jueves, 10 de febrero de 2011

Hellboy: el hombre retorcido, de Mike Mignola & Richard Corben


Esta miniserie de tres números se publicó en el año 2008 y se hizo con el Premio Eisner a la Mejor Serie Limitada un año después.

Normalmente las aventuras del demonio rojo siguen un esquema bastante parecido, sobre todo si se tratan de historias cortas y autocontenidas. Aunque con el tiempo su creador y guionista ha ido tejiendo una densa trama de fondo que salta de una miniserie a otra, siempre se le ha notado muy cómodo siguiendo el mismo esquema: una situación exótica para el público americano -por eso normalmente se desarrolla en Europa- donde Hellboy se encuentra con un misterio. Por medio del personal trazo de Mignola se va creando una atmósfera a estas alturas reconocible en todos sus trabajos que nos lleva a través de diferentes leyendas basadas en el folklore popular, aventura que normalmente acababa con Hellboy repartiendo puñetazos a diestro y siniestro o a la suma realizando algún conjuro que acabara con la situación. De forma rápida y sencilla.

El hombre retorcido supone una cierta variación en este esquema por parte de Mignola, que se encarga del guión. Manly Wale Wellman fue un escritor americano del siglo pasado conocido por una serie de historias de terror y fantasía que se desarrollaban en los Montes Apalaches y cuya relación con los cómics es más estrecha de lo que se cree: se ocupó de los guiones de The Spirit mientras Will Eisner estuvo en la II Guerra Mundial. Mignola era un gran aficionado de estas historias, por lo que no pudo resistirse a ambientar un viaje de Hellboy en territorio americano, precisamente en unos Montes Apalaches repletos de magia, brujas y antiguos demonios.


Para dotar de ese ambiente tan importante en las aventuras de Hellboy, Mignola volvió a colaborar con Richard Corben, siendo esta la segunda vez que se encargaba de dibujar a la criatura del infierno. Corben se siente encantado entre espesos bosques y casas derruidas y su poderoso y esbelto Hellboy contrasta con los deformes personajes que pululan por las páginas, dados a la magia negra y a la hechicería.

Se trata de un relato muy conseguido, magníficamente dibujado y con una gran conclusión, quizás en lo que más falla Mignola a la hora de cerrar sus miniseries. La trama nos sitúa a finales de los años 50 en Virginia, en las famosas montañas, donde un joven del pueblo retorna al hogar tras más de veinte años de vagabundeos por el mundo. Cuando era sólo un niño jugó con lo que no debía y realizó ritos prohibidos que le hicieron salir huyendo. Aunque siempre ha renegado de sus obras pasadas, su regreso traerá una serie de problemas en los que se verá envuelto el propio Hellboy y un sacerdote del lugar. Y es que toda esta clase de pactos y tratos traen consigo irremediablemente una hora de pago o vencimiento. En realidad Hellboy no es más que un espectador de lujo la mayoría del tiempo, exceptuando en sus momentos finales, de una historia clásica de miedo y terror muy conseguida.

Una gran aventura, una nueva oportunidad de disfrutar de un inspiradísimo Mignola a los guiones y un más que decente Corben, que sigue ofreciendo buenas muestras de su arte, aunque no se prodigue demasido. Y añadir la ironía de que, a priori, ¡el estilo de Richard Corben no podría ser más opuesto al de Mike Mignola!


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