jueves, 4 de noviembre de 2010

Supernatural. Quinta temporada


Los guionistas de la serie de la cadena americana The CW no lo tenían nada fácil: desde sus mismos comienzos Supernatural ha sido un constante crescendo en emoción y aventura y cada uno de los finales de temporada era mejor que el anterior. Esto no es fácil de hacer y hay que reconocer el mérito de su creador Eric Kripke de entretener en una historia río que continúa de episodio en episodio y que ha mantenido a los fans enganchados más de cinco años.

Con la quinta temporada tenían un gran problema: no caer en el efecto 24; esto es, los hermanos van superando pruebas cada vez más difíciles, por lo que puede llegar un momento en el que ya no hay un más difícil todavía y se caería en la repetición sin sentido y en el alargamiento innecesario de las tramas.

Pues bien, tengo que admitir que esta entrega de Supernatural no es sólo mejor que sus predecesoras –y por lo tanto, la mejor de toda la serie- sino que tendría que haber sido el final lógico y normal de la serie. Todavía no he visto los primeros episodios de la sexta, en emisión ahora mismo, pero me cuesta mucho imaginar cómo van a mejorar el resultado final de esta quinta temporada.

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Pongámonos en antecedentes…
Cuando Dean fue condenado al infierno al intercambiar su alma inmortal por la de su hermano pequeño Sam, que había sido asesinado, fue sometido a inimaginables torturas. Dean aguantó todo lo posible, pero finalmente sucumbió al dolor y al sufrimiento y se situó a sí mismo al servicio de los propios demonios que lo habían torturado, convirtiéndose en uno de ellos y haciendo a las nuevas almas condenadas lo mismo que le habían hecho a él. La caída de un hombre justo es el desencadenante de la guerra entre demonios y ángeles, ya que el Primer Sello que guarda la prisión de Lucifer es roto por el propio Dean de forma involuntaria al ceder a su dolor. De ahí que sea necesario para la guerra y de que Castiel lo resucitara, siguiendo las órdenes de la jerarquía celestial.

Por otro lado, Sam se ha convertido en un adicto a la sangre de demonio, que le confiere sus poderes psíquicos que le permiten destruir demonios con un solo pensamiento. Guiado por Ruby, que resulta ser una traidora, Sam asesina a Lilith creyendo que con ello acabará con las posibilidades de Lucifer de escapar de su cautiverio. Desoyendo las advertencias de su propio hermano, Sam entrega su confianza a Ruby y destruye a Lilith, que resulta ser el último Sello. La Cuarta Temporada de Supernatural acababa de la forma más impactante posible: con Lucifer escapando de su prisión y los hermanos Winchester en una situación insostenible.

La última batalla
Hasta ahora los esfuerzos de Castiel, Sam y Dean han fracasado. El primero de ellos ha sido destruido por sus compañeros ángeles que se han revelado como los verdaderos precursores de la escapada de su hermano caído. La ausencia constante de Dios los ha dejado sin guía y están deseosos de que su ciclo acabe, por lo que han conspirado en la sombra para llevar acabo un enfrentamiento final entre el cielo y el infierno. Pero para ello deben de convencer a los Winchester: Dean es el receptáculo en la Tierra del Arcángel Miguel, el más poderoso de la cohorte celestial y el único que puede enfrentarse a Lucifer cuyo receptáculo no es otro que Sam. Los hermanos se niegan en redondo porque un enfrentamiento de ese calibre en la Tierra podría arrasar incontables vidas humanas. Pero mientras tanto Lucifer necesita un recipiente con el que andar hasta que consiga convencer a Sam, que no es otro que Jacob, es decir, el actor que interpretaba a ese personaje en Perdidos, Marc Pellegrino.

A todo esto, Castiel ha sido misteriosamente traído de nuevo a la vida y Bobby ha quedado en silla de ruedas tras una pelea. El ángel ha decidido desertar y rebelarse contra sus iguales y unirse en la cruzada de frenar el Apocalipsis que se ha desatado sobre la Tierra, trayendo consigo toda clase de plagas bíblicas y seres del inframundo. Debido a que ha abandonado el Cielo, parte de su poder ha sido mermado, pero todavía es de gran ayuda para los hermanos, cuya desconfianza entre ambos ha llegado a un punto crítico, por lo que deciden separarse momentáneamente.

Si Eric Kripke nunca ha negado la influencia que ha tenido en la serie el cómic creado por Neil Gaiman The Sandman, la verdad es que en esta temporada parece que se centra en Predicador: a Castiel sólo se le ocurre una posible solución al problema: encontrar a Dios, que está escondido en la Tierra. Mientras él se centra en su búsqueda, los Winchester contarán con la ayuda de Ellen y Jo para hacer frente a las profecías bíblicas que asolan los Estados Unidos y en especial la llegada de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: Muerte, Hambre, Pestilencia y Guerra.

Son varios los capítulos que sobresalen en esta temporada, ya sean importantes para el desarrollo de la trama principal o diferentes del resto, potenciando el sentido del humor o la acción pura y dura. En uno de ellos Dean viajará al futuro para ver en qué se ha convertido Sam al sucumbir a Lucifer y el final de la raza humana como tal. Todo resulta una maniobra del ángel Zacarías, que quiere presionar a Dean a toda costa para que acceda a ser el receptáculo de Miguel. Esto propicia que Dean retorne a su hermano y vuelvan a cazar juntos en un intento de ganarse la confianza de uno y de otro. Su primer caso tendrá que hacer frente a una serie de personajes famosos asesinos, entre ellos Paris Hilton; la búsqueda de respuestas en un pueblo donde se cometen asesinatos que siguen leyendas y juegos infantiles hacen que se topen con el mismísimo Anticristo, un poderoso niño que ni siquiera sabe quién o qué es; se verán inmersos en una peculiar partida de póker donde lo que se apuesta son años de vida en vez de dinero; y uno de los mejores, aquél en el que representan los diferentes estilos de series americanas, desde el estilo de Friends con risas enlatadas, los CSI o los reality show de la tele. Ver a Sam convertido en el coche fantástico no tiene precio, todo de la mano del semidiós con el que ya se han enfrentado varias veces, el bromista aficionado a los juegos y enigmas, que resulta ser un arcángel de incógnito en la Tierra, concretamente Gabriel, que no quiere saber nada de las luchas celestiales.

Volvemos a ver al personaje de Chuck, el escritor de las novelas con las aventuras de los hermanos. Hay que recordar que Chuck es en realidad un profeta del Señor, de ahí que sepa con cierta antelación qué va a ocurrir. El caso es que tenemos un divertido capítulo en el que los Winchester se ven arrastrados a una Convención sobre sus libros.

El cine es otra gran influencia de los guionistas detrás de la serie y hay continuos homenajes encubiertos, como aquél en el que se ven obligados a internarse en un psiquiátrico o en el que Sam sufre un intercambio de cuerpos con un adolescente reacio a devolvérselo. Sin comentar el capítulo a lo Terminator en el que se viaja al pasado para evitar el asesinato de su madre a manos de un ángel antes de que de a luz a Dean.

La cosa empieza a acelerarse poco a poco conforme vamos avanzando. Unos cazadores molestos por la responsabilidad de los Winchester en el advenimiento del Apocalipsis los toman por sorpresa y los asesinan a traición, algo fútil ya que Zacarías puede resucitarlos en cualquier momento. Castiel interviene en el momento justo para comunicarles a los hermanos que antes de abandonar el paraíso deben de encontrar a Joseph, que reside en el Jardín del Edén y del que se cree es el único que todavía habla con Dios. Se trata de un episodio muy revelador, ya que en el Paraíso uno no para de revivir sus recuerdos más felices. Al ir juntos, Sam y Dean se darán cuenta de que sus vidas han sido muy diferentes y lo que uno atesora como un gran momento puede incluso molestar al otro. Al final lograrán descubrir los planes de Dios en todo el lío montado: piensa seguir escondido y no va a interferir de ninguna manera.

Los ángeles andan cortos de paciencia y si Miguel no puede poseer a Dean, al menos lo intentará con su hermano difunto Adam, al que resucitan con ese propósito. Tenemos un gran capítulo en la reunión de los Dioses Paganos, que buscan una manera de sobrevivir al Apocalipsis que se avecina. Un capítulo decisivo y muy en la línea de Neil Gaiman, parece escrito por él: aparecen Odín, Balder, Mercurio…

El final de la serie es antológico y está muy bien conseguido. El demonio Crowley, encargado de los pactos demoníacos, no tiene muy claro que el alzamiento de Lucifer le sea ventajoso, por lo que decide ayudar a los hermanos con su conocimiento y contactos: la prisión de la que escapó el ángel caído sigue ahí y hay una forma de usarla: los cuatro anillos que portan los Jinetes son la llave. Uno a uno los Jinetes van cayendo de una u otra forma, el último de ellos ofreciendo una inquietante conversación con Dean. El plan es claro pero arriesgado: Sam dará su consentimiento para la posesión de Lucifer y cuando la celda se encuentre abierta, saltará a su interior.

El capítulo final
El último episodio de la quinta temporada merecía con todos los honores haber sido el colofón final de la serie. Sam es poseído, pero no puede evitar el dominio de Lucifer, que se hace con el control y se enfrenta a su hermano Miguel, en el cuerpo de Adam. Todo es contado desde la perspectiva de Chuck y haciendo un paralelismo con el Impala, que ha acompañado durante toda su vida a los hermanos, convirtiéndose en su nexo de unión. Qué decir tiene que Dean no está dispuesto a dejar las cosas como están y junto con Bobby y Castiel deciden ponerse en medio de la disputa. Uno a uno irán cayendo, muertos, destrozados, hasta que ya no queda esperanza y tan sólo el amor entre los hermanos obrará finalmente el cambio de tornas, el milagro.

Supernatural acaba de forma clara. Por un lado Sam acaba saltando a su cárcel y arrastrando consigo a Miguel en su caída. Tras esto el Apocalipsis ha sido detenido y, milagrosamente, Castiel vuelve a la vida con todo su poder. En un segundo resucita a Bobby y cura a Dean, que ha sido vapuleado por Lucifer en el cuerpo de Sam. Parece que Dios no estaba todo lo ausente que se esperaba, en realidad.

Las últimas imágenes nos enseñan a Dean volviendo solo en busca de Lisa, el amor de su vida y la idea que de por fin podrá disponer de una vida normal y familiar, aquello que siempre ha deseado. 

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