El ambiente en la ciudad fronteriza de Deadwood está más tenso que nunca. A las maniobras políticas para su anexión al territorio de Dakota del Sur hay que añadir la llegada en la temporada anterior del prospector Hearst, un hombre sin escrúpulos dispuesto a hacerse con todas las concesiones de oro de la zona a cualquier precio y cuanto antes mejor. Sus competidores directos por mantener el poder en la zona son Tolliver y Swearengen, que pronto comprobarán cómo las gasta el nuevo inquilino del hotel de Deadwood. Como no podía ser de otra manera, sus violentos métodos y asesinatos encontraran su mayor obstáculo en el sheriff Bullock.
La última temporada de Deadwood prosigue sus tramas con una gran calidad y el único pero que se le puede poner es su final abierto, sin atar ningún cabo y de veras pensado como si se fuera a continuar con la emisión, de una forma o de otra.
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La última concesión minera que se resiste a la venta es la que pertenece al matrimonio Ellsworth –mientras él la gobierna, el contrato pertenece por entero a su mujer-. Ninguno de los implicados decide ayudar a Hearst a lograr sus propósitos, por lo que pronto tendrán lugar los deseados enfrentamientos, provocaciones y peleas, rodeadas de múltiples asesinatos, algo que Bullock no está dispuesto a tolerar, aunque decide ser cauto al asociarse con Swearengen por el bien del pueblo.
Aparte de las tramas principales –la política y la del codicioso prospector- Seth Bullock y su esposa tendrán que sobrellevar la muerte de su hijo en los capítulos finales de la temporada anterior: mientras ella ejerce de maestra, él se verá obligado a mediar con los responsables, dos negros que dejaron escapar un caballo salvaje que arrolló en su carrera al muchacho.
Por lo demás la ciudad va creciendo a lo largo del metraje. Se funda el banco de Deadwood, llega el telégrafo, aparecen nuevos negocios como un grupo de teatro. Como aparición especial tenemos en un par de capítulos al famoso Wyatt Earp y su hermano Morgan, una pena que no protagonicen más escenas.
Y es que hay que reconocer que la tensión con Hearts –cuya mano llega incluso a la política, influyendo negativamente sobre la candidatura de Bullock a sheriff una vez realizada la transición de estados y situando a sus allegados en puestos clave- tengo que admitir que existe un bajón en esta última temporada. Lo que se antoja como un enfrentamiento inminente entre los dos bandos en el poblado de Deadwood en realidad nunca llega a producirse y de forma mucho más flagrante cuando nos damos cuenta de que nunca lo veremos.
El final de la temporada
Como se podía preveer, Hearts acaba finalmente obligando a Alma a vender su concesión al convertirla de nuevo en viuda. Una vez asesinado su marido, ésta decide quedarse en Deadwood con el dinero conseguido. Bullock pierde las elecciones a sheriff y Hearts acaba marchándose como un triunfador del pueblo, una vez que sus intereses quedan bien representados en la figura de Tolliver.
A mediados del 2006 la HBO anunció que no renovaba a los actores de la serie, aunque lo más gracioso es que nunca confirmó la cancelación definitiva de Deadwood, pese a que hoy en día los decorados han sido desmontados y sus protagonistas confirmado la imposibilidad de realizar una conclusión adecuada, pese a que durante bastante tiempo se pensó en dos películas para tal fin. La última temporada de Deadwood deja con mal sabor de boca. Su creador, David Milch, fue fiel a su estilo de narrar un día en la vida de los habitantes de Deadwood por capítulo y quizás tuvo mucho que ver el no ponerse de acuerdo con la cadena en una forma adecuada de continuarla –o al menos, finalizarla adecuadamente-.
Pese a todo, tras tres temporadas, nos queda un retrato realista del salvaje oeste –quitando la forma de hablar de sus protagonistas, que es bastante anacrónica- con un guión cuidado al milímetro repleto de situaciones extraordinarias y diálogos sublimes. Que contó con una producción muy cuidada –decorados, maquillaje, vestuario- y con unas actuaciones muy solventes, así como la iluminación, fotografía y dirección. Casi todo sobresale en Deadwood y nada destaca por su mediocridad, lo que da a entender el elevado presupuesto del que debía de gozar la serie.
Como ya he comentado más arriba, una pena que, al contrario que Roma, que tuvo los mismos problemas presupuestarios, no se le consiguiera dar un final digno y consecuente con lo conseguido hasta entonces. Quedará siempre esta mancha en la HBO, una cadena que suele tratar muy bien a sus producciones, especialmente si atesoran la calidad de ésta.
En el lanzamiento en DVD se incluyó una especie de documental contando los diferentes destinos de los protagonistas, pero no he conseguido verlo.
Todo Deadwood, aquí.






En teoría la serie debía cerrar con una película a modo de final y cierre de tramas, pero los actores empezxaron a trabajar en otros proyectos y no se supo más.
ResponderEliminarA mi me parece muy mal que una serie quede así de colgada, igual quie Carnivale y encima en HBO. Una cadena tan seria no puede hacer cosas así.
Ninguna serie debería quedar inconclusa. Casi siempre se sabe de antemano si va a continuar o no y como mínimo deberían de ofrecer un cierre -más malo o más bueno- a las tramas.
ResponderEliminarLo que pasa es que en una serie como Deadwood se nota más, porque a este tipo de producciones les vienen muy bien el broche de oro.
Una lástima