
Todo lo que ha ocurrido alrededor de esta miniserie de seis números – y ha sido mucho tiempo para que pasaran cosas, desde Febrero de 2006 hasta Julio de 2009- gira en torno al hombre detrás del guión, Damon Lindelof, famoso productor y escritor televisivo que ha realizado series conocidas como Crossing Jordan o la tan comentada y apunto de terminar, Perdidos. Junto con J. J Abrams –responsable de otra gran serie actual, Fringe- también se ocupó del guión de la recién oscarizada Star Trek. El caso es que a principios del año 2006 Marvel anunció que Lindelof realizaría una historia en el universo Ultimate de la compañía –donde podía tener acceso a los personajes más famosos de la editorial sin tener que preocuparse por ataduras de continuidad ni por sagas varias- cuyos protagonistas serían Lobezno y Hulk, una famosa pareja que ya había bailado cientos de veces y cuyos enfrentamientos siempre habían tenido un algo de mítico –hay que recordar que la primera aparición del mutante canadiense tuvo lugar en las páginas del gigante esmeralda-.
Tras los dos primeros números que aparecieron con tan sólo dos meses de diferencia los compromisos del guionista le impidieron entregar los siguientes guiones hasta varios años después, siendo de nuevo retomada la historia a principios del 2009. Riesgo que se corre siempre que se contrata a un especialista de otro medio, que por mucha justificación que se le de no deja de ser una falta de profesionalidad tremenda, tanto por parte del artista como de la editorial, que no se asegura las páginas a tiempo. Debates aparte, una vez finalizada la historia podemos hacer balance de la espera, que si bien está claro que no ha merecido la pena, al menos el resultado final no es malo, sino entretenido y hasta muy gracioso en algunos momentos.

Lindelof plantea una historia de lo más sencilla que ya nos sabemos de memoria: a Logan se le asigna la misión de buscar y asesinar a Bruce Banner –en este caso por Nick Furia- y eso es lo que hace –al menos, buscarlo, encontrarlo e intentarlo, que esto también nos lo sabemos-. Pero para salirse del esquema establecido, hace uso de una serie de recursos narrativos que pueden apreciarse mucho en Perdidos sin ir más lejos: una misma historia contada desde diferentes puntos de vista –hay algunas escenas que ocurren hasta tres veces- con continuos saltos en el tiempo hacia delante y hacia atrás para reforzar el sentido del humor, con situaciones graciosas y originales y con diálogos acertados, rápidos y molones –por describirlos de alguna manera, la realidad es que llaman la atención-. Esto tiene sus cosas buenas y malas, como que a veces parezca que la historia no avanza y que cuando lo hace parece que ha dado un salto enorme. Pero, como ya he dicho antes, el resultado final es gracioso. Destacan algunas escenas muy bien pensadas: la inicial con un Lobezno partido por la mitad, todavía vivo y escalando una montaña para buscar sus piernas es desternillante; el harén de Hulk o cómo se pone este cuando se le menciona a Betty –o su impotencia-; la transformación de esta última en una supermaciza Hulka; lo del panda, la cabeza cortada… Lindelof vuelca muchas ideas divertidas en un cómic que, dicho sea de paso, apenas tiene acción en forma de peleas, casi todo es una batalla dialéctica entre ambos contendientes –en realidad se puede decir que Hulk barre el suelo con Lobezno, pero en fin-. Otra característica marca de la casa es el continuo uso de elementos que hacen referencia a la cultura popular actual, como Star Trek, canciones de raperos o la Iniciativa Dharma.

La otra mitad del equipo es Leinil Francis Yu, que desde hace unos años dedica su tiempo a los grandes proyectos de la editorial, algo que no acabo de entender muy bien porque no me parece un dibujante de calidad, si bien le reconozco que sabe ser espectacular en algunos momentos, sobre todo para tratarse de alguien cuyo estilo es bastante sucio y cuya composición de página y narrativa no son nada de otro mundo. De hecho, es este tebeo hay varias dibujos donde no se entiende muy bien qué pasa exactamente. El filipino tiene además otra falta importante en esto del cómic de superhéroes y en especial con este guión en concreto: le es imposible dibujar a una mujer de forma atractiva. Y cuando las páginas están repletas de momentos que juegan con cierto erotismo inocente se nota muchísimo esta incapacidad. En contra hay que decir que a Lobezno, que es tirando a feo, lo dibuja bastante bien y a Hulk casi perfecto –es una masa informe de músculos, así que le sale a pedir de boca-. Sube enteros su trabajo cuando se trata de ilustraciones a toda página o alguna que otra portada.
En resumen, un cómic entretenido que aquí en España se ha publicado de una tacada, algo que le ha beneficiado mucho a una historia sobretodo divertida, con buenas ideas –algunas de ellas hasta originales- y con un dibujo correcto, aunque no sea de mis preferidos. Aún así se trataba del show de Lindelof, cuyas expectativas apenas ha cumplido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario