martes, 19 de julio de 2011

Templario, de Jonathan English


Historia épica de luchas medievales y con una ambientación muy lograda en una época ya conocida para los aficionados al cine de aventuras, ya que nos encontramos en el año 1215 en Inglaterra, muy cerca cronológicamente de donde tenían lugar las aventuras de Robin Hood. La Carta Magna y el Rey Juan Sin Tierra que ya aparecieran en la película de Ridly Scott son los detonantes de ésta: obligado al perder la guerra con los nobles ingleses, el rey Juan decide alistar a mercenarios extranjeros –daneses en esta versión- y volver a su patria para arrasarla. Un reducido grupo de valientes, comandados por el Barón de Albany (Brian Cox, RED, El día de los trífidos, Kings, Red) deciden hacer frente al odiado monarca en la fortaleza de Rochester, con la esperanza de que el reino de Francia le preste su ayuda.

Entre la hueste de guerreros dedicados a la defensa del castillo se encuentran actores de la talla de James Purefoy, al que estos papeles le sientan como anillo al dedo, como prueban sus incursiones en televisión en Roma o la ya cancelada Camelot, o en cine con Solomon Kane. Kate Mara (127 horas, Iron Man II, Transsiberian) es una de las pocas mujeres con relevancia en la trama; Paul Giamatti da vida de forma brillante, como viene siendo habitual, al Rey Juan; Jason Flemyng ya tenía un papel parecido en Furia detitanes y ha aparecido en la reciente X-Men Primera Generación dando vida al mutante teleportador, en El curioso caso de Benjamin Button o en Kick-Ass. En papeles menores aparece Charles Dance (Caballeros, princesas y otras bestias; Juego de tronos) o Derek Jacobi (LosBorgia, El discurso del rey). Curiosamente, el actor Vladimir Kulich, pese a haber nacido en Praga, encarga aquí al líder de los daneses en un papel calcado al que hiciera como líder vikingo en El guerrero número 13.

Ya he destacado la ambientación de esta película, donde prima la acción y destaca la crudeza de sus imágenes, aunque a veces a su director se le vaya el encuadre y no nos deje apreciar bien qué es lo que está ocurriendo. Su producción puede llamar la atención en un principio porque se trata de una película independiente, coproducción americana e inglesa, pero pronto uno se acostumbra y se deja llevar por las luchas cuerpo a cuerpo y las batallas desesperadas. Aunque no es nada que no hayamos visto ya, está bien realizada y es entretenida, sus actores cumplen –destacaría a Giamatti y a Purefoy, auténticos protagonistas- y sobre todo el realismo que la aleja de películas parecidas americanas para toda la familia. Interesante propuesta de aventuras. 

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