico antes del comienzo de cada capítulo; varios artículos de Raimon Fonseca, explicativos, llenos de curiosidades, al comienzo de las etapas y aventuras más relevantes y finalmente la inclusión de algunos bocetos curiosos o portadas españolas al finalizar el tomo. La realización es bonita y la portada con sobrecubiertas es un término medio entre las más endebles para otros tomos y la tapa dura, sin duda más cara y no muy recomendable si se pretende recuperar una larga etapa de cualquier colección clásica.
Aunque para mí la mejor forma de recuperar un material clásico siempre sea el formato que se le dio al Spider-Man de John Romita, tengo que reconocer que no me importa hacerme con tomos como los del Spider-Man Team-Up o el de estos Vengadores, que parece que continuarán sus aventuras en no demasiado tiempo. A ver si tenemos suerte y se consolida esta forma de recuperar clásicos en España, a todo color y con su tamaño original.
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