Los procedimentales son aquel tipo de serie donde en cada
capítulo se repite el mismo esquema, ya sea para salvar un paciente, celebrar
un juicio o encarcelar al malo de turno. Su temática puede ser todo lo variada
que se quiera y suelen tener bastante éxito porque es una fórmula ya probada
mil y una veces que suele gustar al público. Y como funciona y su aplicación es
bastante sencilla de cara a la historia, pues cada año nos llegan varias series
nuevas que son procedimentales.
Al mismo tiempo en la parrilla norteamericana es raro el año
que no podamos ver alguna serie cuya temática esté encuadrada dentro del género
de abogados, de policías o de médicos. Según las modas imperantes en televisión
habrá más de unas que de otras pero es raro que tengamos una total falta de
ellas. Series como House, El mentalista, CSI, Ley y orden, Bones, Castle, Shark o Boston Legal eran y son procedimentales
con un caso semanal y un mayor o menor desarrollo de sus tramas y personajes
–normalmente dependiendo de la reacción del público-.
Todo esto hace que cada año tengamos claros ejemplos de lo
primero y de lo segundo cuando llega la hora de los estrenos, es decir,
procedimentales ambientados en el mundo judicial, en el policial o en algún
hospital. A Gifted Man pertenece a este
último grupo, aunque hay que añadirle una variación: también podría encuadrarse
dentro de aquel género fantástico donde el protagonista tiene un don paranormal
que le ayuda a resolver problemas y entuertos allí donde va.
Michael Holt es un prestigioso neurocirujano de Manhattan.
Rico y famoso en su profesión, posee una clínica privada a la que le dedica
todo su tiempo. El arranque de este Piloto es un claro ejemplo de cómo sentar
las bases de un nuevo personaje a base de pequeñas pinceladas en poco tiempo de
manera directa y certera. A través de una complicada operación, de su relación
con sus pacientes y de un encuentro fortuito por la calle con su ex mujer, a la
que no veía desde hacía diez años, nos hacemos una idea de la personalidad del
doctor Holt: dedicado, exigente consigo y con los demás, solitario, seco y algo
pegado de sí mismo. Tiene una hermana algo problemática a la que ayuda casi por
obligación y un sobrino como única familia con la que tratar, aunque de forma
distante. Todo en su vida salta por los aires cuando al volver al trabajo
intenta llamar a su ex mujer y se entera de que lleva muerta dos semanas.
Michael tendrá que hacer frente a su trabajo diario como
médico al tiempo que ve e interactúa con su esposa muerta, con la que puede hablar.
Esta lo empuja hacia un hospital comunitario de un barrio pobre de Nueva York
donde ella era la directora principal, lo que removerá la conciencia de Holt,
planteándose un cambio en su vida.
Como responsables tiene detrás a Susannah Grant, escritora
con carrera en el mundo del cine y como director del Piloto al gran Jonathan
Demme (Oscar por El silencio de los
corderos), para la cadena CBS. Sus actores principales son Patrick Wilson (Watchmen, Insidious, El equipo A) en un
papel que le pega a su sobria presencia; Jennifer Ehle (El discurso del rey)
como su esposa o Julie Benz (No Ordinary Family; Punisher: Zona de guerra) como su hermana.
Hasta el momento, en los pocos capítulos aparecidos, me ha
parecido un procedimental bien hecho con un gran Piloto donde se nota la mano
de su director y con una subtrama de fondo que puede ser interesante mientras
va desarrollándose poco a poco: la aceptación de Holt tanto de su nueva
situación con su ex mujer como de que puede representar un nuevo papel en su vida
y no solo el de médico para gente rica y con seguro. Está entretenido, no es
que tenga nada especial o sobresaliente para que llame la atención, pero es un
trabajo bien hecho y puede tener su público.



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