viernes, 6 de agosto de 2010

Rita Hayworth y la redención de Shawshank, de Stephen King

Escrito en 1982, está considerado por el propio autor como uno de las tres mejores obras que han sido adaptadas a otros medios. En sus orígenes un relato corto, en 1994 Frank Darabont iniciaría una prestigiosa colaboración con King –que luego le llevaría a adaptar El corredor de la muerte y La niebla- para realizar una gran producción que en ese año fue nominada a siete oscars y se convirtió con rapidez en una película de culto, donde casi todo estaba perfecto, desde sus prestigiosos actores hasta la dirección y el guión de Darabont. Estoy refiriéndome a Cadena perpetua, una de las películas favoritas del aficionado desde su mismo estreno –siempre aparece en los rankings de diferentes medios-. Curiosamente, en 2009 esta historia también fue adaptada al teatro.

Situada en los años de postguerra en el condado de Maine, en una prisión donde Red cumple cadena perpetua por asesinato. Es el propio Red el que narra los hechos en primera persona, en su propio diario personal. Red es un personaje importante en la cárcel: es el que consigue cosas. Bajo cierta comisión, Red es capaz de introducir en la prisión y entregar ciertos artículos, como tabaco, libros, alcohol, cordones, cepillos de dientes… Por eso se sorprende ante las peticiones de un nuevo preso, Andy Dufresne, un banquero de éxito condenado de por vida por el asesinato de su mujer y su amante. Para hacer entendible su historia, Red se retrotrae a los inicios, cuando Andy es condenado. Y es que la figura del nuevo preso no deja de cautivar a Red, por lo que pronto se harán amigos. Red continúa su historia a lo largo de los años sorprendido por la figura de su amigo y las hazañas que realiza. Valiéndose de su formación, pronto se convertirá en un elemento necesario para los propios guardias y alcaides de la prisión, que recurrirán a sus servicios para solucionar sus problemas legales, con hacienda o de tema financiero. Las cosas llegarán a complicarse de verdad cuando Andy tenga acceso a un nuevo preso que puede aportar pruebas sustanciales de su inocencia, algo que chocará con los intereses del alcaide.

Relato alejado de la temática por la que se ha hecho famoso King, no es una historia de terror al uso, sino un drama carcelario cuyo único elemento extraordinario es la personalidad de Andy, calmado y sosegado, educado, introspectivo y las relaciones que establece en una situación ajena a él por completo como es una cárcel americana. La visión que de él realiza su amigo Red, uno de los cabecillas de Shawshank, ayuda a mitificarlo en muchos momentos y lo que consigue durante los muchos años que pasa entre rejas lo confirma. Con un desenlace inesperado y sorprendente, pronto se hace evidente el secreto que ocultaba la mismísima Rita Hayworth.

Como comentario final, la versión de Darabont mejora y mucho a la de King, si bien es bastante fiel y es fácil reconocer diálogos y situaciones calcados en uno y otro.

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