sábado, 13 de noviembre de 2010

Batman y los hombres monstruo, de Matt Wagner


En el año 2006, Wagner desarrolló un proyecto muy personal en DC centrado en los primeros años de Batman. El cariño mostrado por el autor hacia las primeras aventuras de los personajes más icónicos de la editorial era bien conocido y después de realizar la miniserie Trinity decidió continuar por ese camino. Maniobras editoriales ajenas a él le impidieron trabajar con Superman, por lo que al final decidió centrarse en el alter ego de Bruce Wayne y entregar un proyecto de un año de duración. Doce números divididos en dos miniseries diferentes pero relacionadas brevemente entre sí que se situaron bajo el nombre de Dark Moon Rising y que no es otra cosa que un intento por parte de Wagner, no sólo de actualizar dos historias clásicas ya contadas en los primeros cómics del personaje, sino de tratar de plasmar esa evolución que vivió Batman de justiciero callejero, centrado en los criminales mafiosos y en la corrupción de su ciudad, hasta el superhéroe capaz de enfrentarse a los más variados seres superpoderosos.

La primera de esa miniserie nos traslada a los comienzos de Batman, poco tiempo después de lo narrado por Miller en Año Uno. Seis números completos para narrarnos la aventura titulada Batman y los hombres monstruo.

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Bruce Wayne, como Batman, se encuentra en plena lucha contra los mafiosos de Gotham, cuyo jefe más poderoso es el conocido como El Romano, con su mano derecha Sal Maroni a la cabeza de su organización. Su reciente alianza con Gordon no ha hecho más que empezar y tiene puestas grandes esperanzas en ella.

Bruce Wayne lleva poco tiempo como Batman. Su personalidad se haya muy alejada del neurótico y obsesionado que se nos ha presentado en los últimos años. Sigue siendo terriblemente disciplinado, pero todavía es algo ingenuo y conserva la esperanza de que su guerra pronto pueda acabar, por lo que podrá abandonar el manto del murciélago más pronto que tarde. Incluso se permite el lujo de tener una novia, una estudiante de derecho llamada Julie Madison, cuyo padre es el dueño de Industrias Madison.

Wagner nos introduce la primera aparición del Doctor Hugo Strange, un psicólogo dedicado a sus propios experimentos científicos con la bioingeniería. En su afán de crear un superhombre ha dado vida a unas poderosas y grotescas figuras que siembran el terror en la ciudad de Gotham. Su primer encuentro con Batman dará pie a una obsesión malsana con el justiciero, que le llevará a encontrarse con él en el futuro –en la saga conocida como Presa, por ejemplo-. Pronto todos los personajes irán relacionándose entre sí, ya que la mafia tiene muchas conexiones, entre ellas deudas que cobrar tanto con Strange como con el padre de Julie, que se ve obligado a solicitar un préstamo ante la imposibilidad de pagar sus nóminas. Y Batman en el medio, que ve su vida personal de nuevo relacionada con el crimen por un lado y que tendrá que aprender ante un enemigo que no había previsto, esos seres monstruosos que casi acaban con su vida.

El guión de Wagner funciona muy bien como actualización de esos cómics publicados en los años 40 en los primeros números de la serie Batman. Al mismo tiempo entronca muy bien con la mitología desarrollada en Año Uno, obra verdaderamente fundacional del personaje, debido a la gran cantidad de historias posteriores que la han tenido como punto de partida. Wagner no se resiste a utilizar diferentes diálogos o viñetas –en un periódico podemos leer la desaparición de Capucha Roja- que nos retrotraen a momentos concretos de la primera aparición pública de Batman en Gotham, así como a la manera milleriana de contar las cosas, con esos cuadros de texto en primera persona que nos revelan los pensamientos de sus protagonistas, si bien aquí no se limita a Gordon y a Batman, sino que a través de los ojos de Strange o de la propia Julie Madison tenemos un nuevo punto de vista de Batman/Bruce Wayne. Me gustan especialmente esos detalles apenas sin importancia que describen a sus personajes, un ejemplo de preocupación del autor por dotar de cierto realismo a lo que se está contando. De ese modo podemos saber la dieta que lleva un consumado atleta como Batman en su vida civil, por ejemplo. A eso hay que sumarle que la historia principal tiene gancho, comenzando como una más de terror y derivando en acción desenfrenada, pero muy bien planificada y usando a la mafia como nexo común para darle empaque a la misma.

Para ello el dibujo de Wagner –ayudado en el color por Dave Stewart- tiene mucha fuerza. Aúna su marcado estilo clásico con la modernidad y las estupendas coreografías de acción y selecciona muy bien el momento de introducir una ilustración a página completa o a doble página. Hace uso de sus particulares mini viñetas cuadradas en las esquinas de las páginas y realiza un agradable trabajo en el contraste de la luz y las sombras. En realidad Wagner posee un estilo de dibujo muy sencillo, pero consigue sacarle un gran partido. Las portadas también están muy logradas, éstas diferentes a las ilustraciones interiores.

Valoración personal
Desde la publicación de Año Uno, esos primeros años de Batman como justiciero enmascarado han sido un filón para la industria. Leyends of the Dark Knight fue una serie creada ex profeso para dar salida a historias ambientadas en esa época –Presa o Gótico fueron publicadas en esta cabecera-. Una vez cancelada la serie, los autores más prestigiosos no se han resistido a continuar con la labor de revisitación de esas primeras apariciones, como Brubaker en El hombre que ríe o el propio Wagner con Trinity. A mí personalmente me gusta ese Batman algo inexperto todavía alejado del Terminator en que se había convertido en los últimos años. Además da lugar a jugar con el mito del personaje, aunque cada autor realice su aportación y a veces éstas se contradigan en los más pequeños detalles. Por ejemplo, en esta miniserie tenemos la primera aparición del bat-móvil, algo que ya vimos en Presa.

Wagner aquí hace un gran trabajo, interesante y entretenido al tiempo. Su estilo clásico le sienta bien a la historia, así como su dominio urbano de luces y sombras. Batman aquí todavía se encuentra a pie de calle, aunque empiece a enfrentarse a criaturas extrañas. Es una premisa interesante, ese paso natural entre los criminales de la calle y los corruptos hacia los supervillanos que luego han ido poblando las páginas de su serie. Pero eso todavía está por venir.

De momento Wayne cree que va ganando, el muy ingenuo. Cree que le queda poco para volver a ser una persona normal. Que la guerra está casi terminada. Inocente.

Todo sobre Matt Wagner, aquí.

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