El 25 de Julio de 2010 se emitía el primer capítulo de la última temporada de Mad Men realizada hasta la fecha, a la espera del estreno de la quinta el próximo verano. Trece nuevos episodios para situarnos en una nueva etapa en la vida de su/nuestro protagonista: Don Draper, creativo publicitario que vive en el Manhattan de los años 60.
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Nos encontramos a finales del año 1964 –en los primeros capítulos seremos testigos del paso de la navidad y del comienzo de 1965 para Sterling Cooper Draper Pryce, la nueva y flamante agencia de publicidad de la Avenida Madison creada tras la fuga de talentos que se produjo a finales de la temporada pasada. Don Draper tiene más peso que nunca sobre sus hombros y la rotura de su matrimonio y posterior divorcio no ha hecho más que desestabilizarlo. Refugiado en el alcohol y en las mujeres, pronto su indisciplinada vida empezará a pasarle factura, a él y a su propia empresa.
Algunas caras conocidas de anteriores temporadas van a hacer acto de presencia durante estos capítulos, algunos para unirse a la nueva empresa como Freddy Rumsen –cuyo despido y posterior fiesta dio lugar a uno de los mejores capítulos de la segunda temporada- o Ken Cosgrove, que ha sentado la cabeza y está a punto de casarse. Duck Phillips será otro que pase por aquí, aunque sus intenciones siguen tan poco amistosas como cuando se fue.
En lo que respecta al resto de la plantilla, Pete Campbell por fin ha visto cumplido el deseo de su joven esposa de quedarse embarazada, por lo que su futuro en la compañía es más importante que nunca. Peggy sigue en su carrera privada por el reconocimiento de sus compañeros de oficina, en especial del de Don, ya que piensa que a veces es él el que se aprovecha de su trabajo. Joan tiene que vivir con la angustia de que su marido, médico cirujano, ha sido movilizado y enviado a Vietnam, mientras se resiste a las tentativas de seducción de Roger Sterling. Lane tampoco se libra de sus problemas matrimoniales, sobre todo por la dificultad que conlleva que su mujer y su hijo residan en Londres, así que decidirá fiarse de Don y pasar juntos una memorable noche de fin de año donde beberán, comerán, irán al cine, de fiesta y finalmente al apartamento de soltero de Don en compañía de dos prostitutas, por supuesto. Resulta de lo más gracioso ver al personaje de Lane desatado, siendo siempre tan estirado y serio el británico.
Hay que tener en cuenta también la creciente importancia de un personaje que lleva con nosotros desde los mismos comienzos de la serie y que es ahora cuando empieza a ser crucial: hablo de la hija mayor de Don y Betty –Betty se ha casado con el congresista y lo ha llevado a vivir a su casa pese al disgusto de Don, aunque sigue estando de lo más desequilibrada-: Sally Draper, que empezará a ocasionar más problemas de los esperados con su rebeldía y un odio latente pero cada vez más evidente hacia su madre.
Las campañas de publicidad siguen estando ahí: las cremas Ponds, Honda, productos de limpieza –el propio Don se hará con un prestigioso premio del sector, el Clio- o Samsonite. Este último será protagonista de un gran capítulo cuando Don y Peggy se vean obligados a pasar la noche en la oficina trabajando en la cuenta. Pronto tanto uno como el otro empezarán a atisbar entre las grietas de su compañero, de forma que se nos revelen nuevos datos. Peggy no dará crédito cuando a la mañana siguiente contemple a un Don impoluto que se ha pasado la noche borracho tras recibir una llamada de teléfono anunciándole la muerte de un ser querido de su pasado –Anne, la mujer a la que mantenía en secreto en California, la mujer del verdadero Don Draper-.
En los mejores momentos de la serie podemos encontrar por fin el relato del primer encuentro entre Don y Roger y como el primero se aprovechó en cierta forma del segundo para entrar a trabajar en su compañía de publicidad, de la que hoy es pieza clave. Como suele ser habitual, los últimos capítulos ganan en intensidad: a la ya de por sí caótica vida de Don se añade que el mayor cliente de la compañía, Lucky Strike, decide cambiar de publicista, dejando en la balanza el futuro de SDCP.
Don Draper vuelve a ser esencial para sus compañeros y no les defraudará, ideando una huida hacia delante en varios sentidos: un cambio drástico tanto en su vida privada como en la forma de llevar los negocios de la agencia, que se encuentra en una encrucijada ante la masiva pérdida de clientes. Nos encontramos en octubre de 1965 y las consecuencias de los actos de Don tendrán que esperar a Julio del año que viene, cuando el primer capítulo de la quinta temporada de Mad Men se estrene en la AMC (Los muertos vivientes).
Valoración personal
Esta última entrega de Mad Men podría subtitularse como el descenso a los infiernos de Don Draper, que verá como en un corto periodo de tiempo no sólo su vida será puesta del revés tanto en el terreno de lo personal como de lo profesional; sino que experimentará la pérdida de un ser querido así como las mayores dificultades en su trabajo. Todo ello afectará a su vida personal, descontrolada desde su incapacidad para vivir solo y resistirse al alcohol y a las mujeres. Aunque eso le servirá para estrechar lazos con sus compañeros de trabajo, no es suficiente para el bueno de Don –antes Dick- que se verá obligado a tomar decisiones drásticas si quiere recuperar las riendas de su vida y salir del atolladero en el que se ha metido él solito.
Tengo que reconocer que con la nueva oficina y la nueva situación, los comienzos de la cuarta temporada me produjeron un ligero bajón al compararla con sus predecesoras. Pero esto suele ser tónica habitual hasta ahora en las diferentes temporadas, que necesitan de unos capítulos previos para plantear nuevas situaciones y de ahí ir desarrollando tramas que generen el interés del público, de forma que van ganando en intensidad conforme se acerca el desenlace. Añadir que los continuos bandazos en la vida de Don, especialmente los sentimentales, acaban por generar cierta antipatía hacia el personaje, de lo insensible que parece a veces y lo hecho polvo que está.
Por lo demás, tan sobresaliente como siempre, un alto nivel de producción y ambientación, aderezado por unas estupendas actuaciones y caracterizaciones fieles de la época en la que se desarrolla –cuando los hombres eran hombres y las mujeres solo faldas-. Y me ha picado la curiosidad por saber en qué dirección irá ahora la serie.









Es una excelente serie estaremos esperando para seguir con la historia y el afiche de publicidad esta increible como tiene tanto concepto y expresa tanto, esta genial estaremos a la espera, saludos gracias por la info
ResponderEliminarGracias a vosotros por el comentario
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