jueves, 14 de julio de 2011

Betty Anne Waters, de Tony Goldwin


Nos encontramos ante una historia de esas que llaman nuestra atención muy de vez en cuando, normalmente un pie de página en los periódicos o en los noticiarios. También ante una de esas ante la cual los americanos son muy dados a realizar la película, siempre con el prólogo bien impreso basada en un hecho real. Ahora mismo se me ocurren dos bien distintas: Erin Brokovich o El aceite de la vida; películas donde su protagonista debe de hacer frente a un sistema más fuerte que él, no dejándole más remedio que convertirse en parte de ese sistema y desde dentro iniciar una nueva lucha.

En este caso, la Betty Anne que pone nombre al título ve como su hermano es encarcelado por asesinato. Ante la plena convicción de que es inocente y pese a todos los reveses que va sufriendo, decidirá sacrificar su vida y su propia familia para hacerse con el título de abogada y así poder reabrir el caso de su hermano.

Un drama familiar, carcelario y judicial cuyo peso cae en los curtidos hombros de sus dos protagonistas, los hermanos Waters, interpretados por Hilary Swank y Sam Rockwell (Iron Man II, El desafío) y bien acompañados por otros secundarios de lujo como Minnie Driver, Marisa Leo, reciente ganadora del Oscar por The Fighter –y también nominada por Frozen River- o Juliette Lewis.

Tiene pocas películas este director, centrado más en dirigir capítulos para series de televisión. También ha trabajado como actor en muchas ocasiones. Aquí maneja bien el drama sin caer demasiado en el melodrama barato y la película es verdad que va avanzando poco a poco sin hacerse pesada, pese a repetir las mismas localizaciones en casi todo momento. La vida de la protagonista es dura –madre separada con dos hijos cuya propia familia se tambalea ante el tiempo que necesita dedicarle a su hermano, que trabaja de camarera y tiene una única amiga- y los continuos avances y retrocesos en el caso son una tortura para el que está en prisión, que ve como la esperanza recuperada va esfumándose una y otra vez.

Conviction –título original-, se estrenó en Toronto y no la pusieron mal los críticos, destacando la labor de los actores.

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