martes, 7 de septiembre de 2010

La muerte en Venecia, de Thomas Mann

Publicada en 1912 y ambientada un año antes en la ciudad que presta su nombre al título, es una novela corta del escritor alemán nacionalizado estadounidense que recibiría el Premio Nobel de Literatura en 1929. Cuando fue publicada, Mann ya era un escritor reconocido que gozaba de gran popularidad y que ya había aportado a la literatura europea algunas de sus obras maestras: Los Buddenbrook (1901), por ejemplo.

Un hotel en la isla de Lido veneciana es el lugar adonde llega un conocido escritor alemán: Gustav von Aschenbach. Famoso y reconocido más allá de las fronteras donde reside, su alma de artista, disciplinada como pocas, siente la imperiosa necesidad de tener un poco de tiempo de asueto, para relajarse y poder volver a su escritura con ánimos y fuerzas renovadas. Finalmente elige la ciudad de Venecia para su estancia y, pese al clima opresor que le desagrada, decide prolongar su estancia debido a una única razón: la presencia en el mismo hotel de una familia aristocrática polaca entre cuyos miembros se encuentra el joven Tadzio, un niño de unos catorce años tan bello que cautiva la atención del maduro escritor, que poco a poco irá obsesionándose con el muchacho hasta que se vea obligado a reconocerse a sí mismo el profundo amor que le inspira.

La escritura de Mann en estas páginas tiene un deje poético en todas sus formas. En sus inicios, Mann se toma su tiempo para presentar al lector la psicología de su personaje principal y la relación que lo mueve con el arte. La descripción de los principios creadores del escritor y de sus pasiones dominadas por la disciplina y el trabajo duro es muy reveladora. Pronto, el carácter de Aschenbach irá mudando poco a poco, obsesionado por la belleza de Tadzio y arrastrado por una pasión y un amor que, curiosamente, nunca abandonan su mente ni su interior. Se contenta con observarlo o seguirlo discretamente por las calles de una Venecia donde se masca una tragedia y que emite constantes sonidos de alarma ante lo que está por venir: una epidemia de cólera que, pese a los esfuerzos de las autoridades venecianas, muy pronto será del dominio público.

Cuajada de referencias a la mitología clásica –Sócrates, Fedro, los dioses griegos como Eros- la novela se lee rápidamente si el lector acepta perderse en la prosa de Mann, muy intimista en lo que se refiere a sus personajes ya que casi todas las reflexiones tienen lugar en el alma de Aschenbach. Estamos ante una historia que, pese a su corta extensión, no es muy difícil de apreciar su gran profundidad psicológica. Siendo esta la primera obra del alemán que leo, no puedo dejar de recomendarla, ya que me ha hecho interesarme por otras obras del mismo autor, que espero poder leer en un tiempo próximo.
Fotograma de la película

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