sábado, 20 de noviembre de 2010

La crisis Ninja y otros misterios de la economía actual, de Leopoldo Abadía


Este zaragozano ya jubilado de su trabajo como profesor en la Universidad de Navarra en el IESE llamó la atención tras la publicación en Internet de una serie de artículos explicando la crisis financiera. Su forma llana, campechana y directa de explicar una serie de términos económicos, así como un sentido del humor muy costumbrista, le valieron la oportunidad de poner sus ideas por escrito, de forma que desde entonces ha vendido muchos ejemplares y su tercer libro sobre el tema acaba de salir de la imprenta.

Abadía se inventa un pueblo, San Quirico, donde entre bocatas de jamón y tintos intenta concienciar a su amigo, que tiene una pequeña empresa, de la situación global que tiene lugar en lo referente a la crisis –que él mismo se encarga de bautizar como crisis Ninja, en honor de esos ciudadanos americanos a los que les vendieron hipotecas que no eran capaces de pagar, las famosas subprime-. Con un lenguaje común a cualquier persona no versada en temas económicos, numerosos ejemplos y un afán didáctico, Abadía va desgranando y explicando algunos conceptos interesantes que nos ayudan a situar los inicios de la crisis en su debido entorno.

El orden que sigue el antiguo profesor de Política de la Empresa va de menos a más: la necesidad de un modelo adecuado económico que seguir; la globalización y su importancia real; la tan comentada crisis de confianza, cuyo primera consecuencia fue el encarecimiento del euribor; hasta llega a explicar brevemente como se realiza una cuenta de resultados y finalizar con una apuesta por una nueva forma de hacer negocios, muy idealista pero no por ello menos útil: una vuelta a los valores, a la responsabilidad, a los mecanismos de control.

Como introducción al tema de la crisis y de la economía no está mal el primer volumen del antiguo ingeniero industrial, pero no dejan de ser una serie de conceptos que a cualquiera que haya cursado alguna asignatura de economía le sonarán mucho. Aún así viene bien para recordar algunas ideas si hace tiempo que se dejaron de estudiar y se lee muy rápido –yo aproveché un viaje en tren para pulírmelo entre la ida y la vuelta-.

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