jueves, 10 de noviembre de 2011

Por quién doblas las campanas, de Ernest Hemingway


La leyenda del propio Hemingway es tan grande como los son sus geniales novelas. Pocos autores han vivido tanto y han dado tanta cancha a la prensa  y a su historia personal como el norteamericano, ganador del Premio Nobel en 1954, entre otros –el Pulitzer con El viejo y el mar, por ejemplo, poco tiempo antes-.

La guerra civil española fue uno de tantos eventos históricos en los que el escritor y periodista se inmiscuyó de una forma o de otra. Son muchos y muy variados los puntos de vista diferentes que dan personas de la época sobre la participación de Hemingway en la contienda. Algunas pueden ser ciertas, otras inventadas y resulta difícil discernir cuál fue el verdadero papel que realizó como corresponsal; lo que queda fuera de toda duda es que en 1939, cuando residía en Cuba, Hemingway realizó aquello que acaba por ser definitorio para todo tipo de artista: dar a luz a su mejor obra. Un año después se publicaba la novela y se aupaba inmediatamente a los primeros puestos de ventas y a cosechar enormes críticas positivas.

Ambientada en la sierra de Guadarrama en el año 1937, en mayo concretamente, entre Madrid y Segovia y a punto de tener lugar un hecho histórico probado: una ofensiva republicana sobre esta última ciudad. Allí se fija Hemingway en la figura ficticia, pero al parecer basada en personajes reales, de Robert Jordan, un maestro norteamericano perteneciente a las Brigadas Internacionales que se une a un grupo de guerrilleros republicanos con el objetivo de volar un puente, acción que ayudará a dificultar las maniobras de las tropas fascistas cuando se desencadene el ataque republicano.

Experto dinamitero, aventurero y conocedor en la medida de lo posible del pueblo español, Jordan llega a parar a una banda ya constituida, fuertemente arraigada en su camaradería, que se refugia en cuevas y que espera el momento indicado para volar el puente, que no es otro que instantes después de que empiecen los bombardeos republicanos. En esos días de espera, el joven norteamericano conocerá a sus nuevos compañeros, sus luchas, sus miedos y sus esperanzas.

Aquí Hemingway pinta una serie de retratos apasionantes de varios de los miembros de la guerrilla, como Pablo, líder de la misma, con un pasado de asesinatos y de crueldades –lo que se cuenta de los hechos acaecidos varios meses atrás parece que está basado en una serie de atrocidades que tuvieron lugar en Ronda- y un presente de pesar, alcohol, dudas y miedos; de Pilar, auténtico soporte del grupo, una mujer de armas tomar cuyo carácter difícil y resuelto al tiempo es todo un misterio; o la joven María, que ha sufrido en sus carnes lo peor de la guerra y que se convierte, por sorpresa para el propio Jordan, en un interés romántico más allá de la pasión y del amor.

Hemingway logra transportar al lector a una época y a un momento concreto, describiendo de manera muy vívida lo que podrían haber sido cuatro días en la guerrilla, al tiempo que vamos conociendo algo más de sus personajes, por boca de los mismos o gracias al pensamiento íntimo del propio Robert Jordan. Con breves pinceladas que nos permiten acercarnos al Madrid republicano, a los círculos políticos, a los agentes rusos o a las matanzas entre hermanos y hermanas en pueblos españoles; el autor logra dotar a su historia de una gran profundidad y son muchas sin duda las lecturas paralelas que se pueden hacer de ella: la lucha ideológica, incluso la armada; el valor ante la superioridad del enemigo y la certeza de la muerte; la amistad o el amor en vidas al límite. Incluso resulta del todo curioso el retrato de un grupo selecto de españoles, teniendo en cuenta que se trata de la visión de un extranjero de nuestra propia sangre.

Pero por encima de todo, Por quién doblan las campanas es una novela apasionante que refleja un momento  de nuestra historia reciente, en un entorno muy concreto, que no le quita ni un ápice de interés a sus más de quinientas páginas. Con un tono realista que hace que de verdad nos interesemos por sus personajes, se va creando un clima de tensión hasta los últimos capítulos, donde tiene lugar una serie de sucesos increíbles que nos llevan hasta un final trágico pero del todo lógico, si hemos atendido a todo lo que se nos ha ido contando.

Una muestra más del genio de un escritor cuya literatura me parece muy real y apasionada, que me lleva más allá del mero entretenimiento y del que muchas veces me cuesta separar su vida real de sus historias inventadas. 

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