Quiso la suerte que Image
se encontrará en plena expansión durante esos años y allí fue donde recaló
Moore. Aparte de su propio sello editorial American
Best Comics, donde dio salida a sus mejores ideas, con un marcado tono
clásico, a Moore le dio tiempo a trabajar con diferentes dibujantes en
proyectos de índole más comercial. Algunos salieron muy bien, como sus WildCATS con Travis Charest o su
versión del Supreme de Rob Liefeld.
Y otros, inmersos en el cambiante sello Wildstorm,
resultaron más anodinos. Pero como se sigue tratando de uno de los guionistas
más prestigiosos de la industria (Watchmen)
la recopilación en tomo de estos trabajos se antojaba necesaria.
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Spawn/WildCATS es
una miniserie con Scott Clark como dibujante, uno de esos que proliferaron
durante la década de los noventa a la sombra de Jim Lee y que nunca acabaron de
convencerme. Cuatro números donde Spawn se enfrentará al supergrupo creado por
Jim Lee. La consecuente alianza los llevará a un viaje por el tiempo en una
historia que ofrece muy poco tanto a nivel de dibujo como de guión, pero que no
deja de recordar a Moore por el simple hecho de poseer una serie de paradojas
temporales algo elaboradas.
Majestic: The Big
Chill es posiblemente lo mejor del tomo: un número especial donde
acompañado por la correcta labor de Carlos DÁnda se plantea una historia donde
una serie de seres inmortales, entre los que se encuentra Majestic –una especie
de Superman- se enfrentan en un futuro muy distante a la extinción de todo lo
que existe, por el propio paso del tiempo. Da pie a Moore para hacer uso de su
filosofía, para demostrar lo bien que se maneja con este tipo de personajes
superpoderosos y para demostrarnos lo bien que puede hacer uso de un sentido
del humor algo negro, en especial por uno de los supervivientes.
La siguiente historia más larga en extensión del tomo es
otra miniserie de cuatro números: Voodoo:
Dancing In the Dark, dibujada por Al Río y Michael Lopez a cuatro manos y
cuyas portadas fueron obra de Adam Hughes. Con estos nombres implicados no es
de extrañar que la caracterización de las féminas sea algo más que realistas:
más bien todo lo contrario. Pero Moore traza una historia donde apenas queda claro
que Voodoo posea algún tipo de superpoder y la verdad es que podría haber sido
protagonizada por cualquier otra bailarina exótica cuyo nombre artístico fuera
Vudú. Nueva Orleans como escenario de lujo, mucha magia negra, mucho vudú y una
serie de misteriosos asesinatos que están teniendo lugar, con un propósito
siniestro. No está mal esta miniserie, muy entretenida y más laborada por parte
del guionista. Un tiempo después elevaría su propio nivel con Promethea.
La que para mí es la peor historia del tomo es la
protagonizada por Deathblow, tres
números con el artista Jim Baikie con un marcado tono de ciencia-ficción y
acción del que tengo que confesar apenas disfruté, ya que en sí la trama no me
quedó muy clara.
El tomo se completa con una historia corta de los WildCATS
que ya fue recopilada con anterioridad en el volumen propio del grupo
guionizado por Moore.
A modo de resumen, se trata de un volumen en la línea del DC Universe, tratando de aprovechar el
nombre del guionista recopilando varias de sus historias cortas. Pero resulta
interesante ver cómo ha afectado el paso del tiempo tanto a Moore como a sus
potenciales lectores, si comparamos ambos volúmenes. Sobra el comentario de que
este Wild Worlds se encuentra muy
lejos en calidad y trascendencia del dedicado a los personajes de DC y se trata
más de un tomo para completistas que otra cosa.
Aun así sigue siendo Moore y hay calidad en muchas páginas, pero ninguna
de las historias me resulta imprescindible, siendo la mejor la protagonizada
por Majestic.
De los dibujantes de la época, mejor ni hablar.
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