lunes, 8 de noviembre de 2010

Mad Men. Segunda temporada


Más de trece Premios Emmys y cuatro Globos de Oro atestiguan la calidad que atesora esta serie ambientada en el Nueva York de los años sesenta y en concreto en una agencia ficticia de publicidad en Manhattan, donde uno de sus principales creativos en Don Draper, auténtico protagonista de esta historia que tantos elogios ha ido cosechando desde su estreno en el verano de 2007.

Con Mathew Weiner a la cabeza, la segunda temporada de esta serie continuó con el estilo acertado que la había puesto en el punto de mira de todos los espectadores.

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Don Draper continúa como cabeza creativa de Sterling Cooper, además de haber conseguido una pequeña participación de la misma. Su amistad y confianza con el dueño y fundador Roger Sterling le han valido para situarse en una posición privilegiada dentro de la empresa, que cada vez depende más de su buen trabajo. Sin embargo, ni sus amigos, ni sus compañeros en la oficina; ni siquiera su mujer y sus hijos conocen al verdadero Don Draper.

En la primera temporada ya se nos rebeló que en realidad Draper es Richard Whitman y que tras ser dado por muerto en la II Guerra Mundial cambió su chapa de identificación con un compañero de unidad, por lo que no sólo inició una nueva identidad, sino que abandonó su vida pasada en la granja, dejando atrás a su madre y a su hermano pequeño. En los siguientes episodios iremos profundizando poco a poco en los detalles que le permitieron afianzarse en su nueva vida y algunos de los escollos que tuvo que sortear.

Pero de momento hay que lidiar con el trabajo, con una nueva amante, esposa de uno de los comediantes más famosos que trabajan para él haciendo televisión y que acabará costándole muy caro cuando su esposa Betty acabe descubriéndolo. La primera crisis matrimonial de los Draper nos mostrará una nueva Betty, que a sus problemas personales con la enfermedad de su padre se le sumará la traición de su marido.

Si Betty Draper es la encarnación perfecta de la mujer americana de los años sesenta, fiel esposa y devota madre, ama de casa y en cierto modo frustrada; Peggy Olson representa a su opuesto. Su relación con Don ha cambiado desde que dejó su puesto de secretaria y se convirtió en la primera mujer del equipo de creativos de Don. El porqué de este cambio se debe al trabajo de la mujer y a la relación de confianza que se va estableciendo entre los dos debido a ciertos imprevistos que van surgiendo. Peggy no es sólo una mujer en un mundo de hombres, sino que quiere ser parte de ello y tener las mismas oportunidades que sus compañeros. Para ello no dudará en trabajar duro y en deshacerse de su hijo ilegítimo, al que dio a luz en el último capítulo de la primera temporada y al que dejó con su madre y su hermana solterona, fervientes católicas para más inri.

La oficina es el escenario perfecto para irnos mostrando poco a poco y a través de sus múltiples trabajadores los entresijos de la sociedad de la época. Pete Campbell sigue con su ambición intacta, pero cada vez se ve más afectado por la presión que sobre él ejerce su mujer y su suegro; Joan Harris, jefa de secretarias de la oficina, tendrá que dejar de una vez por todas su relación con Sterling tras los ataques al corazón de éste y ante su próximo enlace matrimonial con un médico; el propio Sterling se replanteará su vida de excesos tras su enfermedad y su matrimonio está en el punto de mira. Por otro lado tenemos a los diferentes miembros del equipo creativo bajo las órdenes de Don, lo que nos facilita las pinceladas finales del cuadro que es el Nueva York de la época: Salvatore Romano es el jefe del departamento de arte y es homosexual, aunque lo oculta a todo el mundo, incluso está casado; Ken Cosgrove es uno de los más jóvenes en traer cuentas a la empresa, además es escritor y ha conseguido publicar en revistas fuera de la oficina, además de un mujeriego de cuidado; Harry Crane es el responsable del nuevo departamento de televisión con una familia recién formada en casa; Paul Kinsey sale con una mujer de raza negra y finalmente Duck Phillips, contratado por el propio Don como jefe de las diferentes cuentas que posee la compañía, su principal objetivo es traer nuevos clientes a Sterling Cooper. Sin embargo pronto su forma de hacer negocios chocarán de frente con los métodos del propio Don, más romántico en ese sentido, alejado de las grandes cuentas y del dinero y todavía creyente en la palabra dada y en el trabajo bien hecho, aunque los clientes no sean tan grandes.

El enfrentamiento entre Duck y Don traerá los primeros momentos de tensión en la oficina durante esta segunda temporada, en especial con la negociación por hacerse con American Airlines como cliente tras tener esta un accidente de avión con muchos muertos –entre ellos el padre de Pete Campbell-. Duck no cejará en su empeño de sobreponerse a Don y al final decidirá dar un golpe de mano aprovechando los problemas personales en su matrimonio del propio Don, que necesita tomarse unos días fuera de Nueva York para aclarar su mente.

Y si a eso le sumamos lo mejor de esta serie, que es aprovechar los momentos históricos de Estados Unidos para ir dotando a su trama de veracidad, la segunda temporada de Mad Men queda redonda y superando a su predecesora. Aparte de la compañía aérea antes mencionada, los publicistas de Sterling Cooper tendrán que vender desde Clerasil hasta nuevos sujetadores, pasando por productos alimenticios en televisión. Asistiremos a la moda imperante, por la que todas las mujeres quieren ser como Jackie Kennedy o como Marilyn Monroe –que por cierto, su suicidio traerá una de las mayores desgracias a la oficina-. Tras una mención especial al fiasco de Bahía de Cochinos, esta segunda emisión acabará con la paranoia y el temor que se instala en el pueblo americano ante la crisis de los misiles cubanos, momento en el que el matrimonio Draper decidirá qué hacer con su vida de aquí en adelante. El mundo del cine también tiene su momento, con el comentario que en la oficina realizan los que han ido a ver El hombre que mató a Liberty Valance –en la temporada anterior de habló de Éxodo o de El apartamento-.

Resulta sorprendente lo acertado de la caracterización de los personajes principales de Mad Men. Con el contraste evidente entre Betty y Peggy –la mujer del pasado Vs. la mujer del futuro-, cada una con sus neuras y formas diferentes de enfrentar la vida, no es sino el acompañamiento ideal al personaje interpretado por Jon Hamm, un hombre en verdad misterioso, difícil de juzgar y muy interesante pese a lo poco que sabemos de su pasado. A ratos parece un gran hombre, bueno con sus coetáneos y dispuesto a ayudar en determinadas situaciones; sin embargo no le importa engañar a su mujer y poner en jaque a toda su familia, que cuenta con dos hijos pequeños. Su historia está muy bien estructurada, apenas sin desvelar nada de su vida antes de Sterling Cooper. Por eso cada vez que conocemos pequeños detalles de cómo Rich Whitman llegó a ser Donald Draper, éstos añaden un matiz más a la personalidad de nuestro protagonista. Y aquí los guionistas tienen un filón, ya que sabemos muy poco de él.

Gran serie, sobresaliente en su ambientación y diseño de producción y grande también en sus personajes. Me chirría que a veces haya secuencias que bajan notablemente el ritmo, pero en el fondo son necesarias para ir dotando de mayor estructura a la historia y a sus protagonistas. En el fondo nos encontramos ante un drama de personajes donde casi todo el mundo aparenta ser lo que no es, en realidad un fiel reflejo de la sociedad americana, empeñada en sobreponerse a los años duros que siguieron a la Gran Depresión y a la II Guerra Mundial.

Engancha Mad Men y eso que, muchas veces, no pasa nada. Ni falta que hace.


Todo Mad Men, justo aquí.

3 comentarios:

  1. Como todas las producciones de HBO,Mad Men tiene el sello de calidad, lo cual no garantiza el éxito en los niveles de audiencia, pero aún así y a pesar de ser catalogada como una serie lenta, para mi es una de las mejores producciones de nuestra generación.Me sobran elojios para esta serie que además de tener una exclente eestética y elenco, cuenta con lo más importante para tener rating, una historia muy bien fundamentada y excelentemente bien construida.

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  2. Breve apunte: Mad Men no es de la HBO. Si así lo fuera no habría ese cuidado por los desnudos y el sexo.

    Por lo demás, totalmente de acuerdo contigo: una gran historia, una ambientación sobresaliente y un protagonista que va para icono de la televisión.

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  3. Alguien sabe en qué capítulo le hacen a Harry Crane jefe de un departamento de televisión nuevo para Sterling Cooper?

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