Cuando una serie consigue la temporada completa con tan solo
dos episodios estrenados es que la cosa va bien o que al menos promete bastante.
En este caso la cadena ABC se atreve con una historia de drama
y fantasía, a un palmo del plagio para cualquier aficionado al cómic americano
que conozca la serie de Vertigo Fábulas.
Emma Swan recibe la sorpresa de su vida en su 28 cumpleaños
cuando Henry, un niño de diez años llama a su puerta anunciándose como su hijo
biológico. El chaval, en un alarde de síntesis narrativa por parte de los
guionistas, convence a su madre para que le acompañe al pueblo donde vive: Storybrooke, en el condado de Maine –a
los aficionados a la literatura de Lovecraft o de Stephen King les sonará el
lugar-. Todo esto mientras Henry le cuenta una historia que para los
espectadores transcurre en paralelo: lo que ocurrió tras la boda entre
Blancanieves y el Príncipe Encantador y como la malvada bruja cumplió su
amenaza final de acabar con la felicidad de todos. Y en plena corte real,
famosos personajes de la literatura infantil de todos los tiempos: los siete
enanitos, Gepetto o pepito grillo.
Una mezcla curiosa que funciona bastante bien, pese a lo increíble
de la trama, que se puede resumir en pocas líneas: aquellos protagonistas de
los cuentos que todos hemos leído puede que se encuentren viviendo entre
nosotros y que nadie –ni ellos ni nosotros- lo sepamos.
Como la cadena ABC
es de Disney la mayoría de referencias y nombres son más bien a sus películas
que a la verdadera historia literaria de los cuentos y para rizar más la cosa
son muchos de los responsables detrás de Perdidos los que se encuentran aquí también, de modo que no se han podido resistir a ir
dejando pistas que recuerdan a la serie de Abrams y Lindelof, que ejerce aquí
de productor. De hecho, los creadores de Once
Upon a Time trabajaron con Lindelof como guionistas de Perdidos: Edward
Kitsis y Adam Horowitz.
En el apartado actoral, dejando aparte al crío –que es el
chaval de los Draper en Mad Men-,
destaca el trío de protagonistas femeninas: por un lado las rivales acérrimas
Blancanieves (Ginnifer Goodwin) y la Reina Malvada (Lara Parrilla), a las que
se les une la guapísima también de rubia Jennifer Morrison, muy alejada de su
papel de doctora en House, pero
igual de apetecible para el telespectador.
Con alguna que otra cara conocida, como la de Robert Carlyle, parece que
dará mucho juego el tema de cameos y papeles anecdóticos interpretados por
actores conocidos –en el Piloto aparece uno de los protagonistas de Alphas y en el segundo la actriz
Kristin Bauer, la vampiro Pam en True Blood-.
La cosa parece interesante más allá de esperar a ver qué
nuevo personaje de cuento aparece y quién es la cara que lo interpretará, con
una apuesta por una historia río de la que vamos conociendo hechos pasados al
mismo tiempo que se desarrolla la acción en el presente. La mezcla es difícil y
en muchos momentos parece hasta algo infantil –sobre todo cuando se narra lo
que ocurre en esa tierra de cuento con castillos, monstruos y diversas
criaturas-. Que por cierto cuenta con unos efectos especiales interesantes, si
bien tampoco destacan sobre la media habitual en televisión.
Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla esta primera
temporada de 22 episodios, si la historia se hace lo suficientemente
interesante como para seguirla fielmente todas las semanas. Pero es cierto que
se ha convertido en uno de los mejores estrenos del invierno.





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