Otros 13 episodios a añadir a los anteriores de la primera temporada, que conforman un retrato despiadado de las pasiones humanas, pasado todo por el filtro del culebrón sin ningún tipo de apuro y donde lo que de verdad priman son los diálogos y relaciones entre los personajes, más allá de la verdadera acción.
Los Cortázar se encuentran al borde de la quiebra y la única manera de recuperar la denominación de origen perdida es la unión de nuevo entre D. Vicente y su hijo Miguel, que aunque sigue sin recordar nada de su vida anterior ha decidido volver a sus orígenes.
Pero nada más lejos de la verdad; Miguel tiene un plan: aunque en apariencia finja que sigue a la sombra de su padre, sus verdaderas intenciones son ganarse la bodega sin tener que recurrir a los negocios sucios de antaño, aunque para ello tenga que echar a su propio padre de la empresa familiar. Toda una serie de subterfugios y trampas que se verá obligado a sortear si quiere salir adelante. Para ello contará con la complicidad de su hermano Pablo.
Además hay que tener en cuenta la cantidad de subtramas que van apareciendo y desapareciendo cuando menos se lo espera el espectador; de hecho esto hace que en muchos momentos los guionistas de la serie se dediquen a dar demasiadas vueltas sobre determinadas situaciones, agotando a los personajes ya conocidos y recurriendo a giros de guión realmente inverosímiles. Sirva como ejemplo un intento de asesinato de Vicente; Miguel que recupera un extraño recuerdo de juventud donde ve morir a una joven en su propia casa, lo que le llevará a desenterrar un oscuro secreto de familia; los Reverte tienen que hacer frente a la influencia de Raúl Cortázar en su bodega, algo que afectará a la relación entre los hermanos; la nueva mujer de Pablo no está dispuesta a dejarse avasallar por Vicente y Gus y Emma viven un tortuoso matrimonio marcado por las infidelidades del marido, sus trabajos de matón a las órdenes de Vicente y la candidez de ella.
En esta temporada hay unas pocas incorporaciones nuevas, entre las que destacan las de Marta Belmonte y Yon González, directamente salido de El internado. Ambos aportan más líos y malentendidos a la ya de por sí complicada historia.
En mi opinión Gran Reserva sigue aportando lo que promete: enganchar al espectador con una historia de amor y traición entre innumerables protagonistas en un marco de ensueño como es el mundo del vino y las bodegas de La Rioja. Pero en esta temporada han demostrado una falta de originalidad pasmosa y teniendo en cuenta que tan solo se han emitido 26 capítulos es algo pronto para que la fórmula se agote.
Todos los personajes son muy estereotipados. Los hay muy malos y que todo lo que hacen obedece a un interés particular –la venganza, el deseo de poder, el despecho, los celos- en realidad la gran mayoría del reparto, con D. Vicente a la cabeza seguido por sus nueras; su hijo Raúl, Gustavo –un personaje en realidad despreciable y uno de los más difíciles de justificar en la historia-, el pequeño de los Reverte o todos aquellos que han sido alguna vez agraviados por la forma de hacer negocios de Miguel y su padre.
Entre los buenos tenemos a Lucía y a su madre; a Pablo Cortázar y a Emma, aunque esta raya más la estupidez que la inocencia, sobre todo con el final de temporada que ha tenido.
Y en medio de todos se encuentra Miguel. El mejor personaje de la primera temporada sigue siéndolo en la segunda, quizás porque en la idea central de la misma se encontraba él y a partir de ahí hay que improvisar sobre la marcha. Es el único con claroscuros y el que más nos puede sorprender, ya que no tenemos muy claro cuándo representa su papel y cuándo es él mismo. Lástima que su participación esté muy diluida entre tanto personaje secundario sin interés.
Aun así es una serie entretenida, muy bien realizada y con unas actuaciones solventes y contenidas, lo que ayuda a separarlo de cualquier otro culebrón matutino. No me agrada que echen mano de algunos recursos muy manidos del género como las muertes que no lo fueron y los regresos inesperados de algunos personajes porque sí. Justificar determinadas acciones es difícil y a veces simplemente han pasado de ello. De momento no tiene pinta que vayan a tirar por otro camino para la siguiente temporada, pero seguiré prestándole atención –se trata de la única serie española que veo y no es cuestión de bajar el cupo-.




¿Personajes estereotipados? Raúl es muy malo... pero en cambio demuestra que quiere a Lucia Reverte. Es muy malo, como su padre, pero sin embargo en el hospital, con don vicente muy tocado, tienen una de las escenas mas emotivas de la temporada (amor padre-hijo), pero los malos pueden quererse? tienen escenas de quererse? si fueran estereotipados como dices, NO. Dani Reverte, uno de los buenos, deja a su novia Lorena, muerta, tirada en la carretera y acuerda con Don Vicente evadir la cárcel y manchar la memoria de su novia (a la que supuestamente quería), diciendo que ella era la que conducía, y que él se fue andando horas después... un bueno hace esas cosas si fuera el "típico bueno"??????? Emma es tontisima, pero en cambio se lia con Manu, poniendole los cueranos a Guuuuuuuuuuuussssssss? un personaje tontisimo como dices hace eso???
ResponderEliminarVale que los productos españoles, y los culebrones, tienen sus cosas malas... pero leñe, cuando hacemos un producto muy bueno como es Gran Reserva, con una caracterización de los personajes excelente, unos guiones muy cuidados, una fórmula que funciona (qué se repite? donde se repite? en un final de temporada en donde don vicente, POR PRIMERA VEZ, sale claramente derrotado????), unos actores de alto nivel (Gutierrez Caba, Ricard Sales, Alejandra Lorente, Tristan Ulloa...) y una más que buenas incoroporaciones esta 2ª temporada (en donde han destacado las de Gloria Muñoz como Rosalía y de Yon Gonzalez como Manu). Personalmente, pienso que estamos ante uno de los mejores productos que ha dado la ficción de nuestro país, con permiso de Crematorio.
Es verdad que es de los mejores productos patrios, pero eso no quita que sobresalga en un panorama que de por sí es bastante desolador.
ResponderEliminarGran Reserva es un culebrón, de acuerdo y como tal juega con las claves del mismo, a veces bien y otras mál. Los personajes son estereotipados simple y llanamente porque es imposible rellenar un capítulo de hora y pico cada semana sin caer en la repetición innecesaria.
¿Raúl quiere a Lucía o lo que quiere es vencer a Miguel en su terreno?
Dani Reverte es malo y punto, es el malote de la familia, siempre renegando de los Cortázar a los que quiere ver hundidos y es precisamente por su forma de ser que la temporada acaba como acaba para su hermana. Lo de que es bueno será a tus ojos, porque a los míos...
Y el personaje de Emma es la leche, que para cuando decide pegársela al impresentable del marido lo hace con uno que también la engaña. Si no es hacer algo estúpido, no se lo que es.
Gran Reserva sigue siendo buena, pero al nivel de La señora y derivados, con buena producción y actores. Pero podría ser muchísimo mejor y esa en una sensación que no puedo quitarme en ningún momento.
La serie me parece muy buena, aunque sí es cierto que cae en los errores que has comentado. Me recuerda mucho a 'Herederos', de Concha Velasco, para qué nos vamos a engañar.
ResponderEliminarEn cualquier caso en la mayoría de los capítulos han logrado sorprendernos y el último de la segunda me ha gustado muchísimo con el regreso de Paula, la detención de Lucía, don Vicente en la calle y Sara a punto de morir, el suicidio de Mónica en la bañera... La tercera temporada seguirá la estela de las anteriores, aparecerán nuevos e interesantes personajes, estoy seguro, y la veré :D
Soy muy friki de series, pelis y demás. Me gustó tu blog
Es cierto que tiene un regusto a "Herederos", aunque nunca acabé de seguir la serie de Concha Velasco.
ResponderEliminarLa tercera seguro que traerá más de lo mismo, ya que TVE española en ese sentido suele hacer las cosas bien y si la fórmula le funciona no tiende a desperdiciar la oportunidad.
Me alegro que te guste el blog. Espero tus comentarios más a menudo, tienes un montón de series y películas sobre las que comentar.