lunes, 14 de noviembre de 2011

Wild Worlds, de Alan Moore

En los años 90 Alan Moore vivió una etapa errática en su vida. Tras haber realizado varios proyectos personales más de su gusto, se encontró con ganas de seguir ligado al tema superheroico americano, algo que no le resultaría nada fácil porque no acababa de perdonar ni a DC ni a Marvel sus desavenencias anteriores.

Quiso la suerte que Image se encontrará en plena expansión durante esos años y allí fue donde recaló Moore. Aparte de su propio sello editorial American Best Comics, donde dio salida a sus mejores ideas, con un marcado tono clásico, a Moore le dio tiempo a trabajar con diferentes dibujantes en proyectos de índole más comercial. Algunos salieron muy bien, como sus WildCATS con Travis Charest o su versión del Supreme de Rob Liefeld. Y otros, inmersos en el cambiante sello Wildstorm, resultaron más anodinos. Pero como se sigue tratando de uno de los guionistas más prestigiosos de la industria (Watchmen) la recopilación en tomo de estos trabajos se antojaba necesaria.

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Spawn/WildCATS es una miniserie con Scott Clark como dibujante, uno de esos que proliferaron durante la década de los noventa a la sombra de Jim Lee y que nunca acabaron de convencerme. Cuatro números donde Spawn se enfrentará al supergrupo creado por Jim Lee. La consecuente alianza los llevará a un viaje por el tiempo en una historia que ofrece muy poco tanto a nivel de dibujo como de guión, pero que no deja de recordar a Moore por el simple hecho de poseer una serie de paradojas temporales algo elaboradas.

Majestic: The Big Chill es posiblemente lo mejor del tomo: un número especial donde acompañado por la correcta labor de Carlos DÁnda se plantea una historia donde una serie de seres inmortales, entre los que se encuentra Majestic –una especie de Superman- se enfrentan en un futuro muy distante a la extinción de todo lo que existe, por el propio paso del tiempo. Da pie a Moore para hacer uso de su filosofía, para demostrar lo bien que se maneja con este tipo de personajes superpoderosos y para demostrarnos lo bien que puede hacer uso de un sentido del humor algo negro, en especial por uno de los supervivientes.

La siguiente historia más larga en extensión del tomo es otra miniserie de cuatro números: Voodoo: Dancing In the Dark, dibujada por Al Río y Michael Lopez a cuatro manos y cuyas portadas fueron obra de Adam Hughes. Con estos nombres implicados no es de extrañar que la caracterización de las féminas sea algo más que realistas: más bien todo lo contrario. Pero Moore traza una historia donde apenas queda claro que Voodoo posea algún tipo de superpoder y la verdad es que podría haber sido protagonizada por cualquier otra bailarina exótica cuyo nombre artístico fuera Vudú. Nueva Orleans como escenario de lujo, mucha magia negra, mucho vudú y una serie de misteriosos asesinatos que están teniendo lugar, con un propósito siniestro. No está mal esta miniserie, muy entretenida y más laborada por parte del guionista. Un tiempo después elevaría su propio nivel con Promethea.

La que para mí es la peor historia del tomo es la protagonizada por Deathblow, tres números con el artista Jim Baikie con un marcado tono de ciencia-ficción y acción del que tengo que confesar apenas disfruté, ya que en sí la trama no me quedó muy clara.

El tomo se completa con una historia corta de los WildCATS que ya fue recopilada con anterioridad en el volumen propio del grupo guionizado por Moore.

A modo de resumen, se trata de un volumen en la línea del DC Universe, tratando de aprovechar el nombre del guionista recopilando varias de sus historias cortas. Pero resulta interesante ver cómo ha afectado el paso del tiempo tanto a Moore como a sus potenciales lectores, si comparamos ambos volúmenes. Sobra el comentario de que este Wild Worlds se encuentra muy lejos en calidad y trascendencia del dedicado a los personajes de DC y se trata más de un tomo para completistas que otra cosa.  Aun así sigue siendo Moore y hay calidad en muchas páginas, pero ninguna de las historias me resulta imprescindible, siendo la mejor la protagonizada por Majestic.

De los dibujantes de la época, mejor ni hablar.

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