viernes, 18 de febrero de 2011

El hombre y su gesta. Magallanes, de Stefan Zweig



Publicado en 1938, cuatro años antes del suicidio del autor en Brasil, nos encontramos ante una de las últimas aportaciones a la historia del gran escritor austriaco cuya fe en la propia humanidad no pudo soportar el resurgimiento de las armas y la guerra en su bienamada Europa.

Pero antes de quitarse la vida, no solo nos dejó un imprescindible testimonio sobre ese periodo de entre guerras donde parecía que el viejo continente iba a alcanzar lo mejor de sí mismo –en su propia autobiografía-; o una serie de novelas de extensión muy cuidada donde el relato psicológico de sus personajes es de una alta calidad, prácticamente insuperable si no es por los grandes maestros de la literatura; si no un buen puñado de biografías, pequeñas piezas históricas sobre varios de los momentos más importantes de la humanidad y de algunos de los personajes más significativos, que dejaron para la posteridad sus logros y acciones.

El portugués Magallanes fue uno de esos admirados por Zweig y como es habitual en el estilo literario del austriaco, nos lo presenta en un contexto fiel y a través de innumerables datos históricos bien contrastados, donde se atreve a separar ficción y realidad para hacer una introspección más propia de un psicólogo que de un biógrafo. Al mismo tiempo, como es un estupendo novelista, sabe dotar al relato de grandes dosis de emoción y aventura, de modo que el lector viva con el marino las difíciles etapas de su viaje, las cuales comenzaron mucho tiempo antes de que zarpara junto con 250 hombres del puerto de Sevilla, con cinco barcos y bajo pabellón español.


El sueño de Magallanes de llegar a Oriente por Occidente –lo mismo que pretendía Cristóbal Colón y cuyo fracaso siempre se negó a admitir- se forjó en innumerables campañas militares al servicio del rey Manuel de Portugal, cuando el pequeño país se disputaba con España el dominio de los mares conocidos, sobre todo el Oriente, donde se encontraban las Islas de las Especias, tan codiciadas por los mercaderes europeos. Pero la ceguera de un rey no impidió al marino cambiar de tercio y solicitar el asilo y la ayuda del rey Carlos de España, el cual puso a su disposición una considerable fuerza marítima capaz de llevar a cabo la hazaña más grande de la historia de la navegación: dar la vuelta al mundo y probar la redondez del globo terráqueo.


Pero la travesía de Magallanes va a ser todo menos placentera. Al tratarse de un portugués al mando de una flota española, no son pocas las rebeliones que va a tener que superar; ni las inclemencias del tiempo, la lucha contra el hambre y la sed o la desesperanza de verse contra la espada y la pared, con todo perdido y a punto de sucumbir. Bordeando las costas de Sudamérica, surcando finalmente el Estrecho que llevará su nombre y llegando a las Islas de las Filipinas, todavía la última parte del viaje, el regreso, queda pendiente; con una serie de marinos agotados y entumecidos que se van a ver obligados a atravesar el territorio controlado por su enemigo portugués si quieren llegar a España.

Una historia apasionante, que supone un hito en la historia de la humanidad; que marcó un antes y un después y que elevó a los altares de la gloria a aquellos que la llevaron acabo. Y ahí está Zweig para discernir la verdad, para mostrar al lector a quién pertenece esa gloria en realidad y quién osó arrebatarla para sí –como también es habitual en la historia, que siempre es contada, si no por los vencedores, al menos por los que quedaron vivos-. La historia de un hombre que sobresalió entre sus semejantes y que, para más interés nuestro, tuvo lugar en un contexto donde España y Portugal jugaron un papel decisivo. 

Itinerario de la vuelta al mundo de Magallanes y Elcano

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