martes, 25 de enero de 2011

Misfits. Segunda temporada

Después de la sorpresa que supuso la primera entrega de las aventuras de este atípico supergrupo, quedaba por comprobar si había sido cosa de una temporada o por el contrario nos encontrábamos ante algo grande de verdad –y es que la sombra de Héroes es alargada y la nueva serie superheroica americana, No Ordinary Family, está siendo bastante aburrida-.

Y la conclusión creo que ha sido unánime: grandes, grandes los Misfits. Para ponernos en antecedentes, se trataba de un grupo de cinco jóvenes marginales que cada uno por diversas circunstancias acaban en el mismo grupo de Servicios Comunitarios el mismo día en que tiene lugar una extraña tormenta eléctrica en la ciudad de Londres, que acaba dotándoles de superpoderes. En esos primeros seis episodios íbamos conociendo a los personajes mientras ellos descubrían sus nuevas habilidades, al tiempo que tenían que lidiar con las consecuencias de toparse con otros sujetos que también habían sido afectados por el fenómeno meteorológico.

Aunque tiene algunas dosis muy cuidadas de drama debido a la marginalidad de sus protagonistas, en realidad nos encontramos ante una serie de cachondeo puro y duro, donde el humor es grueso y negro en parte gracias a Nathan, llamado a convertirse en uno de las creaciones recientes de la televisión más novedosas. El descubrir que su poder consiste en la inmortalidad no ha hecho más que añadirle otra nota de humor a su errático comportamiento, ya que nos encontramos ante uno de los personajes más irreverentes, faltones y a ratos estúpidos que uno se puede imaginar. Una de esas personas que nunca piensa lo que dice ni lo que hace, sino que lo suelta y a ver qué pasa. El caso es que al mismo tiempo se hace de lo más entrañable y eso es mérito de los responsables del guión que, por otra parte y sin olvidar que aquí lo importante es reírse a carcajada limpia, hacen una apuesta por el género superheroico la mar de sorprendente por lo efectiva que resulta, con historias llenas de giros de guión y de aventuras que van al grano y que no se alargan indefinidamente, con una duración muy comedida que las hace muy dinámicas.

De esa forma, el grupo de amigos se ven ayudados por un misterioso hombre enmascarado que parece conocer todos sus secretos. Su asombrosa identidad y sus motivaciones han resultado ser una gran sorpresa como trama que una los capítulos, donde siguen apareciendo diferentes individuos que abusan de su poder, casi siempre afectando de manera negativa al nuevo supergrupo –el hecho de que en el Centro de Servicios Comunitarios muera tantísima gente es de lo más gracioso, no hay capítulo que no se carguen a alguien-. Muy original el enfrentamiento con el psicópata que vive literalmente en un videojuego y desternillante el uso de los disfraces de superhéroes. El sexto episodio plantea una nueva situación: ¿qué ocurrirá cuando empiecen a hacerse público que existen una serie de personas con superpoderes?

En un principio pensada para seis capítulos, esta segunda temporada finaliza con el grupo acabando sus horas de Servicios Comunitarios y preguntándose qué iba a ser de ellos en el futuro inmediato. Pero no hay que esperar nada de tiempo, porque una semana después se emitió un especial de navidad situado varios meses tras cumplir con su condena donde se nos ofrece otro giro de guión espectacular con un gran cliffhanger final que nos dejará en ascuas hasta finales de este año, cuando se emita la tercera temporada. La aparición de ese Jesucristo renacido y el mercado de superpoderes son dos grandes ideas de las que se saca mucho partido. Y lo de Nathan con la placenta no tiene ni nombre, todavía me río cuando lo recuerdo. 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario